Algo se muere en el alma
cuando un AMIGO se va...(por la muerte de Juan Antonio
Gamero Soria - Écija)
Por Ramón Freire
Foto:
Juan Gamero y Manolo Gómez - Pregón de la Coronación
de la Virgen del Valle
Así cantan las sevillanas, pero a mí se me ha
ido algo más que un amigo cuando esta mañana,
recién incorporado al trabajo, recibo una llamada telefónica,
comunicándome que mi maestro y amigo D. Juan Antonio
Gamero Soria ha fallecido.
Nosotros los creyentes, como él y yo, decíamos
y digo que sólo hay tres jueves que relucen más
que el sol. Jueves Santo, Corpus Christi y Ascensión.
Y ha sido precisamente, en la víspera del Corpus cuando
Dios le ha llamado al reino de los cielos, en esa festividad
eucarística a la que adoraba de día y noche. Allí
se va a encontrar con nuestro común y entrañable
amigo y también mi maestro Manolo Gómez, para
que los dos, un año más, hagan fiesta donde calendarios
incomprensible nos la quitaron, pero que ellos respetaban escrupulosamente,
el jueves del Corpus de cada año.
Yo le conocí de alumno suyo en el Colegio Salesianos
del Carmen, después seguí siendo alumno cuando
de meritorio ingresé en los Juzgados de Ecija, continué
aprendiendo de su basta y amplia cultura sobre todo en general
y en particular de la Ecija a la que tanto amaba, compartimos
tertulias semanales en la Televisión Municipal que marcaron
índices de audiencia, me hizo pregonero de la Semana
Santa cuando fue Presidente del Consejo Local de Hermandades
y Cofradías de Ecija, formamos la Comisión para
la Coronación Canónica de la Virgen del Valle,
etc, etc y compartí, tantas y tantas cosas que hoy, víspera
del Corpus, 6 de Junio, se me ha muerto un trozo del alma cuando
nos ha dejado.
Ya las Pascuas y Semana Santa de cada año no será
igual, nos faltará Juan Gamero, lo echaremos de menos
cuando llegue el Pregón de Navidad que él organizó
en la Merced y en la rememoración que hacemos de la Pasión
y Muerte de Nuestro Señor, no será sólo
su presencia junto a la Cruz que abraza el Nazareno de Santa
Cruz y lo hacen Exaltación en el Convento de la Merced
lo que nos falte, sino sus atinados y acertados comentarios
sobre el desarrollo procesional de tan santa semana y yo, particularmente,
en sus visitas diarias a las dependencias judiciales, donde,
a pesar de compartir sentimientos deportivos opuestos, seguíamos
tertuliando de cuanto nos rodeaba.
Su Pilar, compañera inseparable del alma y de su cuerpo,
junto a sus hijos, saben que lo que aquí escribo me brota
del corazón, porque él me dijo siempre que cuando
yo hablaba era mi corazón el que lo hacía y ahora,
lleno de dolor, lo hace una vez más.
A partir de ahora, sólo me queda el consuelo de que mis
maestros, Manolo Gómez y Juan Gamero, se encuentran ocupando
los asientos preferentes del palquillo de honor que Dios tiene
reservado en la Gloria para los hombres buenos, como eran los
dos, por eso, otra vez se me ha muerto algo en el alma...cuando
otro amigo y maestro se me ha ido.