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EL DIOS DE PARIS por Francisco J. Fernández-Pro

EL DIOS DE PARIS por Francisco J. Fernández-Pro
noviembre 21
17:24 2015
Fco. Fernández-Pro

Fco. Fernández-Pro

Desde el viernes pasado, la televisión no deja de bombardeados con terribles noticias sobre los yihadistas: los de Paris, los de Bruselas, los de Roma, los de Siria, los de Mali,…

No dejamos de ver imágenes curiosas: unos políticos –los de fuera- que cantan a una el himno de la Libertad y la Fraternidad(¡qué envidia!), mientras otros –los de dentro- ambiguos, como siempre, tratando de nadar y guardar la ropa (¡qué pena!); unos militares que dedican las bombas con las que matan; o un padre –de aspecto asiático- intentando convencer a su hijo de corta edad de que a las balas hay que responderle con flores, mientras su chiquito –con paciencia y sabiduría asiática- lo mira incrédulo, como advirtiéndole de que las flores, sólo sirven para entendernos con los jardineros.

Más, como si fuera un bálsamo, nuestra televisión nos regaló esta semana una película sobre Vicente Ferrer y un programa emitido la noche del viernes, en el que el Padre Ángel, fundador de los “Mensajeros de la Paz” (al que me une un cierto conocimiento y mucho afecto), habla del Dios que conoce y lo hace sin desgañitarse, sin falsete, sin grandilocuencia, con su sonrisa grande y perenne en los labios (casi de niño travieso), sin ningún tipo de rencor, increíblemente manso.

Es verdad que Dios es grande, sí -Alá es grande-, pero no porque así lo desgañitan quienes siembran tanto dolor y revientan a petardazos las vidas y las esperanzas ajenas, sino porque,  para demostrarlo, pasan por este Mundo hombres como el Padre Ángel o Vicente Ferrer o Teresa de Calcuta o Mahatma Gandhi o Martin Luther King… que tanto lucharon y luchan para que las vidas de los demás puedan conocer esa Esperanza.

Pero los hombres estamos demasiado acostumbrados a modelar dioses a nuestra medida: a los de nuestra intolerancia, nuestros miedos, nuestros prejuicios, nuestros intereses. Es el dios pequeño que creamos y que llega a todas partes donde el hombre habita, llevando sobre sus hombros toda la impedimenta de los hombres. Es el dios del viernes parisino: el dios minúsculo –no Dios- de la muerte, el de la venganza, la ira, el odio desatado contra todos los otros; el dios arbitrario de la venganza indiscriminada; el de la desesperanza y el espanto: el dios indeseable –no Dios- del pánico; el de los ríos de sangre por los bulevares. Es el mismo dios que estuvo antes entre los cruzados y construyó los calabozos de los inquisidores, llenando los siglos de intolerancia y despropósito; el dios –no Dios- que, de tanto responder con el ojoporojo, provocó tanta ceguera entre hombres.

Lo decíamos ayer: Dios es el Amor o no puede ser otra cosa. Ese otro dios infinitesimal es la antítesis del Amor que Dios es, porque dice el Libro Sagrado del Corán que, de los noventa y nueve nombres de Alá, Él no sólo es el Clemente y el Indulgente, sino que “Es el Compasivo, el Misericordioso, el Rey, el Santísimo, la Paz, Quien da Seguridad, el Custodio, el Poderoso, el Fuerte, el Sumo. ¡Gloria a Alá! ¡Está por encima de lo que Le asocian! Es Allhá, el Creador, el Hacedor, el Formador. Posee los nombres más bellos. Lo que está en los cielos y en la tierra Le glorifica. Es el Poderoso, el Sabio.” (Corán 59:22-24)y este Dios, no es el dios del viernes de París.

 

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6 Comentarios

  1. Luis Candelas
    Luis Candelas noviembre 22, 08:20

    Muy hermoso.Eh hombre hace a dios a su imagen y semejanza. Pero necesita a otro Dios.

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    • Paco Fernández-Pro
      Paco Fernández-Pro noviembre 22, 12:42

      Querido Maestro, creo que es lo lógico: somos demasiado débiles como para desterrar la Esperanza de la Perfección de nuestras Vidas; pero también somos lo suficientemente imperfectos, como para eludir la tentación de acercar a nuestros defectos la Perfección -la Esperanza- que deseamos alcanzar.
      Quizá, por eso, no dejamos de reinventarnos a Dios.

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  2. JUBILADO
    JUBILADO noviembre 22, 22:00

    Buen artículo D. Francisco.
    Para un creyente, debe ser duro aceptar que hasta ahora, la Historia nos demuestra tozudamente que Dios es la causa por la que con más saña nos hemos estado matando los seres humanos. Y tiene pinta de seguir siéndolo. Quiere decir, que no hemos cogido la idea (o el invento) de Dios. Habrá que revisar muchas cosas, o seguiremos matándonos. Con los fanáticos de ahora, solo podemos hacer una cosa; eliminarlos. Pero así no se elimina el problema. Ahora hay que actuar sobre los fanáticos del futuro, para que no tengamos que hacer con ellos como con estos. Es todo muy complejo, porque se trata de armonizar nuestros intereses económicos y estratégicos con una mayor comprensión y ayuda a otros estados que no levantan cabeza.
    Un cordial saludo.

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  3. Paco Fernández-Pro
    Paco Fernández-Pro noviembre 23, 01:14

    Amigo JUBILADO:
    Qué duda cabe que, desde que Constantino advirtió la importancia del cristianismo como Movimiento de Masas (ya que a los más desfavorecidos -que era inmensa mayoiría-, no sólo les brindaba la esperanza de una Justicia que no conocían, sino la de una Vida mejor tras esta vida), el emperador utilizó los resortes del Poder para influir en todo lo referente a este movimiento.
    Así fue cómo en el siglo IV el Poder Civil comenzó a participar tanto en la Iglesia, que ésta prácticamente se acabó convirtiendo en un apéndice del mismo.
    No obstante, aunque es verdad que en la vorágine del poder cayó la mayoría de los personajes de la curia y los cargos de cierto prestigio y algún beneficio; también hay que reconocer que fueron muchos los cristianos que, con verdadera fe, siguieron manteniendo y practicando las enseñanzas evangélicas.

    En cuanto a los dioses guerreros, ya sabe usted que durante siglos todas las sociedades conocidas fueron teocráticas y, por tanto, la mejor excusa para cualquier guerra o cualquier conflicto eran, por supuesto, las diferencias o la necesidad de prevalencia entre los distintos dioses… Posiblemente, este indeseable fenómeno, fue el que impulsó a los hombres al fácil y socorrido ejercicio de modelar dioses a conveniencia.

    Sin embargo, Amigo JUBILADO, créame si le digo que no existe ningún hombre de los que yo conozco que, realmente, crea en un Dios-Amor, que no esté de acuerdo con todo lo que usted propone: la tolerancia entre la gente, la solidaridad, la comprensión… y la materialización de todo esto, con la ayuda a todos los Pueblos que necesitan levantar la cabeza o aprender a pescar.

    Un saludo muy cordial desde sus torres.

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  4. JUBILADO
    JUBILADO noviembre 23, 22:55

    Solo apostillarle una ultima reflexión: si difícil es para un creyente digerir el hecho de que se hayan cometido tantas barbaridades en nombre de Dios, igual o mas difícil será para un ateo constatar que han sido inútiles, porque todas lo han sido en nombre de nada.

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    • Paco Fernández-Pro
      Paco Fernández-Pro noviembre 24, 02:08

      Permítame la antítesis a su apostilla:

      En efecto, para un ateo, para alguien que no cree en Dios alguno, matar en su nombre, es matar por nada y, por tanto, todo se limita a una estupidez vacía, sin pies ni cabeza, difícil de digerir.

      Sin embargo, pienso que para el que cree realmente en un Dios-Amor, pura Bondad, Comprensión y Misericordia, cuando alguien asesina y siembra el terror en su Nombre, masacra también todo el sentido de la Fe con la que vive -independientemente de si sus creencias son más o menos acertadas- y por tanto, no me cabe dudas de que para ese creyente un acto así es mucho más inexplicable -por abominable-, mucho más terrible -por injustificable- y bastante menos digerible.

      Un saludo cordial.

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