TORRE E IGLESIA DE LA VICTORIA DE ÉCIJA por Juan Méndez Varo
Traemos hasta aquí un ejemplo de los más absurdos e irresponsables derribos de una pieza del rico patrimonio artístico de la ciudad de Écija que se llevó a cabo en los años sesenta del siglo XX.
Incomprensiblemente, la Iglesia de la Victoria, perteneciente a la ex-comunidad de los Mínimos, quedó mutilada por la desidia de los responsables: las dos portadas quedaron separadas del templo sin que se llegaran a ejecutar ningún tipo de obra de consolidación.
Hasta el año 1965, en que dieron comienzo las polémicas obras, el templo poseía una gran nave y crucero, cubierta de artesa de recuerdos mudejáricos con interesante retablística. A todo ello se suma que parte de la retablística del templo fue trasladada a otras ciudades, entre ellas a Aracena, curiosamente ciudad natal del arquitecto que dirigía sus obras. El riquísimo artesonado fue también vendido y el bello cancel (que fue desmontado y trasladado al Palacio de Peñaflor), ha sido restaurado, afortunadamente, por la Hermandad del Cristo del Confalón.
Años después de las desafortunadas obras, tanto la torre como sus dos bellas portadas (una de acceso a través de la calle Victoria y otra a través de la calle Cristo de Confalón, presentan un lamentable estado de abandono y al borde de la ruina total.
En una de las fotografías se puede apreciar los andamios que fueron puestos para proceder a la restauración parcial de la torre de la Victoria con motivo de los desprendimientos que sufrió esta en el mes de junio de 1980. La obra, realizada por una empresa sevillana y, con la oportuna autorización del servicio de restauración de monumentos, fue también muy polémica. Si bien se consolidaron algunas piezas que se venían desprendiendo del chapitel, se optó, en vez de reintegrar los azulejos por enlucir con cemento y pintar, en blanco y azul dicho chapitel. El tiempo pronto puso al descubierto la nefasta ejecución de las obras.
El ex-convento de la Victoria, tan ligado a la historia de la ciudad de Écija, hoy simboliza la incuria que ha arruinado tanta riqueza del patrimonio artístico
Fuente. Así era mi barrio, Así era mi ciudad.
Juan Méndez Varo.
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