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SIN PERDÓN por Francisco J. Fernández-Pro

SIN PERDÓN por Francisco J. Fernández-Pro
septiembre 05
21:16 2014
Fco. Fernández-Pro

Fco. Fernández-Pro

No tengo perdón. Cuando me comprometí a escribir mis artículos, sabía perfectamente lo que iba a pasar, porque la cosa es bien sencilla: yo pienso lo que quiero y -salvo excepciones muy justificadas de pura justicia o solidaridad con la dignidad del prójimo- siempre digo lo que pienso, pase lo que pase o pese a quien le pese (y aunque me pese a mí el primero…) No es que sea santo o gilipollas, simplemente es que, como decía mi Hermano Marcelino, los que nacimos quijotes no tenemos enmienda (“ni falta”… le añadía yo)

¿Por qué voy a escribir lo que no pienso, cuando lo que pienso es lo que me parece más justo? Si hay algo que me parece bien, ¿por qué no voy a elogiarlo? Si hay algo que me parece mal, ¿por qué no voy a decirlo? Entonces, ¿por qué cuando elogio lo que está bien, todos aplauden, pero cuando planteo dudas razonables sobre asuntos espinosos, se me ponen de morros y me advierten –cariñosamente- que “me he pasao tres pueblos”?

Con mis artículos, con mis reflexiones, sólo intento el análisis más justo sobre los asuntos que nos rodean; pero si quiero ser justo (y ser justo, es serlo con todo y con todos), estoy obligado a ser objetivo; y la OBJETIVIDAD, como decía en mi último artículo, implica aparcar las creencias, la ideología, los prejuicios y las propias acotaciones socioculturales.

La Comunidad en la que vivimos es heterogénea. Que yo defienda la legalización de la Prostitución, no significa que, en cuanto se firme el Decreto, me vaya a ir de putas, sino que comprendo la situación por la que atraviesan todos los que viven o disfrutan de esta realidad social –inevitable y necesaria para ellos- y que es lógico que se planteen sus problemas y se intente normalizar en una Sociedad donde –como diría El Guerra- “cá cuá, es cá cuá”.

Más si la Objetividad que pretendo para mis reflexiones me eximiera de culpas, según algunos aún me quedaría disculparme por las palabrejas mal sonantes que utilizo. Sin embargo, para mí, las palabras sólo son palabras; otra cosa, bien distinta, es cómo las utilizamos y qué significado pretendemos darle. Personalmente, procuro utilizar todas las que me brinda el Diccionario de la R.A.E. para hacerme entendible y transmitirle al personal, lo mejor que puedo, el estado anímico con el que las escribo; por eso, siempre intento mimarlas, para que no acaben desmandándose y parezcan decir lo que no pienso. Por ejemplo: comencé escribiendo que no tengo perdón, pero como no lo pido, porque lo que escribí lo consideré justo, ahora tendría que pertrechar una frase para dejarles clara mi postura -sobre sus críticas- a los que, aún oídas mis razones, siguen machacones en el tajo. Pues  bien, seguro que, al final, tendré que lamentar mi simpleza, porque la única que ahora se me ocurre, es esa tan manida que dice: “Con todos mis respetos, vuestra intransigencia me importa un pimiento” (y eso que me cuido mucho de no escribir “un carajo”, por no darle más excusas a la tabarra).

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4 Comentarios

  1. Luis Candelas
    Luis Candelas septiembre 06, 12:10

    Tiene narices que te tengas que disculpar por decir lo que piensas. Digo yo que los comentarios que se pueden hacer aquí no los censuran por llevar la contraria, de forma racional, a lo que en el texto principal se expone. Sobra dogma, a mi parecer, y falta reflexión.

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  2. Paco Fernández-Pro
    Paco Fernández-Pro septiembre 06, 20:37

    Querido Amigo, te agradezco tu observación, porque precisamente una de las cosas que más le insisto al Administrador de esta página, es que de paso libre a todos los comentarios que se hagan. Para mí, no tendrían sentido mis artículos, si no fueran capaces de formar, de informar o de crear un cierto espacio de libertad, de diálogo y de discusión constructiva.
    Un saludo muy cordial.

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  3. Viajero
    Viajero septiembre 08, 00:58

    ¿Pedir perdón por llamar al pan pan, al vino vino y a las putas putas? Entonces, ¿debería Cervantes pedir también disculpas?

    —Sois un grandísimo bellaco —dijo a esta sazón don Quijote al cabrero—, y vos sois el vacío y el menguado, que yo estoy más lleno que jamás lo estuvo la muy hideputa puta que os parió.
    (El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, capítulo LII)

    Seamos serios, por favor

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    • Paco Fernández-Pro
      Paco Fernández-Pro septiembre 08, 09:58

      Amigo Viajero, ¡qué acertada la cita que propones!…
      Sin embargo, permíteme responderla con otra, aunque sólo sea por deferencia a ti -por haberte tomado la molestia- ya que, como te decía -por exacta y oportuna-, ni siquiera necesitaría respuesta…
      Tet confieso que, con tus letras, me has traído a la memoria una sentencia que también viene al pelo y que, aunque atribuida por todo el mundo al Quijote (otros también a la versión cinematográfica de Orson Wells, otros a Rubén Darío, otros a…) parece ser que, realmente, quien la escribió fue Goethe en su poema “Kläffer” (Ladrador, 1808)La frase en cuestión y, que estoy seguro, habrás adivinado, es la de “Ladran, luego cabalgamos…” ;)
      Un saludo muy cordial.

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