PAPELES VIEJOS por Manuel Martín Martín. “Los abuelos, héroes por necesidad”
A Rafael el de Alcosa, cabello plateado y rostro arrugado, lo reencontré en la Feria del Libro Antiguo, pero se le puede ya ver con los nietos de ida y vuelta al colegio, o en el campo del Betis (¡ole, ole y ole!). Es septuagenario y, como tantos pensionistas salvados de los geriátricos sevillanos, un pilar fundamental de esta sociedad acosada.
No hace mucho, el abuelo, salvo que atendiera a los nietos, era un estorbo y había que mandarlo a la residencia geriátrica. Hoy día se va a su rescate y no por la responsabilidad de los hijos de cuidarlos, sino porque hay que cargar sobre sus pensiones el incremento del gasto del resto de la familia, que los pagos son muchos y no hay forma de afrontarlos.
Vuelta, pues, a casa. Los papeles se han cambiado y de ser un incordio o un adorno, han pasado a ser una necesidad de tal magnitud que un parámetro que puede dar una idea muy precisa de la situación que vivimos es que el gasto medio en los hogares sólo crezca en aquellos donde el mantenedor principal es pensionista, lo que significa que las familias que peor llevan la crisis están encontrando una tabla de salvación en los jubilados para no ser engullidos por la indigencia.
Son los abuelos los que han salido al rescate del empobrecimiento de las familias, pues si en el último lustro hemos duplicado el número de parados que conviven con un jubilado y que están viviendo de su pensión, los hogares mantenidos por éstos han incrementado los gastos en un 18%, con lo que los jubilados ya tienen el mismo poder adquisitivo que los jóvenes.
No han vuelto, por tanto, por ser los primeros en la jerarquía de la unidad familiar, ni porque transmitan experiencia e inculquen valores. Tampoco han regresado porque sean mucho más que una buena guardería o porque se aprenda de ellos más que de diez pedagogos de diseño. Han regresado para hacer frente al estropicio de las hipotecas, como bien de primera necesidad ante el paro o para salvar el alegre endeudamiento de unos hijos que le perdían el respeto a medida que buscaban el éxito y la recompensa en esta vida.
Dicen que este país no explota por la economía sumergida. Pienso que no lo hace por abuelos como Rafael el de Alcosa, héroe por necesidad que, como buen filósofo popular, manda un recado aquienes no nos representan: “El día que se enteren que los paraos, desahuciaos,apuraos, Ninisy decepcionaos somos más, ozú qué lío”.
(El escritor y periodista ecijano elogia el papel de los abuelos en este artículo publicado en ‘La Azagaya’, su habitual columna de EL MUNDO el 26/11/2012)
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