Écija – El Portal Temático Cultural

Septiembre de 2014. Durante la novena a Nuestra Señora del Valle Coronada
(30/8 al 8/9)
Ramón Freire Gálvez.

Ramón Freire

Será el próximo año de 2015, cuando Écija conmemorará el IV Centenario del voto concepcionista, consecuencia del acuerdo adoptado por la Ciudad en 21 de Agosto de 1615, en defensa de la Inmaculada Concepción de María Virgen, demostrativo de que el espíritu y sentimiento mariano del pueblo ecijano, viene desde hace muchos más siglos, concretamente desde que Santa Florentina, cuando ejercía como abadesa en el Convento que ella fundara en Écija, allá por el siglo VII y recibiera, por medio de su hermano San Fulgencio, como regalo del también su hermano San Leandro, una Imagen de la Virgen María a la que ella dedicó, por la ubicación del convento, como nombre de su advocación el de Nuestra Señora del Valle.

Imagen que, teniendo en cuenta el término municipal de Écija, antes de la colonización de Carlos III, cuyos límites llegaban a las poblaciones de Fuentes de Andalucía, Palma del Río, Osuna, Marchena y Córdoba, por sus cuatro puntos cardinales, recibía una veneración que, de repetirla, nos llevaría mucho tiempo y ocuparía muchas páginas, remitiéndonos a lo que tanto se ha escrito, sobre tan venerada Imagen.

Ello no es óbice para recordar algunos episodios que nos centren en el contenido del presente artículo, queriendo dejar claro desde el principio que no me dejaré guiar por el, llamémosle enfado -o en términos coloquiales cabreo-, que todavía me produce el que hoy, primeros de Septiembre del año de Nuestro Señor Jesucristo de 2014, no hayamos visto los ecijanos, el fruto de la obra social que se generó con motivo de su coronación en el año de 1999 y por el que tanto trabajamos, y digo trabajamos, porque fui miembro de su comisión organizadora, junto con otros ecijanos, que nos dejamos el alma y muchas horas de nuestro descanso y abandono de la propia familia, para poder ver culminada dicha coronación, desde más de dos años antes de que se celebrara y todo ello, bajo la acertada dirección de mis amigos y maestros Don Juan Antonio Gamero Soria y Don Manuel Gómez García, en unión del también mi amigo, ecijano y ecijanista Dr. Don Mariano Torres de la Rubia, a la sazón, Hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen del Valle en aquellas fechas.

Y digo enfado, quizás porque al igual que a muchos ecijanos, no me han explicado el fin qué se pretende dar con lo recaudado para la obra social con motivo de la coronación, que no fue poco para aquellas fechas y que fueron muchos los ecijanos, residentes y no en nuestra Ciudad, los que hicieron sus aportaciones y prestaron su ayuda desinteresada, cada uno con lo que pudo, tan importante fue el que puso poco o mucho, por ser lo que tenía, pero sí es mucho el enfado que el no ver culminada dicha obra social, ha provocado y sigue provocando desde hace ya más de quince años.

Como quiera que no lo entendemos, hablo en plural, porque lo mínimo que merecían, no sólo ya por el recuerdo hacia Juan A. Gamero, Manolo Gómez al pintor ecijano Joaquín Ojeda, autor del cartel de la Coronación (quienes tampoco lo entenderán desde los palquillos de la gloria), y Mariano Torres, junto con el resto de todos y cada uno de los que colaboraron de una u otra manera, era una explicación del por qué todavía no se ha llevado a cabo la obra social, máxime cuando hemos tenido una ocasión que ni pirí pintada en los últimos años, consecuencia de la crisis económica y del familiar nuevo que, a todos los españoles, nos han agregado en nuestro árbol genealógico, cual es la famosaprima de riesgo y que ha provocado el que, ahora me refiero a nuestra propia Ciudad -que es de donde partieron los mayores donativos hacia la obra social-, muchos ecijanos hayan pasado y estén pasando dificultades, incluso de pervivencia, que la famosa obra social podría haber paliado y seguro que la Virgen del Valle nos lo hubiera agradecido, porque recordaría el momento en que durante la vida de Jesús Hijo, tuvo este, a petición de su bendita Madre, que hacer varios milagros para cubrir necesidades físicas y materiales.

Y todavía me enfado o cabreo mucho más, porque a escasos meses de la fecha señalada para la coronación (Septiembre de 1999) y cuando estaba todo perfectamente coordinado, gestionado y pactado, se nos fue al baúl de la impotencia –alegándose por instancias superiores que no ocupáramos el lugar de la administración pública-, la primera idea del fruto social de la Coronación, cual fue la instalación de una unidad de diálisis en el Hospital de Écija, que llevaría el nombre de Unidad de diálisis Virgen del Valle Coronada, dado que eran muchos los ecijanos y vecinos de pueblos cercanos, los que asolados por dicha enfermedad renal, se veían obligados a desplazarse a Osuna, Córdoba o Sevilla, para recibir el tratamiento correspondiente dos o tres veces por semana y miren ustedes por dónde, mi maestro Juan Antonio Gamero Soria, algunos años después de la Coronación, se vio afectado por esa enfermedad renal y se convirtió en uno de esos asiduos viajeros enfermos que necesitó hacer dichos desplazamientos para recibir el tratamiento de la diálisis; Paradojas de la vida, diría yo, por no decir otra cosa.

Aquello provocó casi una dimisión en bloque de la comisión organizadora, que no se llevó a efecto, porque al final entendimos que una madre, como es para los ecijanos nuestra Virgen del Valle, no merecía verse abandonada por sus hijos y siempre con la esperanza de que algún otro fin social se llevaría cabo con el fruto conseguido y más aún, cuando en aquellos años, todavía no se hablaba de crisis ni de prima de riesgo, así como que, al estar estipulado en los documentos fundacionales de la Coronación, al final revertiría en lo que se pretendió desde su inicio, una obra social, que, en definitiva, era el fondo cristiano y solidario de la Coronación de nuestra Madre Virgen del Valle. (continúa)

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