SIN PALABRAS PARA MI HIJO por Francisco J. Fernández-Pro
Resulta increíble, pero con todos los artículos que se me ocurren, me estoy quedando sin palabras para mi hijo.
Durante los últimos días, en nuestro país, en nuestra televisión, en Internet, han ocurrido cosas tan esperpénticas, se están diciendo frases tan incoherentes y se están silenciando palabras tan necesarias, que en tres ocasiones que mi hijo me preguntó sobre lo que estamos sufriendo, yo no encontré las palabras que buscaba.
Pero ¿qué puedo decirle –sin parecer airado- cuando me pregunta sobre las razones de los rabiosos? ¿Qué puedo argumentarle sobre la justificación de los indignados que se comportan indignamente? ¿Con qué palabras le razono a mi hijo –sin que me tome por retrógrado- que, cuando el rencor provocado por un agravio nos hace agraviar a otros, perdemos la razón que nos asiste?
… o ¿cómo le inculco a mi hijo –sin parecer un pseudofilósofo santón-, que la dignidad de los hombres no tiene cuna, ni caudales, ni diplomas, ni color, ni edad, ni sexo; y que la de todos los seres humanos es la misma que la nuestra, porque tiene la misma importancia e idéntico valor?
¿Cómo puedo explicarle –sin parecer machista- que, para mí, el machismo y el hembrismo padecen de los mismos defectos, pues el tiempo me ha demostrado que los dos son la cara y la cruz de la misma moneda? ¿Cómo puedo inculcarle que lo único válido es la persona,… y esta certeza de que, sólo en el respeto íntimo y cierto de todos -y cada uno- de los seres humanos, podremos conseguir la plena igualdad?
… y ¿qué le puedo decir cuando me pregunta sobre la diferencia ética entre la derecha y la izquierda, para no parecer de derecha o de izquierda?… Con qué palabras le digo a mi hijo, que esa cuestión ya no me importa en absoluto, porque he tratado a todo tipo de gente en todas partes: en IU a meapilas y fascistas; a católicos antiabortistas en el PSOE; a progres abortistas en el PP; a buenos, malos, listos y listillos, en cualquier parte.
¿Cómo puedo trasladarle a mi hijo mi convencimiento –sin parecer condescendiente-, de que todos somos un poco conservadores de derechas e izquierdas, porque siempre –o cuando más nos conviene- hay algo que queremos conservar; pero que, a la vez, todos somos un poco progresistas de izquierdas y derechas, porque siempre –o cuando nos interesa- hay algo en lo que deseamos progresar; y, por tanto, a mí –que procuro cuidar el valor semántico de las palabras-, los términos derecha, izquierda, progresistas o conservadores (¡qué tanto sirvieron como referencia antiguamente!), cada vez me suenan más a cebos rancios para que políticos incapaces, sin más argumentos válidos que los del populismo, puedan pescar los votos del despiste y de la buena fe?
¿Cómo le digo a mi hijo, que yo –que lo viví- acabé con el convencimiento firme de que todo es un bulo y que, para acertar, es mucho mejor fijarse en la calidad de las personas?
Y, además de todo esto, cómo le digo –sin parecer ambiguo- qué representa Europa, qué es Andalucía para mí.
¿Cómo le hablo de esta necesidad que tenemos de convivir con nuestros vecinos y, a la vez, mantener nuestras raíces y nuestra propia Identidad como Pueblo? ¿Cómo le explico que hay muchas formas posibles de encuentro para mantenernos juntos y, a la vez, ser nosotros; para poder compartir la sombra y los frutos que son comunes, alimentándonos con nuestra propia savia?
Cómo le explico que todo este Sistema, que no entiende, es como una pescadilla mordiéndose la cola, que empieza y acaba en el Trabajo: porque es trabajando como se gana dinero y es con el dinero con lo que se pagan los servicios, gracias a los cuales vivimos mejor. Pero para poder vivir mejor o seguir viviendo, debemos mantener esos servicios que pagamos con el dinero que conseguimos trabajando… y cuando no hay trabajo, no hay nada; absolutamente nada: si acaso, miedo, promesas, devaneos, manipulaciones, mentiras y papucias de sindicalistas.
Por tanto, el Trabajo es el bien fundamental del Hombre en la Sociedad y el principio y el final de este círculo que marca el Sistema en el que convivimos. Pero ¿cómo le digo a mi hijo –sin que me piense un facha-, que el trabajo lo crean los empleadores (los empresarios) y que el Estado tiene la obligación de mediar y legislar, adoptando medidas, no sólo para garantizar el trabajo del trabajador, sino para que el empleador pueda contar con la suficiente confianza para invertir y crear puestos de trabajo?
Todas estas cuestiones me parecen lógicas y han surgido en casa durante los últimos días, a raíz de las cosas que hemos presenciado en los medios de comunicación; pero, siendo tan lógicas, para explicárselas desde mi necesaria y deseable objetividad, a mi hijo Francisco –todo pasión de quijote genotípico-, he de confesar que me han resultado dificilísimas las palabras. Por eso –y discúlpenme por ello-, se me ocurrió probar, escribiendo este artículo.
COMENTARIOS REALIZADOS EN FACEBOOK PARA QUE LOS COMENTE EL AUTOR:
Martin Rosario Chapó Francisco!!!
Hace 5 horas · Me gusta
Ruben Garcia Ruiz …creo que tu hijo lo entenderá, si no ahora, en unos años… Enhorabuena!
Hace 2 horas · Me gusta
Mari Carmen Gomez Campos Eres formidable Paco y muy especial, es dificil entender como esta el mundo, pero tu con tus palabras tan acertadas que encuentras para cada explicacion y para cada momento, dudo que tu hijo no lo entienda. Sobradamente derrochas dulzura con tus palabras explicandoselo, y la verdad que emociona solo leerlo, y yo solo soy tu amiga, el es tu hijo.
Hace 40 minutos · Me gusta
Estimados amigos Rosario y Rubén, gracias por leer estas letras y por tomaros la molestias de comentarlas.
Querida Amiga María del Carmen,tú sí que eres formidable… Siempre se dice que eres como te ven y tú -con tu gran bondad- siempre miras a los demás con buenos ojos, por eso para ti “tó er mundo es güeno”.
Perdonad que no os responda por facebook, pero ya sabéis que me declaro ciberpatoso y no suelo entrar ni en facebook, ni en twyter, ni en nada de eso (no me acabo de enterar de la mecánica…)
Un saludo muy cordial.
Usted, posee suficientes recursos semánticos para explicarle a un hijo suyo la confusión y el estupor que nos causa a todos vivir en estos momento tan convulsos. Supongo que hablamos de un muchacho de unos veinte años que acaba sus estudios y se dispone a enfrentarse a la vida y a tomar posiciones en el mundo laboral. A lo mejor todavia no pertenece al “grupo” de los rabiosos, o indignados. Todavía no le han dicho…. ” te hago un contrato de media jornada, pero aquí se trabajan diez horas… O es licenciado en algo, y está de camarero cobrando en negro. Trate de explicarle, que usted dispone de recursos para ello, que por la Democracia en que nos regimos, muchas personas sufrieron persecución y hasta perdieron la vida. Y que hay que defenderla día a día Dígale que aunque estemos asqueados de corrupción, no hay que creerse a los sospechosos salvapatrias que nos quieren convencer que todos los politicos son iguales, cuando alguno de los suyos aparecen salpicados de inmundicia. Que cuando un indignado expresa su asco (pacíficamente, aunque con ruido)no se le puede llamar indigno. Indigna es la actitud de pasividad que toman los jóvenes, entre botellon y botellon, ante este estado de cosas. Y dígale que si tiene la suerte de prestar su esfuerzo e ilusión a un empresario o empleador, puede que se sienta útil y realizado. Pero preparelo por si cae en esos otros empresarios sin escrupulos, que con contratos de prácticas le exprimirá sus juveniles energias. Es lo que hay, le dirán.
Y por ultimo explíquele en que consisten las medidas que usa el Estado para mediar y garantizar unas dignas condiciones del trabajador como tal. Reforma Laboral, le llaman.
Tal vez le parezca una visión pesimista de nuestra realidad, pero creo que los jovenes ya están bastante desconcertados para distraerlos con elucubraciones que pueden desviarlos de la penosa realidad que les ha tocado.
Como siempre, un saludo , Sr, Fernandez-Pro, desde Granada.
Estimado Sr. Jubilado:
En efecto, mi hijo tiene dieciocho años y el próximo curso intentará acceder a la Carrera de Historia.
Como siempre, debo agradecerle su intervención, ya que en ella añade otras cuestiones de las que también hemos hablado en estos días, pero también otras nuevas de las que nos habíamos tratado. Créame que sus letras me ayudarán a explicarle con algo más de profundidad algunos de los asuntos ya que, por lo general, usted posee una magnífica capacidad para el análisis, aunque a veces veamos las cosas desde distintos prismas (lo cual, sin duda, enriquece la visión).
Siempre le digo a mi hijo que hay muchas formas de ver las cosas; por eso –porque cada cual tiene la suya- una misma realidad puede tener distintas consideraciones y todas ellas pueden ser válidas (al menos, para la subjetividad de quien las piensa). “Por tanto –le digo a mi hijo-, piensa que podemos ser nosotros los que estemos equivocados o que, incluso, tengamos sólo una parte de la razón y haya otras razones que no hayamos considerado”
Lo que sí le digo también, Sr. Jubilado, es que, sintiéndolo mucho, no voy a plantearle estas cuestiones desde el prisma pesimista que usted me propone. Primero, porque –como le digo-, mi hijo sólo tiene dieciocho años y creo que el mayor tesoro que posee, como joven, es su enorme ilusión.
Segundo, porque –como decía en mi artículo- Francisco es, genotípicamente, un quijote empedernido, y el mayor tesoro que posee, como persona, es su pasión por la Justicia y la fuerza de una lanza todavía casi por estrenar… y no es cosa de que inicie sus andaduras en la Vida, dando ya la batalla por perdida.
Y, tercero, porque como yo también tengo los genes de los quijotes, aunque mi lanza ande metida en parches y remiendos desde la puntita a la empuñadura, aún le quedan fuerzas suficientes, como para batallar -con él, por él y junto a él- contra esos salvapatrias fulleros, políticos corruptos y empresarios indecentes, y hacerle frente, aunque sea elucubrando sobre esta penosa realidad que nos ha tocado vivir, para hallar soluciones que lo salven y nos salven (a fin de cuentas, para eso se lucubra…)
Como siempre, un saludo agradecido y muy cordial desde sus torres.
En el fondo, su discurso y mi comentario, no están tan alejados; los dos poseen un tinte pesimista (o quizás realista)porque creo que a los dos nos está pasando la vida por encima.
Pero en lo que coincido como usted, es en no plantearle a su hijo una visión quizás un tanto desalentadora. Es más, si fuera mi hijo no le plantearía ninguna visión personal. Dejaría que se abriera al mundo real, el que se ha encontrado y como en la evolución se adapte, se realice y sea feliz que es de lo que se trata.
Por cierto, preciosa carrera la elegida. Con un padre así a su lado, le auguro el mayor de los éxitos.
Gracias por eso, estimado amigo…
Cuando el pueblo sencillo se sentía oprimido llegaban las revoluciones, los magnicidios, las guerras. Ahora resulta que los oprimidos, más ilustrados que los de antes -en las protestas del Congreso había más títulos universitarios fuera que dentro-, en vez de tirar por la tremenda, han decidido entrar en el juego. Como los que jugaban hasta ahora estaban a lo suyo, nada más tirar los dados se han puesto los terceros, y van comiéndose a unos y a otros y contando veinte cada vez.¡Qué casualidad¡ Después de varias décadas de parar a policía y fiscales, ahora es cuando se les suelta un poco. Y nada más empezar ¡zas¡…sale basura de todos sitios. Todos no serán iguales en la sisa, pero un representante público no puede callar ante la corrupción. Ahora miran por el retrovisor y les entra la congoja, porque a poco que se descuíden los van a echar de la pista, a ellos y quizás a todos. Aún tienen tiempo de rectificar, pero muy poco. Hay que meter en chirona a muchos, todos los que han robado el dinero y las ilusiones a tantos españoles, porque mandar a la pobreza a un pueblo es la mayor traición que puede hacerse contra una Patria, a punto de romperse por tanta indignidad. Eso lo primero y luego cambiar el estilo repugnante de denunciar sólo lo que hace el adversario y esconder lo que hacen los propios. Y los mangoneos con la justicia, la banca… ¿Es que aún no se han enterado de que el pueblo al que representan no es analfabeto, como el de antes?
Se ha cambiado la provocación de salir a las barricadas o subirse al monte por la de votar a una opción revolucionaria. Algo así como ¡o cambiais vosotros o os cambiamos nosotros¡
No es un análisis, es la realidad.
El análisis sería si es positivo o negativo, si justo o injusto, si esto o aquello. Sólo sé que se veía venir, y quizás sea lo menos malo que podía haber pasado, véase nuestra trágica historia.
Si uno no se lava a menudo sale roña, y ésta pica. España tiene que tomarse unos buenos baños con estropajo. Duele, pero es lo mejor para los ácaros, parásitos y sanguijuelas.
Señor diego, perdone la demora en la respuesta, para hasta hoy no la había leído (sólo muy de vez en cuando releo algunos artículos…)
Gracias por su comentario, al que sólo le añadiría una cosa: estropajo, sí y jabón “el cocodrilo”… porque seguro que “el lagarto” se queda corto.
Un saludo muy cordial.