EL ABORTO Y LA EXTREMA DERECHA por Francisco J. Fernández-Pro
(Carta abierta al Señor Rubalcaba)
Señor Rubalcaba:
Hace tres telediarios, hizo usted una afirmación con la que no estoy de acuerdo. Con su parsimonia habitual soltó que, con la nueva ley del aborto, Rajoy ha cambiado la libertad de la mujer por los votos de la extrema derecha; y lo peor, es que lo dijo aparentemente tan convencido (con tanto rigor de dogma) que consiguió que hasta yo me sintiera aludido… y por eso, ahora, le dirijo estas letras.
Vaya por delante, señor Rubalcaba (al que tanto admiré en otras épocas pasadas, por su discurso hábil y racional), que yo soy uno de los millones de españoles contrarios al aborto y tengo una breve e interesante historia al respecto, sin la cual no entendería mis próximas letras.
Siempre manifesté mi opinión contra el aborto en todos los foros, con absoluta libertad, incluso contando con la autorización excepcional de la Dirección del Partido Andalucista cuando, tras el Congreso celebrado en Marbella -a principio de los noventa del pasado siglo- defendí, en su Ponencia Ideológica, mi postura ante todos los delegados presentes y, por una mayoría escasa, se aceptaron los supuestos del aborto. Entonces –como siempre me gustó ser coherente-, tras el acto de votación, presenté ante el Secretario General, Miguel Ángel Arredonda, mi dimisión como militante andalucista, así como la renuncia a todos mis cargos en el partido y en el Ayuntamiento de Écija (Secretario Local y Comarcal, miembro del Comité Provincial y Portavoz de nuestro Grupo Municipal)… Y, créame, que si lo hice, no fue por soberbia, ni por un rebote al haber fracasado en la defensa de mis tesis, sino porque -como portavoz del Andalucismo en varios foros- sabía, perfectamente, que mi conciencia nunca me iba a permitir defender la postura de nuestro partido en este asunto. Aquel día, Arredonda –rompiendo mi renuncia sin leerla- me autorizó, ex profeso, para defender lo que la conciencia me dictara, y así lo hice siempre que pude y en todos los sitios a los que acudí, hasta hace siete años cuando, definitivamente, abandoné mi militancia, por otras razones que no vienen al caso.
Créame que, tras casi treinta años de experiencia en un partido que se definía como de “centro izquierda progresista”, trabajando y debatiendo diariamente con los demás partidos del espectro político andaluz, acabé sin saber donde estaba el centro, la derecha o la izquierda, porque la mayoría actuaba a conveniencia, según el momento, y guiados –más que por la ideología- por la demagogia y el populismo, en busca de cualquier voto despistado que se pudiera arañar.
Por tanto, Señor Rubalcaba, yo –que he llegado a desconfiar de todos los políticos que no dan frutos- rechazo el aborto, y no lo hago porque sea de extrema derecha, sino porque en la Universidad estudié Biología y conozco los conceptos de la Vida y sus fases de desarrollo, y las del estado embrionario; y porque, además, aprendí de la Ética, que la Ley tiene siempre que supeditarse y servir a la Justicia, pero que muchas veces tiende a desvirtuarse cuando entra a considerar aspectos que se le escapan; y porque aprendí, también, que el concepto VIDA DE UN SER HUMANO (su contenido intrínseco, su compleja interpretación), es tan importante que sólo puede responder a criterios biológicos y no a los de las distintas hipótesis de los políticos de las izquierdas, las derechas o el centro, ni a los que puedan dictarse (imponerse, proponerse, enmendarse o derogarse arbitrariamente) desde unas normas escritas por los hombres a los que votamos, pero que, casi siempre responden a directrices de partido y están sujetos a un montón de intereses electorales, cuando no a sus propias incapacidades.
Señor Rubalcaba, estoy contra el aborto y no soy de extrema derecha. Me declaro humanista, porque defiendo la dignidad de cualquier ser humano, individualmente y en su integridad personal, independientemente de su género, su raza, su condición o su fase de desarrollo personal; y, lógicamente, defiendo la convivencia de los hombres conforme a esos principios humanistas, lo cual implica que:
Rechazo a los que violan cualquier libertad individual; pero rechazo, igualmente, a los que usan la suya para violentar la dignidad de los otros por sus opciones personales;
Rechazo a los que exigen su libertad y después no responden de las consecuencias de sus actos.
Rechazo a los que abusan del poder para influenciar coercitivamente en las decisiones de los ciudadanos, manipulando la vida de los demás; pero rechazo, igualmente, a los que usan de la discordia, la maledicencia, el resabio y la confrontación permanente de los principios y las ideas, para violentar la conciencia de los hombres y su convivencia.
Rechazo la sinrazón de los que condenan sin conocer siquiera lo que condenan; pero rechazo también la sinrazón de los que condenan a los que lo hacen, sin conocer tampoco lo que están condenando.
Rechazo el esperpento de los que claman contra la violencia de esas muertes -de cárceles, guerras y arenas- que conocen por sus nombres o su sangre, pero aceptan e incluso exigen las muertes asépticas de los quirófanos, que también son muertes, aunque no lo parezcan porque no tienen rostros, ni nombres, ni salpican.
Rechazo la incoherencia en la conducta, porque estoy seguro de que nuestro Mundo sería mucho mejor de lo que es, si todos (y digo todos) nos informáramos mejor sobre nuestras causas y actuáramos conforme a los principios que decimos defender.
Señor Rubalcaba, no soy de extrema derecha y nadie me adoctrinó (el que me conoce sabe que mi rebeldía genética me hace rechazar de plano cualquier adoctrinamiento), pero, por lo que me enseñaron en la Facultad de Medicina y en la Escuela de Enfermería, por lo que aprendí de Filosofía y de Ética, por lo que me escarmentó la experiencia, considero que el aborto –digan lo que les interese decir a quienes quieran decirlo- es la muerte de un ser humano inocente en sus primeros estadíos de Vida. Muerte ésta, que un Estado de Derecho (cuya obligación es defender los de los más débiles) no sólo no puede amparar, sino que está obligado a proteger, ideando e instrumentalizando todos los medios para hacerlo.
Señor Rubalcaba, no es cuestión de votos sino de Justicia: no creo que sea cuestión de coartar los derechos de quienes actúan libremente, sino de exigirles que asuman las consecuencias derivadas de sus actos responsables o irresponsables.
Sepa usted, Señor Rubalcaba, que estoy contra el aborto y que no soy de extrema derecha… y sepa también que, si usted (al que tanto admiré en otras épocas pasadas, por su discurso hábil y racional) se cree lo que dice, es que se ha convertido en un mentecato.
Tengo una opinión distinta de la de Mi buen amigo Paco porque parto de presupuestos distintos, no porque su razonamiento no me parezca correcto y sus intenciones de la mejor calidad. Entiendo que la muerte es una parte de la vida (no podemos mantenernos en ella sin sacar de la misma a lo que nos alimenta) y una parte importante: la puerta de salida como el nacimiento lo es de entrada. Pero la vida no se identifica con el individuo (sea fotón, bacteria o mamífero) sino que va más allá. Vivas están las uñas o el pelo que me corto y vivo sigo yo de momento aunque proceda al corte. Son muchos los aspectos los que se pueden exponer en defensa de una postura social (o sea cultural) u otra y no creo que sea éste el lugar o el momento de presentarlas. Me parecen sensatas, no obstante, también las reflexiones que se hacen hoy en http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/1675353/ley/gallardon/vuelta/paternalismo.html . De todas formas entiendo que en este debate se deben tener más que nunca en cuenta las opiniones de las mujeres, aunque no sean ellas solas las que deban decidir en un tema que es de naturaleza social y afecta por tanto a todos.
Querido Amigo, gracias por tus palabras, que ya las esperaba de la guisa que las escribiste: acertadas, elegantes, respetuosas y contrarias a las mías. Sé que tenemos distintos criterios en este asunto pero porque, como tú bien dices, partimos de presupuestos distintos.
El artículo que aportas de José Eduardo Muñoz Negro me ha parecido sumamente interesante, precisamente porque plantea los dos distintos criterios de los que partimos nosotros y que nos diferencian: el que da igual valor como ser humano al óvulo fecundado que al niño nacido, y el que apuesta porque la condición de ser humano se va adquiriendo gradualmente. Así, no resulta lo mismo interrumpir una vida, que interrumpir la vida de un ser humano. Pero, a este respecto –y aprovechando este magnífico artículo- se me ocurre plantear el problema desde dos vertientes diferentes:
1º La vida es vida y, por su propia naturaleza conceptual, es lo que nace y crece; y si cortamos el proceso de crecimiento de un ser vivo ¿no estamos matando?
2º Si existe la duda de cuándo se inicia la condición de ser humano en el proceso de desarrollo embrionario, ¿quién estaría suficientemente capacitado para determinarlo sin ningún margen de error?, ¿los políticos que legislan?, ¿los filósofos?; yo apostaba en mi artículo por la Biología.
3º. Si, según la propia hipótesis del articulista, esa duda no está resuelta todavía y aún no sabemos, a ciencia cierta, cuándo un embrión es un ser humano ¿debemos aceptar una Ley que, no sólo no evite, sino que permita el asesinato de un presunto o posible inocente? Ante la duda, ¿no deberíamos evitar una Ley que podría violar el derecho más sagrado del Hombre?
Pero creo que el artículo de Muñoz Negro, tiene mucha más enjundia aún. Dice: “Desde una concepción particular y privada de la vida humana no puede imponerse una limitación universal a la autonomía moral de las mujeres…”, y yo me pregunto: ¿no sería legítimo evitar que, con sus derechos, atentaran contra los de los demás (lógicamente, me refiero a los de todas las criaturas vivas que, si son amparados por la Ley, tendrían la oportunidad de ver la luz y de respirar y de latir y de reírse y de llorar y de…)?
Posteriormente añade el articulista: “La ley del aborto ideal sería aquello que armonizara la máxima autonomía moral de las mujeres con la mayor protección del embrión y el feto.” ¿Es que no se trata de eso de lo que hablamos?, ¿de dejar que el derecho de las mujeres llegue, justamente, hasta donde comienza el de su hijo?
Para finalizar, también escribe Muñoz Negro: “…Con la supuesta intención de proteger a los discapacitados, podría darse el caso de que mujeres embarazadas de fetos con problemas absolutos de viabilidad o carentes de cualquier proyecto de humanidad -el caso por ejemplo, de los fetos anencefálicos, sin cerebro-, tuvieran que llevar su embarazo a término…” Me llama la atención esta afirmación y me plantea otros dos interrogantes:
1º. Dice que con la supuesta intención de proteger a los discapacitados, podría darse el caso de condenar a la mujer a tener fetos carentes de cualquier proyecto de humanidad. Pero, ¿está ya demostrado fehacientemente que hay fetos carentes de humanidad? (hablábamos antes de las dos hipótesis-tendencias no demostradas).
2º. Dado que es mucho más frecuente un feto con síndrome de Dawn que un anencefálico, ¿no podría darse el caso contrario?, es decir: que excusándose en esas malformaciones gravísimas de niños que suelen morir al nacer, se aborten niños que puedan vivir felizmente durante años con otro tipo de discapacidad (¿no resultaría eso un poco espartano… por no decir nazi?)
Querido Amigo, sé que eres mucho más sabio que yo (así lo reconozco con toda la sincera admiración que te profeso), por eso te agradezco tanto que me induzcas a la reflexión con aportaciones tan atractivas como la que has hecho hoy y me brindes la oportunidad de debatir, con cierta profundidad, asuntos tan importantes como este. Gracias.
Soy mujer, no soy de derechas, ni de centro, ni de izquierdas (soy apolítica). Estoy en contra del aborto totalmente. Cuando tenía 21 años tuve un aborto mandado por ¿DIOS?, ¿por la naturaleza? Vayan ustedes a saber. Pero, hoy, después de muchísimos años, aún lloro a aquella criaturita que no pude tener entre mis brazos.
Querida amiga, siento muchísimo su experiencia.
Una de las experiencias más impactantes en mi vida universitaria y profesional, fue la primera vez que presencié el legrado uterino de un pequeñísimo feto(sus piernecitas y sus brazos, perfectamente formados, madían escasos milímetros) A ese momento (a esa visión) debo mucha de mis convicciones en este tema. Por eso comprendo el por qué de las suyas.
Muchísimas gracias por sus letras.
Un saludo muy, muy cordial.
Enhorabuena por tu articulo y por dar la cara sin miedo de tus convicciones mas profundas y una de ellas la defensa de la vida humana. Gracias por ser voz de los sin voz.
Querido Amigo, todos los que os manifestáis de alguna forma (y tú lo haces constantemente), sois las voces de los sin voz.
Viendo el mar, alguien dijo que no merecía la pena la pequeñísima gota que podía aportar; y no pensó que los océanos son las gotas que un día decidieron ir a nadar juntas.
Un abrazo grande, amigo mío.
Me ha gustado mucho el articulo sobre todo porque admiro a la gente valiente que expone sus convicciones aunque sepa que como en este caso son políticamente incorrectas.
Soy mujer y tampoco mi trayectoria es de derechas y mucho menos de extrema derecha, pero tampoco estoy de acuerdo con Luis Candelas en el sentido de que las opiniones de las mujeres sean las que más deban tenerse en cuenta, la decisión no debe ser sólo de la mujer, debe ser de la pareja completa, aunque sea la mujer la que lleve la vida de ese ser en su seno, pero ese ser no existiría sin la aportación de la parte masculina de la pareja.
Sin embargo, siempre me he preguntado lo siguiente: con toda la cantidad de derechos que existen en nuestra Constitución y en nuestro sistema legal completo, como es que este es el único que trae tantas controversias, todos los derechos existen y el que los necesita hace uso de ellos y punto, por que con este nos planteamos sí debe existir o no, si existe la persona que lo necesite podrá usarlo o no según se lo indique su propia ética, el resto de los humanos no deberíamos inmiscuirnos en esa decisión. El hecho de que se use ese derecho dependerá como todo lo demás en la vida de los proncipios que sepamos inculcarles a nuestros niños y niñas para que valoren la vida y sepan tomar las decisiones justas para evitar el uso de la interrupción del embarazo como solución a embarazos no deseados, porque lo que sí es cierto es que pueden existir circunstancias muy críticas en qué sea completamente necesario utilizar este derecho.
Amiga mía, gracias por tus letras, sobre todo porque también eres contraria a mi hipótesis, aunque con matices y, sin embargo, no sólo respetas, sino que elogias mi derecho a manifestarme. Pero, como con Luis Candelas, tampoco me extraña de ti: ya sé que eres una mujer tolerante, dialogante y respetuosa con todos los que te hablan de frente.
En cuanto a lo que dices, creo que la respuesta puede estar en algo que afirmó una de las ministras (no recuerdo quién fue…): “El aborto no debe ser un derecho, sino una excepción…” Es decir: en todo caso, no se puede dar via libre para abortar sin más, porque eso sería abrir puertas y ventanas al campo; sino reservar el posible aborto para casos de excepcionalidad… (aunque, lógicamente, como comprenderás por todo lo leido, yo tampoco estoy de acuerdo con este supuesto que, a fin de cuentas, para mí es autorizar una muerte injusta)
Personalmente yo tampoco estoy de acuerdo aún en circunstancias extremas, pero conozco mujeres que se han visto obligadas a tomar esa decisión contra su voluntad por prescripción facultativa porque el feto era inviable. o El Niño hubiera sufrido horriblemente, en este caso, cual séria su opinión?
Querida Amiga:
Una de las cosas que me enseñaron en la Facultad, es que cuando el feto es inviable, resulta innecesario el aborto. Posiblemente, se producirá espontáneamente y, entonces, se podrá proceder a un legrado.
En cuanto a los fetos con malformaciones muy graves que llegan a término (del tipo de los que hemos tratado ya en alguna otra respuesta), su vida extrauterina es tan corta, que no tendría sentido argumentar un aborto en su esperanza de bienestar futuro. Pero, además, con casi toda probabilidad, el niño sufriría de forma parecida –si no más- en el acto de un aborto, que en el de un parto espontáneo o inducido (y posiblemente, también la madre).
De todas formas –y ya a niveles éticos-, creo sinceramente que en realidad nadie sabe, a ciencia cierta, qué haría en una circunstancia parecida, por eso considero que ante un proceso cualquiera que pueda afectar el derecho a la vida de otra persona (llámese aborto, llámese pena de muerte), no es un criterio individual (subjetivo e interesado) el que debe prevalecer (ni siquiera el mío, pues me pueden conducir mis propios intereses), sino el de un Estado de Derecho, que está precisamente para eso: para actuar salvaguardando, con absoluta objetividad y Justicia, los derechos que pudieran ser violados, en casos tan complicados como estos, en los que tan afectados están los intereses de los individuos y su vulnerabilidad.
Un saludo muy cordial y Feliz Año Nuevo.
Le felicito por su valentia y por la exposición tan clara y sin complejos que ha hecho contra el aborto. Ademas de ser el crimen más cobarde nadie habla del daño moral y psicologico que sufren de por vida las mujeres que lo practican
Estimada Amiga:
Ha dado usted en el clavo. Como decía a Astigitana, he presenciado legrados y he conocido también casos de mujeres afectadas por abortos espontáneos y provocados; he vivido de cerca muchos de esos problemas psicológicos derivados de un aborto. Por eso, no sólo no comprendo que se otorgue patente de legalidad a un proceso que, intrínsecamente, es la interrupción -no de un embarazo- sino de una vida humana (la interrupción del embarazo, es sólo la consecuencia de la interrupción de la vida que crece), sino que, con ello, se propician problemas de salud añadidos, muchos de ellos que afectarán a la mujer toda la vida (mujeres, por otra parte, que en muchos casos eran muy jóvenes, casi niñas, inducidas o forzadas, y que no tenían conciencia clara de lo que realmente hacían)
Sr. Fernandez Pro: Yo respeto su postura contraria al aborto, pero difiero de su opinión. Porque me choca que viniendo usted de de un ámbito científico-medico, afirme que un cigoto es un ser humano, cuando usted sabe o debe saber, que un ser humano es algo mucho mas complejo que un montón de células con mas o menos forma humana.
Y a todo esto, nos olvidamos de la parte actora de todo este drama; la mujer, como madre, que sí es un ser humano portadora de unos derechos y libertades, por la que todo el mundo (moralistas, jueces, ideologos y creyentes)pretenden decidir.
No se extrañe que parezca una ley de extrema derecha; de los paises desarrollados de nuestro entorno, los unicos que apoyan la medida son los partidarios del Sr Le Pen en Francia.
Un saludo.
Señor Jubilado:
Gracias por su respeto hacia mi postura y, como en el caso de todos los demás intervinientes, por el tono positivo con el que el expone la suya. Sin embargo, he de señalarle que no debe usted extrañarse de que, viniendo de un ámbito científico, mi opinión sea contraria al aborto. Precisamente por eso lo es. Intentaré concretar mi respuesta para que quede suficientemente clara, aunque me temo que eso hará que me extienda un poco:
1º. En la Facultad me enseñaron, que un ser vivo es el que NACE, CRECE, SE REPRODUCE Y MUERE. Allí me hablaron también de las distintas fases que conforman –TODAS ELLAS Y EN SU TOTALIDAD- la Vida de un ser humano: las que se producían INTRAUTERINAMENTE y las que lo hacían fuera del vientre materno, EXTRAUTERINAMENTE.
2º. Me enseñaron, que la MADUREZ DEL HOMBRE se entiende como el grado de desarrollo de toda su compleja fisiología (su metabolismo y su estructura histológica); y, a raíz de esto, me enseñaron también, que su mayor grado de madurez el Ser Humano (ENTE-VIVO-HOMBRE) lo alcanza, precisamente, en sus fases INTRAUTERINAS, ya que durante ellas se produce el mayor desarrollo físico-químico del Hombre en el menor tiempo. Es, por tanto, en sus fases de embrión y de feto, cuando en el Ser Humano se experimenta la mayor explosión de Vida, su mayor desarrollo como ser vivo (multiplica su tamaño y su peso miles de veces y crea un complejísimo sistema que, gracias a su código genético individual, no sólo lo hace HOMBRE sino que lo hace ÚNICO… y ese CÓDIGO GENÉTICO está desde la fecundación del óvulo). Como consecuencia de todo esto, hoy en día se extraen las Células Madres (es decir, las de mayor potencialidad y capacidad generadora de vida), precisamente del cordón umbilical: el que une a ese Ser Humano con el milagro de la Vida.
Por tanto, como comprenderá, estoy completamente de acuerdo con su afirmación de que “un ser humano es algo mucho mas complejo que un montón de células con mas o menos forma humana”. Claro que sí, Señor Pensionista: de eso se trata.
4º. Por otro lado, Señor Pensionista, yo creo que en este drama –como usted lo califica tan acertadamente- hay más de una parte actora; porque aunque está la madre, con la libertad de actuar (a la que, por tanto hay que defender en sus derechos de actuación, pero también exigirle las responsabilidades de sus actos libres); está el padre (porque también es libre y responsable de sus actos); y, por último -pero en primerísima línea- está el ser humano gestado (que no habiendo sido libre para actuar y, por tanto, no teniendo responsabilidad alguna en el hecho ocurrido, al final es el que, no pudiendo defenderse, paga con su vida un delito cometido, una previsible irresponsabilidad o la ligereza de un orgasmo)
5º. Acusa usted que los que pretenden decidir en todo esto, son “moralistas, jueces, ideologos y creyentes…” Si se refiere usted a los que, como yo, nos manifestamos públicamente contra el aborto y tratamos de evitarlo, le diré que en todas las letras que llevo escritas ni una sola vez hablé bajó el punto de vista “moral o de fe”, mucho menos “ideológicamente” (todo lo contrario, precisamente el artículo lo generó el Señor Rubalcaba cuando afirmó que era cosa de la extrema derecha, con la que no me siento nada identificado) y, si se fija bien, en mi artículo confesé mi “rechazo” nunca mi “condena” (ya que nunca me consideré con derecho para condenar a nadie)
6º. Por último, lamento no cumplir sus deseos: no me pida que no me extrañe de que esta ley parezca de extrema derecha. ¡Claro que me tengo que extrañar! Apliquemos, si no, la antítesis a su propuesta: ¿Cuáles son los países más a favor del aborto? ¿Cuáles fueron las Sociedades o Sistemas que, históricamente, lo aplicaron como norma benéfica? La respuesta, está clara: Esparta, la Alemania de Hitler, la China de Mao,… (¿Estas son las Sociedades Avanzadas que se quieren imitar?)
Para finalizar, escribe usted: “… de los paises desarrollados de nuestro entorno, los unicos que apoyan la medida son los partidarios del Sr Le Pen en Francia.” Repase usted, Señor Jubilado y verá que hay más países. Pero, para no tenerse que ir muy lejos a buscar la réplica a su afirmación, cuente usted los intervinientes en este foro y fíjese bien en cuántos de los que dijimos estar en contra, somos franceses de Le Pen…
Un saludo muy cordial.
Sr. Fernandez Pro; Le agradezco su esfuerzo por aclarar su postura, con un articulo tan extenso, pero lamento profundamente constatar que persevera usted en sus anteriores afirmaciones que lógicamente no puedo compartir.
Sigue usted con su argumento pseudo-científico de que un feto o no nacido también es un ser humano.Lo será si esa es la voluntad de la mujer que lo acoge en su cuerpo. ¿Tambien del hombre que lo engendró? Discutible.
¿Que el feto está lleno de vida , y que la mayor explosión de ella, la realiza el EL SER HUMANO en su fase embrionaria? Que no, Sr. Fernandez, que aun no es un ser humano.
Una ultima reflexión; ¿sabe usted que uno de los países con leyes más permisivas en este tema, como es Holanda, presenta una de las tasas mas bajas de aborto del mundo? Por algo será.
Otra cosa; no me decepcione con la cita de esos países o regímenes que nadie querría imitar.
un saludo desde Granada.
Señor Pensionista:
Soy yo el que le agradezco a usted su interés por el artículo que escribí y por participar en el debate aportando su opinión. Por otro lado, no debe extrañarle mi esfuerzo por aclarar lo que afirmo y perseverar en mis convicciones, sobre todo, si no hallo otras que me convenzan de lo contrario.
Sí lamento que –en un intento, quizá, de banalizarlos- califique usted mis argumentos como “pseudo-científicos”. Tenga en cuenta que la Pseudociencia es aquella a la que le falta el apoyo de evidencias científicas y no puede ser verificada de forma fiable; y, por desgracia, en esas circunstancias se encuentran las dos corrientes que existen –a favor y en contra- en cuanto a la calidad del embrión como ser humano (corrientes que ya traté en mi primera respuesta, a mi amigo Luis Candelas). De esta forma, las dos hipótesis que estamos barajando -que no tesis- tendrían idéntica validez (aunque fuera pseudo-científica), y, por tanto, no sería éste un argumento válido para poder diferenciarlas, dándole mayor valor a la una sobre la otra o descalificando a cualquiera de las dos (independientemente de los seguidores de cada una de ellas y las causas de sus posturas). Precisamente porque son hipótesis y nadie puede determinar con exactitud la verdad del asunto, es por lo que –ante una duda razonable- mantengo que la Ley debe responder defendiendo el derecho del más inocente (aunque sea más presunto que nunca).
De todas formas, lo que sí tengo muy claro, es que el hecho de que un embrión o un feto sea un ser humano o no lo sea, de lo que no depende –como afirma usted- es de la voluntad arbitraria y el interés de otro ser humano (aunque sea su madre o su padre o el político que le toque el turno)
Respecto al bajo índice de abortos en Holanda, lógicamente se deberá a la educación de los jóvenes en la prevención de embarazos no deseados. Pero para eso sí creo que debe estar un Estado Civilizado: para educar a sus ciudadanos en cómo evitar riesgos indeseados con los que haya que apechugar, cuando llegue la hora de responder a las consecuencias derivadas de los actos realizados en el ejercicio de sus libertades.
Para finalizar, Señor Jubilado, siento decepcionarlo, pero a la hora de formular cualquier proposición, siempre he considerado bueno enfrentar una antítesis a cualquier tesis, a fin de evitarme posibles contradicciones; y, en el caso que nos ocupa, cuando usted habla de los países y las ideologías contrarias al aborto, no puede obviar las que no sólo han estado a favor, sino que lo han considerado como elemento fundamental de su Sociedad y su sistema político; por tanto, nombrar a Esparta, Hitler o Mao, no fue por decepcionarlo, créame, sino por aportar a la discusión datos objetivos y contrastados (nada pseudo-científicos)
Un saludo cordial a una de las más hermosas ciudades que conozco.
Sr. Fernandez; Leyendo su ultima réplica , en principio llegué a la conclusión de que no merecía la pena seguir con una discusión que no llegará a ninguna parte, porque las nuestras son posturas demasiado distantes. Pero repasando sus anteriores respuestas a otros intervinientes, y en sus referencias a la conveniencia , o no, abortar en caso de graves malformaciones del FETO, llego a la conclusión de que usted no puede ser medico, ginecólogo o biólogo, de que sus reflexiones no provienen de congresos donde se actualizan conocimiento, y donde se contrastan las opiniones de prestigiosos investigadores punteros en sus materias. Esos tienen otro discurso muy diferente al suyo (me va a permitir la licencia de llamarlo, algo “dogmático”) ¿ha visto usted el sufrimiento de un niño con espina bífida? Con el actual proyecto de ley, se pretende condenar de por vida a esa madre y a ese hijo a un sufrimiento terrible. Estos si son seres humanos, y eso si me parece nazi.Afirma usted que este tipo de fetos con esas y otras graves malformaciones, generalmente son son abortos espontáneos. ¿y si no, qué. Obligaría usted a una hija suya a proseguir con su embarazo, despreciando el avance de la ciencia? No, Sr Fernandez , usted no puede ser medico, usted no podría ignorar su código ético.
Por todo esto le respondo, porque pienso que todos los que callamos ante este estado de cosas, también somos culpables.
De nuevo un saludo.
Sr. Pensionista:
Considerando los tipos de argumentos que emplea en sus análisis, no me extrañan en absoluto las conclusiones a las que ha llegado. Fíjese, si no, en su anterior comentario, en el que he subrayado los criterios argumentales en los que basa sus hipótesis:
1.- “…Sigue usted con su argumento pseudo-científico de que un feto o no nacido también es un ser humano. Lo será si esa es la voluntad de la mujer que lo acoge en su cuerpo.”
2.- “… ¿Tambien del hombre que lo engendró? Discutible”… “
3.- “… ¿Que el feto está lleno de vida , y que la mayor explosión de ella, la realiza el EL SER HUMANO en su fase embrionaria? Que no, Sr. Fernandez, que aun no es un ser humano.”
4.- “… ¿sabe usted que uno de los países con leyes más permisivas en este tema, como es Holanda, presenta una de las tasas mas bajas de aborto del mundo? Por algo será”… y, por último,
5.- “…no me decepcione con la cita de esos países o regímenes que nadie querría imitar.”
Si no deja usted de apoyar con este tipo de argumentos sus hipótesis, es lógico que siga llegando al tipo de conclusiones que llega; y, por tanto, coincido con usted en que será imposible que nos pongamos de acuerdo.
Pero, por favor, no me hable usted de actitudes dogmáticas o, antes de hacerlo, revise sus afirmaciones subrayadas en el punto 1 y 3, y compárelas con mi segunda respuesta a Eva First, en la que declaro “…considero que ante un proceso cualquiera que pueda afectar el derecho a la vida de otra persona (llámese aborto, llámese pena de muerte), no es un criterio individual (subjetivo e interesado) el que debe prevalecer (ni siquiera el mío, pues me pueden conducir mis propios intereses), sino el de un Estado de Derecho”
Y créame que si ahora le he respondido, es porque estoy absolutamente de acuerdo con usted en una cosa: en que todos los que callamos ante este estado de cosas, también somos culpables.
Un saludo y un feliz año.
Paco Fernández-Pro (que no Fernández…)
Lo siento: observo que no salen los subrayados… pero, ¡bueno!, sólo es cuestión de leer con un poco más de atención.
Un saludo
Jubilado, no Pensionista.
Un saludo Sr. Fernandez-Pro
Cierto, amigo mío… Disculpe usted (aunque espero que, jubilado, también sea pensionista;))
Sr. Fernandez-Pro; Releyendo su ultima respuesta, al fin he descubierto un punto en común, entre usted y yo en este interesante tema; al mencionar usted, como resolutor de conflictos, el Estado de Derecho, o sea el imperio de la Ley que los humanos nos hemos otorgado, y ser yo un ferviente defensor del mismo,me permito adjuntarle muy sintetizada una resolución del Tribunal Internacional de Derechos Humanos, que como usted sabe, España se adhirió, y que sus resoluciones son de obligado cumplimiento. Es de 2007.
El Convenio de Derechos Humanos, que protege el derecho a la vida, la señora Thi-Nho Vo –en un procedimiento en que se dio intervención a las organizaciones provida– denunció al Estado francés alegando que sus tribunales rechazaran que el aborto que había sufrido como consecuencia de un error médico fuese un homicidio involuntario.
El pasado 8 de julio, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos desestimó la demanda por mayoría de 14 jueces contra tres.
El tribunal considera que el feto no es una persona humana cuyo derecho a la vida esté protegido por el invocado artículo, ni tampoco por las disposiciones relativas al homicidio involuntario. Proteger la potencialidad del feto no le concede la titularidad del derecho a la vida.
Mi insistencia sobre el tema, es más por respeto y el derecho a la información de quienes pudieran estar leyendo este artículo, pero prometo no volver a cansarle sobre este tema.
Mis respetos, y un saludo.
Señor Jubilado (y ojalá que Pensionista también…):
Me alegro de que estemos de acuerdo en algo, aunque personalmente tengo dos normas de principio (incluso en esto del Estado de Derecho)
1º. La Justicia es la Justicia y responde a la conciencia individual. La Ley la escriben los hombres para la Colectividad y, por desgracia, muchas veces responde a un montón de subjetividades e interpretaciones.
2º. Por respeto al Estado de Derecho, procuro acatar siempre la Ley establecida. Sin embargo, también siempre tengo presente que mi conciencia (el concepto de Justicia inviolable que me guía), prevalece no sólo sobre cualquier norma dictada o interpretada por los hombres, sino sobre mis propios intereses personales (como ya ha ocurrido en un montón de ocasiones).
De todas formas y, como viene que ni pintado, respecto al célebre Tribunal de Estrasburgo, le remito a mi artículo de 22 de octubre https://www.ciberecija.com/los-derechos-humanos-los-bienaventurados-y-los-hijos-de-puta-por-francisco-j-fernandez-pro/ y a la respuesta a un comentario al mismo artículo, que escribo el día 23, en el que hago la siguiente reflexión: “¿No debe prevalecer la Justicia sobre la Ley?… Para mí, no sólo se trata de la Ley escrita en letras por los hombres y, por tanto, absolutamente vulnerable a la interpretación, a la tergiversación, a la manipulación, a la trampa del resquicio mínimo o el fallo administrativo (¿de qué vivirían, si no, los abogados?… con perdón…); para mí, se trata de la Justicia en sí, de la que dicta la Razón más simple. Ésa que me convence y nos obliga a defender el derecho de los más indefensos y, sobre todo, el de las víctimas frente a sus verdugos…”
Dice usted que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos desestimó la demanda por mayoría de 14 jueces contra tres (¡menos mal que no hubo unanimidad!)… y yo le confieso que lo único que no dejo al dictamen de los votos, son las pocas cuestiones que afectan a conciencia; porque, a fin de cuentas, sólo yo puedo responder por mí mismo a mi propia dignidad (por eso, en su día –cuando trabajaba, liberado, en la política- tampoco dudé en presentar mi dimisión y renunciar a mi liberación y a todos mis cargos públicos) .
Mis mayores respetos, y un saludo muy cordial.
En mi juventud(finales de los 60) no se podían comprar preservativos en las farmacias y si se conseguía alguno en el “mercado negro”, era de mala calidad y se rompía. Se comenzaba a hablar de la “píldora” y los “Diu” pero era prácticamente imposible conseguirlos. Y, claro, se viajaba a Londres.
Pero que a día de hoy, cuando centros de planificación familiar facilitan todos estos métodos anticonceptivos. Cuando los preservativos se venden en máquinas expendedoras, en las cajas de los supermercados y se regalan hasta en los colegios. Cuando incluso para los más descuidados existe una píldora del día después que parece que también se administra gratis en los centros antes citados, estar hablando de aguardar casi cinco meses a que un ser, no sé si humano o no, pero vivo, para impedir que nazca, causando además graves daños sicológicos a la mujer, me parece una dejadez, o una irresponsabilidad, o un sinsentido o…
Me alegra su intervención, amigo Asombrado:
Yo también creo que uno de los puntos más sensibles y más importantes en este asunto, es la falta de Educación para la Salud y la Prevención que tienen nunestros jóvenes.
Este sí es un aspecto en el que debía incidir de forma muy especial cualquier Estado avanzado (más aún cuando es un Estado que intenta evitar el aborto a toda costa)
La mejor forma de no tener problemas, es saber cómo evitarlos.
Un saludo muy cordial.
Yo también recuerdo aquella época. Un farmaceutico de Ecija tuvo conmigo una discusión y un desplante sobre es tema, arguyéndose un pretendido derecho de conciencia a su negativa a venderlo. Es curioso el empeño que ciertos sectores de la sociedad han tenido siempre por controlar la libertad sexual.
Aqui no se trata ya de abortar por un descuido; ¿por que una mujer que tiene un embarazo deseado, y es conocedora de que alberga en su seno un feto con graves deformidades, es obligada a continuar con su embarazo? Es lo que tratan de obligar con la nueva reforma de la ley.
Sr. Jubilado:
Me alegro de volverlo a ver siguiendo el hilo de la discusión (pensaba que no lo haría tras su última intervención y confieso que ya lo echaba de menos). Me gustaría aclararle una cosa y responderle a su pregunta:
1. “¿Por que una mujer que tiene un embarazo deseado, y es conocedora de que alberga en su seno un feto con graves deformidades, es obligada a continuar con su embarazo?” Supongo que por dos razones lógicas: primero, porque el feto también tiene sus derechos y hay que defenderlos (y, además, el de la vida siempre debe prevalecer sobre cualquier otro); y, segundo, porque argumentar deformaciones para eliminar a un ser humano en el vientre de su madre, es –ya se lo dije- instrumentalizar la muerte para crear una raza-especie-sociedad perfecta, sin deformidades, ni enfermedades molestas… y eso es propio de nazis.
2. Escribe usted: “…arguyéndose un pretendido derecho de conciencia a su negativa a venderlo. Es curioso el empeño que ciertos sectores de la sociedad han tenido siempre por controlar la libertad sexual” Aclaración: Señor Jubilado, no se arguye un PRETENDIDO derecho de conciencia, el derecho de conciencia SE TIENE.
Además, añade usted: “Es curioso el empeño que ciertos sectores de la sociedad han tenido siempre por controlar la libertad sexual”. Yo he sido objetor de conciencia en mi trabajo y le aseguro que no controlé jamás la libertad sexual de nadie, lo que hice fue EJERCER MI PROPIO DERECHO de conciencia… ¿o es que el aborto, también tiene que incluir la violación del derecho individual de los profesionales sanitarios a elegir, según la conciencia de cada cual, lo que ha de hacer ante un acto que implica la muerte de un indefenso?
Un saludo.
Aunque mi ultimo comentario iba dirigido a la intervención de “ASOMBRADO” le contestaré a su respuesta: No voy a seguir rebatiendo sus ideas sobre derechos y libertades, en el tema del aborto. Es inutil.
Pero si lo haré sobre el pretendido derecho de conciencia del farmacéutico.
De la epoca que hablamos, la venta OFICIAL de preservativos se hacia a través de las farmacias, que eran y son una concesion EXCLUSIVA para venta de productos para el control de la natalidad. Por ese motivo es inaceptable que quien en nombre del Estado se otorgaba la exclusividad de sus distribución y por motivos de conciencia se niegue a distribuirlo a quien le plazca. Para mi, tendría que ser consecuente y rechazar una licencia que no respondía a los requisitos de quien la otorga.
Es como cuando ciertos médicos que trabajando para el Servicio Publico de Salud, se negaron a practicar abortos arguyendo los mismos motivos (algunos de estos médicos lo practicaban en clínicas privadas)La Ley tuvo que ponerlos en su sitio aclarándoles que si no querían practicarlos siendo legales, que dejaran la sanidad pública, tan incompatible con sus ideas.
Saludos.
Sr. Jubilado, ya quedamos de acuerdo en la inutilidad de nuestra discusión, ya que cada cual mantendrá sus posturas que son claramente distintas. Sin embargo, pienso que nuestras reflexiones públicas, sí pueden ser positivas para todo el que lea estos comentarios, al servir como elementos antagonistas para sus propios análisis. De ahí, que agradezca tanto sus intervenciones; a fin de cuentas, suponen las antítesis de las mías y, por tanto, algo absolutamente necesario para poder contrastar argumentos y llegar a conclusiones válidas.
Estoy completamente de acuerdo con usted y con Asombrado (como puede deducirse de mis últimas intervenciones), que es fundamental la educación de la juventud y la puesta a su disposición de todos los medios posibles para evitar un embarazo que, al final, puede convertirse en un problema. Por tanto, considero -con ustedes- que en los años sesenta del pasado siglo (referencia que utilizan) se pasaban tres pueblos a la hora de controlar la dispensación de cualquier tipo de anticonceptivo. Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con usted, cuando asevera una vez más (¡y van…!) que el derecho de conciencia del farmacéutico era sólo un pretendido derecho. Señor Jubilado, el Derecho de Conciencia es el que le otorga al Hombre la capacidad de elegir libremente y, por tanto, NO ES PRETENDIDO SINO FUNDAMENTAL, y no sólo para el farmacéutico, sino para todos los ciudadanos de un Estado.
Por idéntica razón, le digo que yo siempre fui objetor de conciencia y trabajé durante treinta años para el S.A.S. y, aunque se me pidió alguna vez que variara mi postura, en su momento, las únicas presiones que recibí fueron de tipo económico (en el complemento que se llama “de Productividad”); complemento que vi muy reducido e incluso dejé de percibir durante varios años y que di por bien perdido (si no lo hubiera hecho, por ejemplo, hoy la coherencia no me permitiría escribir lo que escribo…)
Dicho esto, voy más allá que usted cuando se queja de los profesionales que argumentan objeciones de conciencia, para después hacer negocio en sus clínicas privadas. A estos “profesionales” yo los metía directamente en la cárcel, por fraude y estafa; y, desde luego, los privaba de volver a ejercer la profesión.
Un saludo.
Sr. Fernandez-Pro; o no me he explicado bien o usted no me ha entendido. Que el derecho a objetar, en ningún momento lo he puesto en duda. Pero solo lo contemplo, en el ámbito privado. Faltaría más. En el ejercicio de la función pública, es intolerable y hasta ilegal. La función publica es un ejercicio voluntario, por tanto no tiene sentido objetar desde ella. ¿Que le parecería que un policía se negara a detener a un corrupto, objetando que es del partido de sus simpatías? En el caso del farmacéutico, el derecho sí era pretendido, y por tanto más que discutible.A mi modo de ver, naturalmente.
Sr. Jubilado:
Se ha explicado usted y yo lo entendí. La cosa creo que está bastante clara, pues todo estriba en nuestra distinta forma de ver el asunto:
1. Usted piensa que un feto no es un ser humano, yo creo que sí.
2. Para usted, un aborto tiene una importancia relativa. Para mí, resulta vital, porque es el acto por el que se mata a un inocente que no se puede defender.
3. Para usted el aborto se limita a un derecho de la mujer a ser madre, ya que no le reconoce ningún derecho al feto. Sin embargo, para mí, viola el derecho a la vida que tiene un ser humano indefenso; y este derecho debe prevalecer sobre cualquier otro.
4. Para su conciencia, el aborto es un trámite más y la resolución de un problema de salud. Para la mía, es un asesinato premeditado, planificado y ejecutado con total frialdad.
5. Para usted, el personal sanitario está obligado a cumplir con lo que la Ley en cada momento le demanda. Para mí, su práctica deontológica sólo le obliga a cumplir con su Juramento Hipocrático que, como eje fundamental, recoge dos promesas: “Desempeñaré mi arte CON CONCIENCIA y dignidad” y “Tendré ABSOLUTO RESPETO POR LA VIDA HUMANA.”
6. Visto todo lo anterior, creo que se explica también el por qué usted relativiza la objeción de conciencia al ámbito privado, mientras que yo lo extiendo a todos los ámbitos. Para usted el aborto no tiene una importancia tan fundamental; sin embargo, para mí lo intolerable es que se legalice el asesinato de un indefenso, en toda circunstancia y en cualquier ámbito (público o privado)
Señor Jubilado, como dice usted en sus últimas letras, son dos formas de ver una realidad. Una realidad, por desgracia, demasiado sujeta a intereses políticos, ideológicos y electorales, a luchas morales, agravios de género, injusticias sociales, palabras de políticos populistas y manipulaciones de masas; una realidad que, ante tantas dudas que plantea, debiera ser bastante más estudiada y mucho más considerada desde la objetividad científica y la razón de la Justicia.
Un saludo cordial.
por encima de las leyes humanas, que todas se quedan caducas con el tiempo, está la Ley de Dios. Y el 5º Mandamiento dice: NO MATARÁS.
Por otro lado creo que los médicos estudian largos y duros años para salvar vidas, no para destruirlas
Usted, como creyente, da por sentado que la palabra de Dios,es lo que dicen algunos hombres, que fue legado a ellos en forma de sagradas escrituras. Está en su derecho. Pero otro cantar es hacer creer al resto de la humanidad, que eso es una verdad incuestionable, y que por tanto todos deben aceptarla y obrar en consecuencia. Pero menudo galimatias sería que todos tuvieramos que aceptar y acatar las creencias de todas las religiones verdaderas. Actuemos segun nuestras convicciones religiosas y aceptemos y respetemos las creencias de los demás, así como los actos derivados de ellas, con el mismo respeto que quisiéramos para las nuestras.
Querida amiga Carmen:
En este tema caben infinitas motivaciones y un montón de argumentos, por eso, quizá, lo más acertado sea limitarnos a la realidad científica (a ella me remito yo, pues en ella hay suficientes razones y argumentos)… De todas formas, copio un enlace en el que todos podemos hallar nuevas razones -absolutamente objetivas- para comprender la aberración que supone el aborto.
Pido disculpas de antemano, porque en el enlace se recoge una imagen real que puede herir la sensibilidad de cualquiera (sé que esa imagen es real, porque -como ya dije- he presenciado legrados…)
Un saludo muy cordial.
Este es el enlace: http://85.214.222.163/index.php/tribuna-libre/3824-el-beneficio-capitalista-tras-la-industria-del-aborto