SERGIO GARCÍA-DILS Y MI JODIDA INDIVISIBILIDAD por Francisco J. Fernández-Pro
Esta semana ando jodido. No por los males del cuerpo (que esos lo están, pero ya tienen su taca-taca en la farmacia de Las Huertas), sino por los del espíritu que me advierten que, siendo indiviso, no puede coexistir en dos sitios a la vez (y uso el término “coexistir”, evitando el de “cohabitar”, para que, habiendo iniciado el artículo confesando que ando jodido, nadie pueda relacionar el amancebamiento con esto que me pasa y que no es el caso…)
La cuestión es simple: llevo un año entero esperando una conferencia en Écija que sirva de homenaje al insigne fundador de la Colonia Augusta Firma Astigi -cuando se cumplen los dos milenios de su muerte- y, cuando vienen a programarla, lo hacen el mismo día que yo tengo que estar en Marchena -como miembro del Comité Organizador y Moderador de una Mesa Redonda- en el IV Congreso Nacional Cofrade “Pasión a Hombros”.
Pero si la cosa parece sólo fastidiosa y yo la califico de jodida, no es por razón baladí. Verán ustedes: resulta que, además de la coincidencia tan inoportuna que se da, es que quien imparte esa conferencia, tan esperada por mí, no es otro que mi Amigo, Maestro y Hermano, Sergio García-Dils de la Vega; quizá quien, en los últimos años, más y mejor me ha enseñado a comprender la Historia y una de las personas que más admiro en este Mundo en el que, cada día –por desgracia-, hay menos gente admirable.
Habiendo intentado infinidad de cosas en mi vida, muy variados fueron sus resultados. Con mis muchos errores, quizá uno de los mayores aciertos, fue luchar -a finales de los noventa del pasado siglo–, junto a mis buenos amigos, José Antonio Gómez Muñoz y los Catedráticos de Historia Genaro Chic y Pedro Sánchez, para que se desarrollara en Écija un Programa Arqueológico Rural que, a la postre, culminó con la excavación del yacimiento de Las Delicias y la elaboración de la Carta de Riesgo Arqueológica de la ciudad. Pues bien, el desarrollo de ese Programa, trajo hasta nosotros –a través del Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla- a Sergio García-Dils.
Durante los primeros años de su estancia en Écija, presenté varias conferencias de Sergio, tanto sobre su labor arqueológica, como sobre sus logros espeleológicos; después, lo propuse como Numerario en la Academia “Luis Vélez de Guevara” y, cuando fue aceptado, me cupo la enorme alegría de recibirlo en ella. Sin lugar a dudas, para mí, su conocimiento ha sido –y sigue siendo- uno de los mayores honores que la vida me ha otorgado.
Para todo el que me conoce y sabe de mi pasotismo (que se dice ahora), de mi mucha afición por la verdad que creo (pese a quien pese y aunque me pese a mí el primero) y de mi exacerbada fobia a cualquier tipo de lameculos (del color, género o condición que posea), estas letras –por demasiado elogiosas- podrán resultarles extrañas en mí; pero les aseguro que no lo son en absoluto: sólo son justas. Sergio García-Dils, sin duda, es un lujo para todos los que tenemos la suerte de conocerlo y de compartir con él su sabiduría.
Pues hete aquí, que yo tendré que esperar a que la televisión comarcal y mi amiga María del Valle Pardal, tengan la gentileza de pasarme el cd de la conferencia. Aunque lo que más me fastidia no es eso (que, desde que está la televisión, siempre podemos ponernos al día); lo que me jode, de verdad, es la imposibilidad de estar junto a él cuando, con su maestría habitual, en el Palacio de Benamejí rescate la memoria de Augusto.
Como bien dice mi buen Amigo Paco Vera, los hombres se visten por los pies. Por hacerlo así, el próximo sábado yo debo estar donde, desde hace cinco meses, me comprometí a estar para defender –lo mejor que pueda- la riqueza patrimonial y espiritual de nuestras cofradías y nuestra Semana Santa; pero, también, porque hay que vestirse por los pies, no puedo dejar de escribir estas letras, en reconocimiento de quien se merece la mayor admiración y agradecimiento por parte de todos los ecijanos, en estos momentos, en los que mi ausencia inevitable, hacen que sienta un malestar morrocotudo por esta jodida indivisibilidad a la que estoy condenado.
Amigo Paco: cuente usted con una copia de la conferencia desde hoy. Aún cuando no se ha celebrado, suya ya es.
Y no se compunja que compungidos ya estamos muchos por no decir igual que usted muy…(lo que rima).
Saludos
Mi muy admirada y sin par Señora María de López que, por su gentileza y su generosidad, no la hay otra igual en el Mundo, pues a mis deseos responde con tanta prontitud que podría decirse que es pura magia y consigue, como si milagro fuere, hasta lo que aún anda por hacerse. Mil gracias por su bondad y por su presteza, y tenga por bien seguro que, de hoy y en adelante, atento andará mi ánima a su servicio, como la suya la estuvo en el que yo solicité, que para tan gran dama sólo cabe el más rendido servicio de cualquier hijo de Dios, que quiera honrar como se debe a su nombre y a la noble Orden de la Caballería Andante.
(… y no tenga vuesa merced en cuanta mis procacidades, que sólo son el resultado de los muchos palos en los lomos y en la sesera…)