Écija – El Portal Temático Cultural

Fco. Fernández-Pro

¡¡¡¡¡Uffffffffffffffff!!!!!… Al final, no eran unos hijosdeputa cabrones, sino unos ladrones hijosdeputa. Definitivamente no fue un acto de vandalismo, sino un robo. Menos mal que sólo fue que nos robaron… Parece mentira, pero -ya nos habíamos puesto tan en lo irrecuperable, tan en la tragedia- que hasta nos alegramos de que hayan intentado agenciarnos el mosaico. Además, casi nos has venido al pelo; y, si no, piénsenlo:

Primero, la publicidad: debido a la movida en todos los medios de comunicación, todo el mundo conocido sabe ya que en Écija tenemos este mosaico y, además, un magnífico tesoro arqueológico de la Astigi romana.

Segundo, la concienciación: a los ecijanos, que por norma general pasamos de nuestro rico Patrimonio, nos ha dolido tanto la tripa a cuenta del dichoso mosaico que, creo que en los dos últimos días, hemos adquirido una conciencia clara, que nunca antes habíamos tenido, sobre la importancia de ese Patrimonio, la necesidad de preservarlo entre todos y el orgullo de su propiedad común, mancomunada y Colectiva y…

Tercero, la preservación: nos hemos llevado un susto tan gordo, que hoy no hay nadie en Écija que discuta la necesidad de preservar esta joya en lugar adecuado y con todas las medidas de seguridad necesarias. Es decir (para que lo entiendan los políticos que, a veces, son durillos de mollera), que lo mejor sería que, una vez recuperadas las teselas y la pieza del mosaico sustraídas, no sólo se recomponga, sino que se traslade al Museo Histórico; y, si acaso, se sustituya en El Picadero por una réplica del mismo, a fin de poderlo visitar in situ –como estaba previsto- en el Parque Arqueológico del Altozano. Seguro que, tras lo que ha ocurrido (y lo que nos ha ocurrido), se convertirá para los ecijanos en un lugar casi de culto y visita obligada para los foráneos (cuya afluencia a nuestra Ciudad y la Plaza de Armas, seguro que también se incrementará, exponencialmente, tras este suceso)

Es decir que, al final, a estos mamones, en vez de afeitarle los cuernos, casi tendríamos que hacerlos hijos predilectos (¡ya puestos!…). Aunque creo que, por ahora, lo mejor sería hacerles, aunque no un afeitado tan drástico como el que proponía en mi anterior artículo, sí por lo menos un buen corte de patillas, para que no pudieran volver a saltarse ninguna valla más (no vaya a ser que, además, nos jodan los adoquines de cualquiera de las cientocuarentaypico de calles que tenemos en obras electorales).

Gracias a que tenemos una policía cojonuda (tanto local, como nacional) y han realizado su trabajado impecablemente, todo se ha quedado en el susto; pero sustos como estos son los que zarandean hasta la médula. Así que, ojalá que este nos haya servido  para bien y, en el futuro, nunca se nos olvide lo que podemos llegar a perder por ignorancia, por apatía o por negligencia.

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