Écija – El Portal Temático Cultural

Hoy se cumplen 10 años del movimiento del 15M. Un movimiento fundamentalmente de jóvenes que mostraban su descontento con la crisis económica y que comenzó con una serie de manifestaciones en diversas ciudades y que culminaron con la celebrada en la Puerta del Sol de Madrid, donde más de 20.000 personas pedía una democracia más participativa y se iba en contra del dualismo político de los partidos mayoritarios gobernantes.

Hoy, 15 de mayo de 2021, en Televisión Española, se comentaba esta concentración y se aludían a los máximos representantes que tenemos de aquel gran acontecimiento: Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Ada Colau y Pablo Iglesias

Pues sí, si analizamos a cada personaje, según decía la televisión que pagamos todos y que manipula el gobierno, no creo que sean unos grandes triunfadores del panorama político actual. Serán conocidos… por supuesto, pero no por su relevancia política, sino por su calamitosa actuación en el panorama nacional y esperamos que la historia los ponga realmente en su sitio, a no ser que la memoria democrática de la época futura, manipule la información.

He aquí los frutos y resultados del 15M, de estas o estos caras, tan populares y prometedores: Carolina, salió como diputada electa y terminó abandonando ese partido que iba a acabar con toda la casta, actualmente no tiene ningún papel relevante en la política. Ada Colau preside la Alcaldía de la que era la principal capital de España, la misma región que fue abandonada, durante su gestión, por miles de empresas por sus continuos conflictos independentista y que después de un golpe de estado autonómico fallido y unas posteriores elecciones, es ingobernable porque no se ponen ni de acuerdo los propios partidos causantes del deastre provocado. Juan Carlos ha estado inmerso en varios problemas judiciales, con la hacienda pública, implicado en asuntos chavistas y tuvo que dimitir del partido. Íñigo emigró a otra formación ante las continuas discusiones y desaveniencias con sus propios amigos y compañeros. Y el culmen de estas caras, todo un vicepresidente del gobierno que no perdió el tiempo en incorporarse a la buena vida de la casta, a la que tanto criticó, para terminar abandonando su poltrona en cuanto tuvo la ocasión –como esa película “coge el dinero y corre-, sin cumplir el periodo establecido ni con lo prometido a sus votantes, hasta estar totalmente desaparecido pero no en combate, sino por total ineficacia y con asuntos judiciales nada claros.

Una contribución más que escandalosa que da como resultado los dos años más desastrosos del panorama social-político-económico-sanitario de España, que la ha llevado a ser el peor país de Europa, lejos de una verdadera consolidación democrática, como se decía, y mas bien como un intento de volar los cimientos de la democracia con el acuerdo de independentistas, amparados por la mentira de un gobierno cuyo ego antepone a todos los principios más elementales.

Basta con que se haga una comparativa con otro movimiento anterior, que dio lugar a la transición democrática y que dista mucho, a la vista de los resultados, de este del 15M. Se pueden poner de aquel 1975 algunos ejemplos como Adolfo Suarez, Felipe González, Santiago Carrillo… y sus intervenciones en los distintos gobiernos y en pro de la democracia y de la nación.

Por lo visto, el cambio de siglo no ha sentado bien a los movimientos políticos sociales y ha influido en las neuronas de sus representantes, en las mentalidades y coeficientes intelectuales de los considerados como máximos exponentes, y sobre todo en este último movimiento más reciente, donde ya se tiene constancia, en tan poco tiempo, de un pésimo papel a la vista de los resultados y de la trayectoria de cada personaje, que no es comparable ni con el higiénico tan codiciado en la pandemia.

J. D. Padilla

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