Écija – El Portal Temático Cultural

Fco. Fernández-Pro

“Andalucía es una tierra grande, fértil, vieja y sabia. siéntete orgulloso de ser andaluz”. Así reza la cerámica que desde hace años preside mi despacho; sin embargo, cuando hace unos cuantos decidimos pasar unos días de verano en una casa rural de Las Viñas, entre Osuna y el Saucejo y al bajar del coche mi hijo Francisco exclamó: “Papá ¡huela a pizza!”. Me sentí terriblemente culpable por haber hecho de mi prole una panda de urbanitas acotados al espacio mínimo de lo imprescindible y, compungido, le aclaré, “no,  hijo no, huele a campo”. Siendo andalucista convencido me sentí mal, pues mi deber hubiera sido inculcarle el amor por toda nuestra tierra y por sus cosas (que también lo son: el tomillo, el romero, el hinojo, el orégano, las damas de noche, los jazmines…).

Desde entonces nos dedicamos a conocer Andalucía y sus lugares. El andaluz,  mientras puede, no debería perderse Andalucía; quizás así sabría apreciar mucho mejor lo que debería amar con mayor conocimiento y responsabilidad: desde las playas de Vera o Carbonera y los desiertos de Tabernas a las arenas de Chipiona o los montes del Guadalhorce desde donde escribo estas letras. Quizás así, no sólo apreciaríamos nuestra tierra sino que el impulso de conocer otros lugares lejanos cobraría un sentido menos prioritario.

Para sentirnos realmente privilegiados como andaluces, el primer chauvinismo que debiéramos salvar sería el de nuestro propio espacio vital, porque nada tiene que ver esta sierra de Álora con nuestro Valle del Guadalquivir, ni este con las empinadas cuestas de Órgiva o las Marismas o las antiguas murallas de Niebla; nada tienen que ver las visiones – verdiaguas- de la Sierra de Cazorla o los Picos de Aroche con los amplios atardeceres – fuego y pleamar- de las playas de Bolonia o de Ayamonte.

Andalucía debería ser más amada por los de dentro y los andaluces deberíamos ser menos maltratada por los de fuera y aún más y amar más a nuestra tierra; pero ¿cómo amarla si no la conocemos?

Hoy leí en un artículo de J. Félix Machuca (ABC – 22 agosto, pág. 40) que lo más probable es que el próximo día 12 de septiembre el PA se enterrará. Supongo que como todo lo probable está por ver; pero también debo suponer que cuando el agua suena es previsible algo de certeza. Además es algo inevitable y si no, lo será antes o después. Escribí tras militar más de 20 años en sus filas: “lo peor del andalucismo son los andalucistas”. La caída es algo inevitable que sólo la demora una permanente agonía. Pero es inmensamente triste.

En la página 55 de mismo diario y del mismo día, Monserrat Carulla, la actriz más pija de la burguesía más conservadora xenófoba de Cataluña, manifiesta su estulticia más catalanista ( o lo que es lo mismo, su más hilalante gilipollez) al afirmar que “Franco mandó trenes con gente a Cataluña para diluirlos”. Este tipo de idiotas es el mismo que nunca reconocerá que si Cataluña es lo que es, lo ha sido por el esfuerzo de tantos andaluces que se dejaron el pellejo y la vida trabajando para ellos en los quehaceres más indeseables. Esta clase de tiranos excluyentes, son los que nunca conocieron la  auténtica e involuntaria  miseria capaz de condenar a un pueblo entero al exilio de lo propio y de los suyos…

Y mientras esto ocurre, nosotros, aunque tenemos mayoría de representantes en Madrid, nadie habla de Andalucía en el Congreso ni en el Senado y el PA – cuyos miembros fueron los únicos que una vez rompieron este silencio- se entierran definitivamente y con él la ilusión y el esfuerzo de tantos y tantos andaluces que un día supimos que la única forma de ser fuertes era unirnos e intentar, entre todos, dignificar la memoria y el esfuerzo de todos los que alguna vez tuvieron que coger un tren para bregar con los excesos y el desprecio de pijos excluyentes como Monserrat Carulla y los acólitos de Arturo Más.

Los andalucistas, por nuestra torpeza y el tiempo con sus extravagancias han sido injustos esta vez: mientras se mantiene la locura de los tiranos se sepulta la esperanza de los débiles.

by