SUSANA DÍAZ PACHECO, LA ARRIBISTA por Francisco J. Fernández-Pro Ledesma
Lo de la nueva Presidente de la Junta de Andalucía tiene miga.
Como esto de Internet es pura virguería, sólo basta tirar de teclado para desenmascarar al más pintado. Resulta que si uno busca Susana Díaz Pacheco, por ejemplo (y porque, la verdad, a la nueva mandamás andaluza sólo la conocen en su casa a la hora de comer) se entera uno de todo lo bueno y lo malo, por mucho que quieran maquillarlo.
Según parece, la tal Susana no ha trabajado en su vida en nada que no tenga relación con la política y, aunque tiene ya sus casi cuarenta años cumplidos, hasta hace tres no tenía título alguno. Sin embargo, durante estos tres lustros que lleva en la política, aprovechó sus cargos para ir haciendo carrera y, aparte de una diplomatura de Alta-Dirección-de-Instituciones-Sociales-por-la-Fundación-San-Telmo (que viene a ser como esos títulos que le regalan por puntos a los políticos que están en el poder), hace poquito acabó la carrera de Derecho, licenciatura en la que ha invertido diez largos años de su vida (¡¡¡¡!!!!). Oséase, que la susodicha Susana es de la misma veta de la que ZP extraía miembras como la Bibiana Aído y compañía… ¡¡jo!!
La pregunta, resulta obvia: “si es así, ¿por qué ella?”; y, entonces, por esa sana costumbre de analizar los asuntos que nos sorprenden desde datos contrastados, se vuelve a recurrir a Internet,… e Internet nos revela, que la tal Susana Díaz, en 1999 entró en el Ayuntamiento de Sevilla de la mano de Alfredo Sánchez Monteseirín, padrino al que traicionó cuando vio las cosas feas, uniéndose a José Antonio Viera para poner un nuevo candidato a la Alcaldía Sevillana, Juan Espadas, enterrando definitivamente a su mentor Monteseirín.
Más tarde, cuando Viera entró en horas bajas, lo abandonó también a su suerte y se pegó como una lapa a José Antonio Griñán, que le consiguió la secretaría del PSOE en Sevilla, cargándose también, de paso –y ya que pasaba por allí- al alcalde de Alcalá de Guadaira, Antonio Gutiérrez Limones.
Pues bien, ahora, aprovechando la caída de Griñán, maquinó junto a él -y con toda urgencia-, un ardid fraudulento que evitara que los críticos de su partido armaran una candidatura con probabilidades, para unas primarias que, de esa forma, nunca se celebraron.
Sin duda, esta mujer que, según Internet, siempre ha ido a trabajar en coche oficial y jamás se ha sometido a ninguna votación pública, es el prototipo del político arribista, que elude la confrontación democrática y se adiestra en las intrigas de aparato y de carné. De hecho, ayer fue nombrada Presidenta de todos los andaluces, exclusivamente por obra y gracia de los tejemanejes psoeístas y los intereses de una IU que, a estas alturas del negocio, ya se traga todo lo que tenga que tragarse. Por tanto, ha sido investida como la más alta autoridad de Andalucía, sin haber sido votada nunca por los andaluces, sin haber encabezado nunca ninguna lista electoral y sin haber ganado nunca unas elecciones democráticas.
Por eso, ayer, escuchando hablar a la nueva Presidenta de la Junta, sobre transparencias obligadas y democracias necesarias, se me revolvieron mis tripas de ciudadano andaluz… y es que cada día tengo más claro –y no necesito recurrir a Internet- que Andalucía (nuestra Andalucía, nuestra tierra, nuestro Pueblo), sigue siendo un Cortijo, donde es un señorito avispao, quien quita y pone manijero.