LOS DERECHOS DE LA PROGRESÍA por Francisco J. Fernández-Pro
Una de dos: o la ministro Celaá es una bobalicona inconsciente o una anticonstitucionalista a la que le traiciona el subconsciente, pues si nos fijamos, todo se reduce a la inconsciencia de una actitud antidemocrática o a un desconocimiento absoluto de nuestra Constitución.
Ayer puso en solfa el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos. La cosa es grave, aunque después haya querido parchear. Más aún, teniendo en cuenta lo que Cataluña nos está enseñando sobre la importancia de la Educación bien entendida y lo fácil que resulta manipularla.
Celaá tendría que saber -y, a ser posible, todos nuestros políticos- que, en el primer Título de nuestra Constitución (Capítulo segundo, Sección primera, para más señas) se recogen, claramente, los Derechos Fundamentales y Libertades Públicas que tenemos las personas en razón a nuestra dignidad y que estos derechos -enumerados para su conocimiento- incluyen, entre otros, los de la no discriminación, la libertad religiosa, personal y familiar, la de la propia imagen, expresión e información, la libertad de reunión y asociación, el libre acceso a cargos y funciones públicas en condiciones de igualdad y la libertad de educación.
Si reflexionamos sólo sobre los derechos que enumero, no sólo deslegitiman lo dicho ayer por Celaá, sino también otras medidas y leyes aprobadas por nuestros gobernantes, que priman a unos ciudadanos sobre otros, en función de su sexo, su fe, sus ideologías o sus lugares de residencia.
Escribía en un artículo anterior sobre mi desencanto con este “progresismo” -al que rebauticé como “progresía”- que, sin darse cuenta, atenta contra nuestros derechos cuando pretende, sí o sí, que todos los ciudadanos progresen a idéntico paso, con el mismo rumbo y hacia metas idénticas. Es la negación del libe albedrío, de la individualidad del ser humano. El estar intentando este disparate es lo único que explica las declaraciones de Celaá.
Basta usar una pequeña dosis de lógica, para comprender que este intento de implantar la voluntad de los políticos sobre la de los padres a la hora de la Educación de sus hijos -ignorando los principios de cada familia y el derecho de los progenitores a procurar la felicidad de los suyos-, es una intromisión en la dignidad individual y, por tanto, un atentado a los derechos fundamentales.
Igualmente ocurre respecto a otros derechos que, poco a poco, han sido violentados, con la implantación -a la “chita callando”, de forma casi desapercibida- de medidas, cada vez más inconstitucionales. Así, por ejemplo, los sistemas de cuotas en el acceso al trabajo -desechando los principios de capacidad y mérito- han acabado machacando tanto el derecho de no discriminación por razones de sexo, como el que tiene al trabajo cualquier ciudadano.
Últimamente Sánchez amenazaba con implementar la Ley de la Memoria Histórica con una persecución abierta contra todo aquel que pudiera hablar bien sobre algún aspecto del franquismo (simplemente hablar) y, todo, comenzando con la ilegalización de la Fundación Francisco Franco. Con estas amenazas se atenta, claramente, contra las leyes fundamentales de libertad personal, expresión, información, reunión y asociación.
Estoy seguro que con este artículo me echaré encima a la mitad de los lectores. Es más, leyéndolo todos ellos pueden pensar que soy machista, franquista y hasta miembro de la citada Fundación Francisco Franco. Pero no, sencillamente es que, para mí, Franco murió hace un montón de años y, como no era un ideólogo, siempre he considerado que el franquismo murió con él y, por ello, quien se considera franquista va de zombi por la vida.
Lógicamente no pertenezco a ninguna asociación franquista (a no ser que ahora se considere franquista a la Hermandad de Jesús Sin Soga y a la del Cristo de la Yedra de mi Puente… que, visto lo visto, todo puede ser); y no sólo me encantan las mujeres que trabajan sino que yo, que ejercí como A.T.S. durante tantos años, tuve el honor de trabajar con profesionales extraordinarias (de hecho, más del 80% de mis compañeros eran mujeres que ganaban más que yo)
Por eso, dicho esto, no se extrañen de todas estas letras que han leído porque, ante las barbaridades que estoy presenciando últimamente, no tenía más remedio que escribirlas, quizá porque soy Humanista por convicción, Andalucista de corazón (aunque mi voto nunca sirva para nada) y Constitucionalista por puro pragmatismo democrático. De esta forma comprenderán que, para escribir este artículo, sólo necesitaba una mijita de lógica.
Vivimos tiempos convulsos, donde afloran con gran virulencia, pasiones, miedos mas o menos fundados , y unas enormes dosis de ideología.Las recientes elecciones han dejado plasmado en la sociedad una profunda división, que todos, quizás inconscientemente vamos alimentando.
Esta vez es las declaraciones, algo confusas, o malentendidas de la ministra Celaá sobre el derecho de los padres a elegir la educación de los hijos, y por ende, la elección del centro. El tema es algo complejo y necesitaría bastante mas espacio, pero al aportar mi modesta opinión, voy ser muy concreto.La ministra se ha podido embrollar en su discurso, pero llevaba razón en el contenido de su argumento. Usted enumera en el Titulo Primero, Sección Segunda una serie de derechos fundamentales, incluidos en nuestra Carta. Lógicamente no los incluye a todos, porque no vienen a colación. Pero lo que usted no incluye porque no existe, es el derecho a elegir Centro educativo.Y es que el Estado está obligado a proporcionar esa educación, por derecho, pero dentro de su esquema organizativo, en virtud de normas establecidas, le asigna una serie de centros. Igualmente la Constitución garantiza la libertad y enseñanza religiosa si así lo desea, pero en ninguna parte viene escrito que el Estado esté obligado a financiar ese tipo de educación.Si se está haciendo es en virtud de unos acuerdos de dudosa constitucionalidad. Y siguen ahí porque no se han denunciado. Usted sabe a lo que me refiero. Ya sabe lo que dice el Articulo 16.
Es como si haciendo uso de mi derecho reconocido en el Articulo 19 de viajar por el territorio nacional, pretendiera que el Estado me pagara mis desplazamientos.
Cuando habla usted de la intención de Sanchez de implementar la LMH contra quien pretenda hablar y simplemente hablar del franquismo, creo que esta usted dejando el comentario incompleto o dotándolo de una verdad a medias, puesto que lo que se ha dicho al respecto no es “hablar del franquismo” sino hacer apología del mismo, que es muy diferente. Sigamos con un ejemplo: Se puede hablar de ETA pero lo que no está permitido es hacer apología del terrorismo. O sea, exaltación homenajes a terroristas y cosas así. En Alemania no se puede hacer del fascismo. Y creo que en Italia tampoco.
Desgraciadamente, y a la vista de los hechos, el franquismo no ha muerto, y está regresando con virulencia. Usted en su articulo es mas optimista y lo da por liquidado.
Por ultimo quiero decirle que observará que sigo con interés sus artículos, y que me gusta debatir y a veces rebatir sus argumentos. Espero que con el debido respeto. Un saludo.
Amigo JUBILADO, mi artículo hubiese resultado larguísimo si hubiera entrado en todos los aspectos que se derivan de este asunto; precisamente por eso fui, directamente, a los Derechos y Libertades fundamentales recogidas en el Artículo I y al que tienen que responder todo el resto de articulado, obviando otros artículos más específicos, como en el que usted entra. Respecto a ello, personalmente no me detendría tanto en el 16 al que usted alude, porque este sólo se refiere a la libertad religiosa; pero, como el 1 y 16, son previos al 27, ya éste -siguiendo el lógico desarrollo de la propia Constitución-, deja constancia tanto del Derecho fundamental a la Educación, la Libertad religiosa, la elección de los padres e, incluso, la obligación del Estado a financiar estos derechos. Así, este artículo, en su punto 2 asume que la Educación es la que proporciona los principios democráticos de la convivencia y libertades fundamentales (por eso, como esto ya me bastaba, en mi artículo me limité a realizar hincapié en este hecho). Pero, profundizando en su comentario, en su punto 3, este mismo artículo garantiza el derecho de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones (a eso me refería, cuando le decía que este artículo desarrolla también lo recogido específicamente en el 16). Por último, los puntos 4 y 5, nos indican que la enseñanza básica debe ser obligatoria, gratuita y que los poderes públicos deben garantizar el derecho de todos a la educación, con la participación de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes. Si los centros concertados integran más de dos millones de alumnos, ¿se imagina lo que sería no contar con ellos?
En cuanto a lo de la apología del franquismo, sigo pensando lo mismo. Franco murió y no dejó ideología alguna. Siempre existirá la derecha, la izquierda y los extremos de ambos, que yo -personalmente- condeno por igual. Cada cual tendrá su ideología, pero ninguna de ellas supondrá un legado ideológico de Franco… y, desde luego, convendrá conmigo que, por la izquierda, el Comunismo -en la práctica tan nefasto- tiene la historia de crímenes y represión -pasada y presente- más tétrica de la Humanidad y, sin embargo, se rotulan calles con los nombres de sus líderes y hasta se les permite dar mítines y presentarse a unas elecciones democráticas,… y el Comunismo sí que es una ideología que se permite.
Ya sé que esta situación, que puede resultar absurdamente permisiva, es el resultado del victimismo, de la ignorancia de los que no leyeron sus historias, de la ceguera de los que no quieren ver y de la sordera de los que no quieren enterarse, pero amigo JUBILADO, yo que leo, veo, escucho y, encima, me da absolutamente igual de lo que me tachen mientras sirvo a la Razón y a la Justicia en la que creo, como que escribo tal como sale y así mantengo la franqueza, sin renunciar a la cordialidad, de nuestras conversaciones.
Un saludo muy afectuoso desde sus torres..
Solo para que me quede claro, D. Francisco: ¿Puede usted enumerarme donde contempla la Constitución el derecho a una enseñanza religiosa sufragada por el Estado, o el derecho a que el Estado proporcione enseñanza en el centro elegido por los padres indefectiblemente?
Y por ultimo: ¿Estaría usted de acuerdo con la definición de franquismo como el modo de fascismo español?
Es que como aún guardo reminiscencias de mi profesión, soy muy de concretar. De lo contrario me pierdo.
Muy agradecido por su tiempo. Un afectuoso saludo.