LETRAS DE UN PADRE por Francisco J. Fernández-Pro
Queridísima Cristina:
Hoy tenía que escribir un artículo, pero como es tu cumpleaños, estás tan lejos y te gusta tanto leer mis cosas, sólo se me ocurren letras para ti.
Una vez me preguntaste –como todos los hijos preguntan-, que hasta donde llegaba a quererte (las cosas que se os ocurren y para las que los padres nos agarramos al socorrido viaje de ida y vuelta hasta la Luna )… Pero, ¿sabes?, los kilómetros, la perspectiva de esta distancia que ahora nos separan, me hacen mucho más fácil la respuesta.
Querida mía, tienes que saber que el Hombre no es capaz de presentir el Amor a los hijos, porque nunca sentimos nada parecido hasta que llegáis. Este Amor nos coge por sorpresa, nos desarma y nos hace vulnerables. La verdad es que, hasta que no nos nacéis, no sabemos hasta dónde podemos llegar por Amor.
Hoy, como regalo, quisiera intentar responder a tu pregunta: qué sería capaz de hacer por ti… Quizás, astillar mil lanzas (ya sabes que soy un quijote), perdonar cualquier ofensa, derramar un millón de lágrimas o no llorar cuando debiera, morir a la felicidad, renacer del olvido, pincelar nubes con colores que nadie vio, desoír la sabiduría de la Razón, alimentar la ilusión más inverosímil, naufragar en las playas que nadie sabe, olvidarme de los daños recibidos, rescatarme de las heridas y los agravios, sonreírle a las tristezas, empaquetar mis defectos, aceptar las sombras con lo que vengan, olvidarme del futuro, desprenderme del pasado, vivir solamente el presente para poder tomarte de la mano y respirarlo contigo, caminando juntos sin saber adónde, cayéndome y levantándome, por ti, sin una duda y, cuando te hiciera falta, volver a caer sin dudarlo…
Y, si me preguntas cómo lo haría posible, te diría que espontáneamente, porque el Amor de un padre habita todos los segundos y los va colocando uno tras otro, para poder estar siempre presente a vuestro lado, haciéndonos –con vosotros- día y mañana y tarde y noche y todas las horas. Este Amor, que tanto se desvela, nos esconde por los rincones, nos alza sobre los tejados, nos posibilita para saltar espacios, construir puentes o soñar todas las estrellas posibles para vosotros.
Hija mía, por este Amor que siento por ti, plantaré mi tienda –con todas mis virtudes y defectos-, sólo para recibirte el día que se rompa la distancia.
Queridísima Pichirichi, hoy es tu cumpleaños y he querido responderte, porque para el Amor de un padre (al menos, para el que yo siento por vosotros) no existe ningún espacio: tú -una parte de mí- estás en otra parte y, sin embargo, yo te siento en mí, íntimamente, más presente que nunca,… y es que, para un Amor así, resulta suficiente la dulce necesidad de la Presencia.
Mi niña, gracias porque llegaste, porque me hiciste sentir esta forma de amar. Gracias por ti.
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Felicidades Cristina! Un fuerte abrazo, Francisco.
Gracias Paco:
Un beso grande a todos, de mi parte.
Cuanto amor destilas en tus letras, cuanta añoranza en día tan señalado para ti y los tuyos, la distancia no es tal cuando se está en conexión permanente con el ser amado, Asís está a la vuelta de la esquina, y ella, tu amada, tú Pichirichi, más cerca que nunca de ti. Es cuestión de cerrar los ojos y echar la mente a volar, alcanzar las alturas surcar lo etéreo y la verás, la sentirás, la podrás tocar, besar y querer con intensidad como un padre quiere a una hija que está en la lejania física, !que nó, en la espiritual! Escucha el latir de tu corazón y si de vez en cuando te salta alguna que otra extra sístole, será porque Cristina está haciendo de las suyas en lo más íntimo de tus entrañas, a pesar de la sapiencia y valores humanistas (esos que tú tanto predicas con el ejemplo) que está adquiriendo en un rincón perdido entre los montes de la bel-la Italia. Feliz cumpleaños Cristina, feliz día para ti hermano desde la añoranza que te supone una hija en la distancia.
Querido Rafa, hoy he compartido contigo letras, emociones, el pan y el vino (además de las viandas que venían con el pan, claro…) Hemos brindado por todos en el cumpleaños de mi hija y, como tantas veces también, hemos compartido un momento que nos conmueve para bien o para mal. Ojalá mi hija y tu madre, estén pronto entre nosotros y podamos acabar la botella que hoy empezamos.
Un inmenso y fraternal abrazo.
Bien, amigo mío, me has hecho llorar. Felicidades a Cristina, que debe rebosarle el orgullo por todos los poros de su piel. Un abrazo.
Gracias Rosario. Ya sabes que tú también me has emocionado alguna que otra vez
Un beso
Muchas Felicidades Cristina desde este portal de noticias con el ánimo que te mereces para continuar con tu trabajo. Como ves, no hay distancia cuando el amor de tus seres queridos está tan cerca y no olvides todas las mañanas cuando veas Ciberecija, que estamos mas que nunca contigo. Un beso muy fuerte desde la Tierra a la Luna. Juan Palomo.
Hermano Juan, gracias…
Querido Paco. Debo ser un degenerado (además de no ser mujer y no haber llevado en mi interior una parte que después ha llevado vida independiente tras salir a la luz) porque cuando yo amo lo siento de la misma manera, sea o no una hija o un hijo. La frase que más me gusta del cristianismo es aquella que incita a amar al prójimo como uno mismo (más es imposible, porque a la persona que más quiero es a mí mismo, hasta el punto de poder dar la vida por otro si eso me satisface). En cualquier caso te felicito por amar de esa manera a tu hija. El hecho de amar ya satisface mucho.