UN MILITAR, LUCAS DE MOLINA Y BERMUDO, DEJÓ LA HUELLA DE ÉCIJA POR SUS HECHOS Y DESCENDENCIA EN TIERRAS CHILENAS por Ramón Freire
4 de Agosto de 2017
Ramón Freire Gálvez.
Ya he vuelto. Aquí estoy.
Este mediodía acaban de darme el alta hospitalaria, tras la operación del día 1 de Agosto.
Diagnóstico:
Apertura hemisferio frontal craneal con extirpación de tumor. 40 puntos (con estos más de un equipo de fútbol evita el descenso). Estoy bien, solo me queda saber la biopsia del tumor, que será en diez días, pero con las oraciones, rosarios, misas y jubileos que han ofrecido por mí, no habrá problemas y si los hay, hay que estamos para afrontarlos y resolverlos.
Vamos al grano: GRACIAS EN MAYÚSCULAS, GRACIAS en cursiva y GRACIAS en negritas, a todos, desde mis familiares, en todas las ramas hasta mis amigos; todos los teléfonos de mis hijos estaban colapsados de llamadas y mensajes, nuestro agradecimiento, no puede ser más sincero ni mayor.
Yo no sabía que los nobles como yo (ahora que la nobleza está decaída), teníamos tanto aprecio en esta bendita tierra nuestra.
Me han prescrito hasta primeros de septiembre una vida “armonizada” y yo le pregunté al equipo médico (de cum lauden lo que han hecho conmigo):
Dr: ¿Sabe usted si mis rincones cerebrales ecijano y el sevillista, han sufrido deterioros?
No hijo mío, el rincón ecijanista que usted tiene, ha sufrido una revaloración y el sevillista de nervión (mi Peña San Pablo al lado mía en todo instante), aunque tiene tatuajes de copas grabados, todavía tiene sitio para más.
Así que en cuanto he descansado un poco, lo primero mi agradecimiento, como ya lo he dicho antes y sigo con un artículo ecijanista, como si el tiempo no se hubiese parado en mi vida, que ha sido fortalecida por el espíritu, rezos y ánimos de todos ustedes. Voy con ello.
Comienzo Agosto, volviéndome a recrear en la historia que los ecijanos han dejado grabada fuera de nuestra Ciudad. Este agosto, caluroso, como todos, al pairo del aire acondicionado, me llena de ilusión realizar la investigación y aportación de datos sobre nuestros paisanos, sea cual sea el año y siglo donde llevaron a cabo sus hechos. En esta ocasión, un militar, famoso en tierras chilenas y que en el siglo XVIII vio la luz en nuestra ciudad. Me estoy refiriendo a Lucas de Molina y Bermudo, lo que sigue, en pequeños rasgos, esta fue su vida.
Nació en Écija el sábado 10 de Diciembre de 1729, siendo bautizado al día siguiente, domingo, en la Parroquia de Santa María, por el cura Francisco Fulgencio Caus y Burgos, imponiéndole los nombres de Lucas José, hijo de Lucas de Molina Aguilar y de Juana Bermudo, siendo madrina María de la Trinidad (Libro de Bautismos 23, página 204, Parroquia de Santa María).
Contrajo matrimonio con Margarita Agüero de la Sal, hija del Capitán Don Vicente de Agüero y de doña Eulalia de Lasar, teniendo del matrimonio diez hijos.
Comenzó este ecijano su carrera militar en 25 de Julio de 1746, ocupando una plaza nominal de soldado en el regimiento de Infantería de Zamora, en el que sirvió dieciocho años, cinco meses y veinticinco días. Asistente a la guerra de Portugal, se encontró en el sitio y toma de la plaza de Almeida, en cuya campaña estuvo agregado a la tercera brigada de Ingenieros, bajo el mando de D. Carlos Laumer, siendo empleado en varias comisiones delicadas.
Teniente de Infantería del Cuerpo Provincial de Buenos Aires, por Real Cédula expedida en San Lorenzo de 20 de Noviembre de 1764; padece naufragio a su arribada en el navío Santa Margarita, del que salva su Ejecutoria de Nobleza. En Buenos Aires ejerce como instructor de los cuerpos militares de la plaza. Llegado que hubo allí, salió en la expedición que se hizo contra los indios, al mando del Teniente Coronel D. Antonio Catani.
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