PAPELES VIEJOS por Manuel Martín Martín. “La Lotera”
(El periodista recuerda una tradición sevillana que, pese a ser casi desconocida, se renueva cada 22 de diciembre. Y lo hace con este artículo publicado el 17/12/2012 en su habitual columna de El Mundo)
Con franciscana prudencia y paciencia benedictina contamos los días que faltan para ver si nos toca la Lotería de Navidad, sin pensar que el premio gordo no acude al reclamo de rituales y supersticiones, ni tan siquiera es el que ofrece el lotero, sino que le toca cada día a los que pueden disfrutar de salud y trabajo.
Las estadísticas dicen que sólo existe un 15% de probabilidades de lograr algún premio, pero controlar el hábito de jugar es tarea ardua. Unos por compromiso u otros por tradición, a ver quién no sucumbe a la tentación de los que vienen a nosotros repartiendo la suerte del gordo.
Los que no pueden hacer de la ilusión una ingenuidad son aquellos Ayuntamientos a los que las deudas no se les dispensan como en el Evangelio de San Mateo, porque reembolsarlas les está costando Dios y ayuda, como el de Sevilla, que cerrará el año con 608 millones de euros pendientes de pago, o los de Los Palacios y Umbrete, que no pueden hacer frente a las nóminas atrasadas ni con el Fondo Extraordinario de Anticipos Reintegrables (FEAR), por no recordar el ERE en Gelves, que afecta a 22 empleados municipales.
La lista podría seguir con Carrión de los Céspedes, Burguillos, La Algaba, etc., municipios con esperanzas vagas ante las expectativas de una Navidad que empieza en el sorteo extraordinario de la lotería con el boleto del sueño en la mano, por más que, como se decía antaño, el que juega por obligación pierde por necesidad.
Los sueños se habrán esfumado el sábado, y no porque los 36 niños de San Ildefonso tengan ganas de incordiar, sino porque la lotería es un juego de azar y su resultado no se deja controlar sistemáticamente. Claro que para los frustrados queda el amparo de ‘La Lotera’, que igual te ofrece participaciones del número 75241 que garantiza lo insólito desde la Parroquia del Salvador.
Es la réplica de la Patrona de Almonte que, salida de la gubia de Sebastián Santos, cada 22 de diciembre saca la Hermandad del Rocío de Sevilla en procesión por la feligresía junto a su regio Simpecado, obra de los talleres de Esperanza Elena Caro, y donde la flauta y el tamboril armonizan con los coros de campanilleros. ¡Qué suerte! Rocío en Navidad. Y El Salvador se hace Marisma mientras a sus pies deposito este fandango:
‘Rocío,
qué difícil es el Rocío
pató el que no siente ná.
Más vale no haber venío,
pa luego no criticá
cosas que no s’hansentío’.
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