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A MI PADRE

Aún recuerdo sus manos en las mías,

nuestros largos paseos por las Viñas,

sus reproches serenos y sus riñas,

sus consejos que siempre me aprendía.

Titán de titanes, no presumía

de saber, de soñar, de entregarse;

él tenía esa forma de darse

que hace la humildad sabiduría.

Nunca deja de ser la sangre mía

manantial de Osuna y de Cantera,

porque él lo quiso así y está a mi vera

regando las raíces que él tenía.

Nunca dejé de ser torre vigía

ni calor por el Valle ni veleta

ni verso ni ternura ni saeta,

que su Amor me dejó esta porfía

…y aunque rica su herencia, yo soy pobre:

que, quizá, la maldad a mí me sobre

y el vicio que él venció a mí me guía.

No era un dios ni un semidiós ni era un mito,

era un hombre tan solo, sólo un hombre,

Francisco J. Fernández-Pro Ledesma.

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