REFLEXIONES PARA UN VOTO por Francisco J. Fernández-Pro
Estamos en capilla. El sábado es el día de Reflexión. El lunes, ya no habrá vuelta atrás… y yo me volveré a preguntar, como casi siempre: ¿cuántos habrán reflexionado el voto?
El domingo votamos. No es que nos juguemos nuestro futuro, es que lo elegimos. Al día siguiente, aquellos que hayamos designado en las urnas, durante los próximos cuatro años gestionarán nuestro Bienestar Común, nuestras vidas y las de nuestros hijos: los centros escolares que tendrán, los polideportivos, las zonas verdes, el entorno en el que nos desenvolveremos, las oportunidades que nos brindará el ocio, el dinero que podremos ahorrarnos en un montón de cosas, el modelo de ciudad que habitaremos, la cantidad y la calidad de los servicios que podremos disfrutar;… En definitiva: habremos votado a los responsables de la buena o mala gestión de una gran parte de los recursos con los que contaremos, durante los próximos años de nuestras vidas, para mantener e impulsar nuestro propio desarrollo como individuos y la relación con nuestros vecinos.
La reflexión, pues, se impone por necesaria e inevitable: ¿Qué proyectos elegiremos?, ¿qué programa de futuro?; ¿qué tipo de persona para que convierta sus promesas en realidades y haga posible ese futuro? ¿Inteligente, sólo listo, tonto…? ¿Preparado o no? ¿Capaz o inútil? ¿Con experiencia o sin ella? ¿Fiable o no? ¿Quién ya conocemos o quien está por catar? ¿Quien llega para trabajar o quien tememos que lo hace buscándose la vida?
Otras preguntas importantes: ¿Quiénes lo acompañan?, ¿con qué equipos se presentan?, ¿qué preparación tienen?, ¿qué experiencia demostrada?, ¿tienen trabajo o necesitan el Ayuntamiento para vivir?
Aún más: ¿Leeremos los programas, lo que nos proponen? ¿Votaremos las siglas o las personas, la ética o la estética?, ¿lo conocido o lo por conocer?
Reflexionemos: cuando hablamos de un voto, no lo hacemos de un trozo de papel que metemos en una urna, sino de la elección que hacemos para los próximos cuatro años de nuestras vidas… por eso son tan necesarias las preguntas. Tanto que, visto lo visto y el interés que muchos ciudadanos suelen demostrar a la hora de hacérselas, no sé si ponerme a reflexionar o echarme a llorar directamente.
Pero sobre todo nuestra reflexión en los momentos actuales debe ser especialmente cuidadosa con los gestores del dinero público. No podemos ser tan estúpidos de caer en el conformismo de votar a personas que por el hecho de ser de nuestras ideas políticas,aun a sabiendas, o existiendo la razonable sospecha de su falta de honradez, volvamos a otorgarles poder para seguir con sus tropelías. Para que haya corrupto, alguien tiene que haberlo colocado.
No digamos como en su dia dijo el secretario de Estado de USA sobre Somoza: Es un hijo de p..a, pero es nuestro hijo de p..a.
Amigo JUBILADO, estoy tan acuerdo con usted que, precisamente, por eso, una de las preguntas que hago en el artículo es: “¿Votaremos las siglas o las personas, la ética o la estética?”
Un saludo muy cordial desde sus torres.