NUESTRAS REPÚBLICAS por Francisco J. Fernández-Pro
Fco. Fernández-Pro
Octavio Augusto fundó nuestra Colonia Astigi y le otorgó su enorme importancia. Este año se cumplen los dos mil desde su muerte; y, como es costumbre y previsible con todos los prohombres de nuestra Historia, los ecijanos responderemos –ignorantes- olvidándonos, posiblemente, de ofrecerle cualquier detalle… pero mi reflexión de hoy no es para tratar nuestro espíritu cicatero.
Con el sobrino de César, llegó el Imperio a Hispania. Después de Roma, lo hicieron los reyes godos, el Califato Omeya de Córdoba, los Reinos de Taifas y los Reinos Cristianos (el de Barcelona, no; que siempre fue Condado, por mucho que se empeñen)… y, así, uno tras otro, hasta que llegó la I República Española en febrero de 1873.
Aquella I República, aunque realmente sólo duró once meses, llegó a tener hasta cuatro presidentes y, al final, casi se alargó a los dos años, debido al montón de tiros y de contiendas que se originaron en tan poco tiempo. Entre ellas, la célebre Rebelión Cantonal provocada, entonces, por la misma teoría que actualmente defiende Arturo Mas en la Generalidad de Cataluña (la Federación proclamada por el Pueblo, sin pasar antes por una Reforma Constitucional). Esta pretensión separatista dio lugar a un período tan ridículo y estrafalario de nuestra Historia que, durante muchísimos años, se han querido olvidar de él en nuestros colegios y nunca se estudia; ya que, en el mismo, incluso se llegaron a declarar la guerra ciudades como Cartagena y Murcia o Sevilla y Dos Hermanas (y créanselo; aunque, les confieso, que a mí también me costó…)
Tras este primer y estrepitoso fracaso, llegaría la Restauración Borbónica y, hasta casi sesenta años después, ya en 1931, no se intentaría, otra vez, el experimento de la República.
En esta segunda ocasión se aprovechó el gran descontento provocado en España, por la grave crisis económica internacional de 1929. Esta crisis general incrementó, por un lado, el deseo republicano de muchos españoles y, por otro, la aparición por toda Europa –también en España- de partidos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda (¿les suena?…)
A partir de 1931 y hasta 1933, nuestra II República será gobernada por los partidos de izquierda. De 1933 a 1936, gobernarán los de la derecha. Ambos períodos se caracterizarán por las zancadillas de turno y las reformas y contrarreformas de los unos tras los otros (¿les suena?…)
En 1936 todo acabará, otra vez, como todos sabemos, con otro montón de tiros.
A grandes rasgos, este es el brevísimo balance de la experiencia republicana española en dos mil años de Historia: dos intentos fallidos, con un total de casi siete años de inoperancia e impotencia, una porrá de líos secesionistas y una pechá de tiros a diestra y siniestra.
Me confieso republicano por convicción y no pueden ustedes imaginarse cuánto siento escribir estas líneas; pero, como también me proclamo defensor de la razón y me reconozco español, y procuro, no sólo informarme para analizar todas las acciones, sino aplicar la lógica a los datos, para poder optar por lo mejor, no sólo para mí, sino para mis convecinos y mi entorno; he de convenir -vista nuestra tristísima Historia y nuestras inclinaciones extremas- que, en estos momentos, no me queda más remedio que proclamar: ¡Viva el Rey!
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¡Viva el Rey¡ y ¡Viva España¡
Estimado Sr. Fernandez-Pro: es muy breve su resumen histórico de lo que han supuesto las repúblicas en España, pero dedicar solo una línea al relato del final de la segunda, es hacer un poco de filibusterismo con la Historia.
Quiero decir, y se lo digo con afecto, que si lo que pretende es hacer un alegato de una forma de Estado, que supuso un fracaso en la primera, “con un montón de tiros” hay que especificar que el montón de tiros en la segunda,y su disolución lo fue a causa de un golpe de estado que acarreó una guerra civil.
Es que a mi entender, hablar de estos temas, es complicado si se hace con esta brevedad. Máxime tratándose de un republicano convencido.
Yo, por mi parte, en este momento histórico no me atrevo a definirme por una u otra opción. Tal vez el nuevo monarca sea una solución temporal, para desde un necesario sosiego posibilitar una consulta popular, y ya veríamos.
Un saludo.
En efecto, Señor Jubilado: creo que (aunque pueda resultar un poco excesivo su calificativo de filibustero) resulta insuficiente el resumen que hice en mi artículo sobre nuestra II República; pero no sólo sobre la II, sino también sobre la I.
Fueron tantos, tan graves y tan complejos los procesos y las circunstancias en que se desarrollaron ambas repúblicas; las causas de los fracasos, los aspectos –buenos y malos- de todo ello y las consecuencias que se derivaron de las mismas, que sería imposible hacer un resumen mínimamente justo para todos y cada uno de los que intervinieron en ellos desde los distintos frentes (y me refiero a todas las partes y todas las sensibilidades que, creyendo servir a unos ideales, provocaron o sufrieron aquellos hechos);… y esto que afirmo, además, teniendo en cuenta que, en realidad, sólo sabemos la parte que sabemos y –como ocurre en casi todos los hechos históricos- hay mucho de la verdad que siempre queda pendiente en la penumbra y que podría o no podría gustarnos.
Está claro que el asunto es mucho más complicado que todo esto y tiene muchísimos matices, pero he creído necesario (viviendo lo que estamos viviendo) aportar una base para la reflexión.
Gracias, una vez más, por sus aportaciones y por el tono de las mismas.
Un saludo muy cordial, a punto de salir para su tierra de adopción.
Pues si, Sr. Fernandez-Pro, el adjetivo puede no ser el mas acertado, pero desde luego que pasar tan de puntillas por una época tan dramática de nuestra Historia, me ha parecido un tanto…. frívolo. Y no me ha parecido gratuito por su parte. Lo que sí me parece imposible, como usted asevera, es hacer un resumen histórico que satisfaga a todos, porque no hay que hacer resúmenes para satisfacer a nadie, sino para respetar a la verdad, que afortunadamente ya está a salvo de propagandas y demagogias.
Hoy ya se sabe casi todo, y solo contando los hechos con valentía, evitaremos que volvamos a caer en viejos y dramáticos errores.
Nada más, Sr. Fernandez -Pro, que si viene por esta tierra, disfrute de sus bonitos rincones y de sus magnificas tapas. Un saludo.
Ya de regreso, le confirmo que disfruté muchísimo de Granada. Es un verdadero placer el que siento, siempre que visito la ciudad donde -como decía, mi admiradísimo Federico- “el agua siempre se duerme una hora”
En cuanto a lo que me dice, estoy de acuerdo con usted en lo esencial y, sobre todo, en la necesidad de que las cosas siempre deben contarse con valentía y evitar, por todos los medios, caer en tantos, tan viejos y tan dramáticos errores (ojalá que hayamos aprendido, amigo mío…)
Un saludo muy cordial.
Holanda, Reino Unido, Suecia, Noruega, Bélgica, Dinamarca o Luxemburgo, son países europeos con monarquía parlamentaria, al igual que España. Todas son naciones prósperas, estables, tolerantes y liberales. Y no lo son por su sistema de gobierno. Daría lo mismo que fuesen repúblicas, porque funcionarían igualmente bien.
Por lo mismo, en España, estoy convencido que nunca funcionará nada. La monarquía, ha tenido luces y sombras, más bien estas últimas. Respecto a los dos breves periodos republicanos, ya los has resumido muy bien. Así que, visto lo visto servidor si, tal y como me temo, acabamos desembocando en la tercera, se larga de este país ingobernable al día siguiente. Si puedo y me da tiempo, claro.
Señor Pesimista, le diré lo mismo que al Señor Albarrán: una vez visto -y cotejado- su criterio y el de él: ¿no sería bueno que nos miráramos en el espejo y tratáramos de reconocer también nusetra propia imagen, para intentar hallar la parte que también nosotos -como ciudadanos, trabajadores, electores, defraudadores, pasotas,…- tenemos de culpa en todo lo que nos pasa?…
Hombre, PESIMISTA, no haga usted honor a su seudónimo. Posiblemente sus temores no sean infundados,respecto a que aquí las cosas no funcionan tan bien como desearíamos, pero es que por estos lares no tenemos demasiada cultura democrática, aunque la situación actual es incomparablemente mejor que en aquellas Repúblicas. Pero si según usted va a funcionar igual de mal un sistema que otro, al menos que sea el preferido por la voluntad popular.
Ah, Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Australia… son repúblicas que también son prospera, estables, tolerantes y liberales.
Señor Albarrán, le diré lo mismo que al Señor Pesimista: visto su criterio y el de él, ¿no sería bueno que nos miráramos en el espejo y tratáramos de reconocer también nusetra propia imagen, para intentar hallar la parte que también nosotos -como ciudadanos, trabajadores, electores, defraudadores, pasotas,…- tenemos de culpa en todo lo que nos pasa?…
Sí la añadiré un apunte: ¿considera usted que fue fruto de la voluntad popular la Constitución por la que actualmente nos regimos?; si la respuesta es sí, no olvide que en ella votamos (porque yo también voté) un modelo de Monarquía Parlamentaria que, queramos o no, es el vigente; cuando, además, la lógica nos dicta que no podemos estar votando una nueva Constitución cada vez que muera un rey (tenga en cuenta que todos esos paises de los que hablan Pesimista y usted, tienen Constituciones dsede hace muchos años y no se cambian, ni se votan, con cada Jefe de Estado desaparecido)
El resumen del resumen resumido, no hay otra forma de definir como nos has contado 2000 años de historia. Sin embargo, querido Paco, no puede ser mas elocuente. Espero y deseo como tu que hayamos aprendido algo en este tiempo, aunque lo dudo y podamos seguir disfrutando de la convivencia entre los españoles en paz. ¡Viva España! ¡Viva el Rey!
Gracias por tu comentario, querida Amiga… Ojalá tengas razón, aunque dudo que nuestra idiosincrasia sea esa: los españoles somos españoles y seguiremos dando por saco hasta el no va más, maltratando a nuestro país, ensalzando a cualquier profeta o salvapatria que se presente e ignorando a nuestros prohombres… aunque España seguirá adelante, porque como -más o menos- dijo Otto von Bismark cuando alguien dudó de la fortaleza de nuestro país: “No se equivoque, España es una nación muy fuerte: los españoles llevan siglos queriendo destruírla… ¡y sigue existiendo!”