NO OS PERDONO por Francisco J. Fernández-Pro
Lo siento, pero no os perdono. Yo que aprendí a ponerme en el pellejo de los otros, que veneré el vínculo de la Palabra, que viví en la certeza de la Verdad relativa (endeble, efímera, posiblemente errada), de esa Verdad de nadie que sólo, entre todos, construimos y hallamos. Yo que intenté el entendimiento de los hombres a través del respeto y del diálogo, porque el tiempo me enseñó que era el único Camino posible para alimentar la conciencia del Hombre y hacerla crecer en la bondad. Yo no os perdono a vosotros, los sectarios, los intransigentes, los dogmáticos, los perversos de la desmemoria; porque lo que anduve en la Vida, me llevó hasta “el otro”; me hizo comprender que podíamos compartir el pan sin tener que compartir idénticas razones; que podíamos sentirnos unidos sin que, aparentemente, nada nos uniera; que podíamos latir juntos con ideas divergentes… y ahora vosotros, con vuestras patochadas, me hacéis dudar de estas certezas.
Tuve la suerte de vivir años únicos: aquellos en los que un mundo pasaba a ser otro mundo y la gente debía orear el alma. Entonces, fui testigo de cosas extraordinarias, conocí gente extraña que me aceptaron, tuve sentimientos encontrados y, todo ello, me regaló la ocasión de recapacitar sobre estos mundos que me tocó vivir: el uno, para añorarlo en mi alma niña; y el otro, para construirlo desde mi conciencia de Hombre.
Más no fui sólo yo. Conmigo fueron muchos los que tuvieron que hacer lo mismo. Algunos, para abandonar el Paraíso con el primer sentimiento de culpa; otros muchos –quizá, los mejores-, para dejar -¡por fin!- sus infiernos con el primer atisbo de esperanza. Los unos y los otros, todos a una, caminamos juntos durante mucho tiempo, haciendo de la rabia coraje y del coraje individual, virtud colectiva para, al final, extraer desde esta virtud mancomunada la Igualdad, la Legalidad y, sobre todo, la Fraternidad que nos era tan necesaria.
Más aquella andadura no fue en vano. Los que llegaron desde el paraíso a este mundo, supieron agradecer la generosidad de los condenados; los que venían desde sus infiernos, la voluntad de los que decidieron compartir su paraíso. Por eso –ante los ojos admirados del Mundo- fue posible el milagro de nuestra Transición y de nuestra Democracia. Nos perdonamos, nos pusimos de acuerdo, remendamos nuestros rotos, nos dimos nuestra Constitución y fundamos una nueva España para todos…
Hasta hoy, hasta esta generación de botarates indolentes, imbéciles mediocres, soquetes hipertrofiados e ignorantes patológicos que, sabiendo de aquel infierno sólo de oídas, han optado por reconstruirlo con sus desvaríos.
No os perdono vuestro sectarismo excluyente, vuestra rabia incontenible, vuestras permanentes amenazas a la convivencia, vuestros gestos de paletos bananeros, esa incoherencia malsana que os dicta vuestra memoria desmemoriada, vuestro regreso empecinado a los infiernos antiguos que, en vuestra omnipresente incongruencia, los hacéis coincidir con vuestros vínculos con los asesinos de hombres libres, con vuestros irresponsables olvidos de las víctimas inocentes de nuestra Democracia.
No os perdono que le deis más valor a una piedra esculpida que al alma atribulada de los hombres.
No puedo perdonaros, sencillamente, porque yo tengo hijos que no quiero que conozcan ese infierno al que estáis volviendo a condenarnos.
Comparto este artículo hasta la última coma.
A todos aquelllos que beban la más mínima gota de odio y sectarismo les recomendaría que leyesen la obra poética de Marcos Ana, un señor con cuya ideología no coincido pero cuyo pensamiento, en este tema, es un ejemplo total.
Nuestra sociedad no se merece estas oleada de odio, de rencor y cobardía a enfrentarse con la Historia. Mil oportunidades hemos tenido de cerrar de una vez aquellos sucesos tan terribles. Pero cerrarlos de verdad, no en falso. Y es tiempo ya de hacerlo como sociedad madura que somos. ¿como se puede pasar página con miles de españoles muertos en cunetas y barrancos? ¿Cuanto tiempo mas se puede tolerar que en un lugar de Memoria Histórica, patrimonio nacional con miles de españoles de ambos bandos, muchos de ellos enterrados sin el consentimiento de sus familias esté presidido por el cadáver del principal instigador de la tragedia? Pasemos página de una vez. Pero con valentía, con Justicia y con verdad. Sin rencor. Nos lo merecemos como Pueblo.