Écija – El Portal Temático Cultural

SÉNECA, DOS MIL AÑOS DESPUÉS por Jesús Armesto

SÉNECA, DOS MIL AÑOS DESPUÉS por Jesús Armesto
septiembre 17
00:02 2014
Jesús Armesto

Jesús Armesto

La peor noticia que he recibido en las últimas semanas -y eso que tenía duros competidores-, ha sido descubrir y leer el libro de Séneca ‘Sobre la felicidad‘, y encontrar que asombrosamente, dolorosamente, incomprensiblemente, dos mil años después no estaba obsoleto.

Diría incluso que a grandes rasgos algún editor avispado -si es que quedan de los otros, de los buenos, de los que se detienen a respirar cuando abren sus libros y olvidan la fama, los retuits, la greguería de ingenio en las redes sociales y los mandatos del libro de resultados-, decía, que incluso lo incorporarían en alguna colección de autoayuda. ¿Pero es que la sociedad no ha evolucionado -en esencia- en los últimos dos mil años?

Supongo que comprenden ahora mi malestar con esta pésima noticia que este libro me ha traído. Dice Séneca, sin saberlo, -por ejemplo- sobre las redes sociales: ¿Por qué no buscar más bien algo bueno realmente para sentirlo y no para mostrarlo?
E insiste: Aquella era una sociedad muerta, que incluso cuando buscaban el placer lo hacían para huir del dolor. 
Agudo y visionario el cordobés. O quizás, no visionario, sino observador atento en una sociedad desatenta y desatendida… como la nuestra.

Dos mil años antes de esta noche escribía Séneca: Nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentamiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación. Nos salvaremos si nos separamos de la masa. 

Parece que Séneca podría ser vecino nuestro, con una cuenta de twitter, otra de Facebook e instragram, altamente crispado con el gobierno, y quizás desalentado por el estancamiento -inducido o no- cultural. Quizás algo deprimido por lo abundante de la inercia y el desierto de la crítica. O aterrado por la exhibición de certezas y mesas de sabios y revistas de pensadores y olimpos de intelectuales ávidos por estirar el pecho y dejarlo bien planchado y por todas esas academias de sabios, ¡oh! voy a permitirme divagar que esto bien le agraviaría.

Dice: Pues es la Naturaleza quien tiene que guiarnos; la razón la observa y la consulta. 
Que nadie se excuse por haberse sentido alguna vez el centro del universo, todos estábamos avisados.

Suena la campana del pueblo. En este pueblo siempre suena solo una. No como en Écija que repican y se crecen las espadañas en sonoras polifonías. Pero aquí en Gerena, solo suena una, húmeda, antigua, abierta al suroeste continuo que bien Séneca habría atisbado.

facebooktwittergoogle_plusredditpinterestlinkedinmailby feather

About Author

Información

Información

1 Comentarios

  1. Ignacio Lozano
    Ignacio Lozano septiembre 29, 10:02

    Enhorabuena Jesús por estas letras. Todo un acierto, Séneca.

    Responda a este comentario

Escribe un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.
Los campos marcados son obligatorios *