MUNDA II: LA LANTEJUELA por Francisco J. Fernández-Pro
En la primera parte de este artículo, confesaba mi sospecha de que tenemos la mente estrecha y nos falta fe en nosotros mismos. De hecho, profundizando algo más en esta casi certeza –y ya en la segunda parte del texto, que ahora comienza-, tengo que aceptar que tal afirmación surgió casi por agravio, cuando advertí esa falta de fe, de empuje, de convicción y de resolución en mis paisanos (tanto ursaonenses como ecijanos) a la hora de afrontar un proyecto tan importante para ambas comarcas como es el de buscar y hallar la definitiva ubicación de Munda y el Campus Mundensis. Un proyecto apasionante por el que sí se movilizaban los vecinos de Montilla y la Lantejuela (éstos que sí comparten y aquellos que quieren compartir el protagonismo de esta historia)… y, como en la primera parte ya hablamos de Montilla, tratemos en la segunda sobre la localidad -según la hipótesis que mantenemos- más cercana a Munda.
Hace aproximadamente diez años, me convocaron desde el Ayuntamiento de La Lantejuela para hablar sobre el asunto. Yo, que no soy historiador ni investigador, pero que -además- respeto mucho a los que lo son, acudí a la cita curioso y sorprendido. Me informaron de la intención que tenían de intentar ubicar la ciudad y el lugar de la batalla. Con verdadera ilusión me expusieron su proyecto y me pidieron que les asesorara en lo posible. Lógicamente, les advertí sobre mi ignorancia y mi falta de currículum académico para afrontar la tarea. Sin embargo, ante su insistencia y el reto apasionante que me proponían, me puse a su entera disposición encomendándome, eso sí, a los amigos historiadores y arqueólogos que saben mucho más que yo.
En primer lugar, les aconsejé sobre la conveniencia de ir dando pasos pequeños, seguros y decididos; pero les advertí, con la mayor honestidad que pude, que –según creía- había dos cosas fundamentales que no podíamos dejar de hacer como condición previa en este intento: La primera, concienciar a los propios vecinos de La Lantejuela (donde, a falta de otros recursos, siempre abundaron los piteros), de la importancia que tenía conocer el hallazgo de ciertas piezas y los datos de sus posibles localizaciones. Para ello, debíamos informar a la mayor cantidad posible de vecinos que, potencialmente, pudieran aportarnos algo, sobre el sentido real de la Arqueología, el valor relativo de las piezas arqueológicas y la necesidad –imprescindible- de poder ubicarlas en un yacimiento concreto. Para conseguirlo, les propuse la celebración de reuniones formativas-informativas con los interesados (piteros conocidos), en las que se hiciera especial hincapié en estos temas.
Mi segunda propuesta, lógicamente, era contar con los Ayuntamientos de Écija y de Osuna. Para ello, les propuse organizar entre los tres municipios, unas Jornadas sobre Munda, tuteladas por la Universidad de Sevilla y coordinadas por el Departamento de Historia Antigua de su Facultad de Historia a través del Arqueólogo Municipal de Écija, don Sergio García-Dils.
Durante los siguientes meses mantuve varias reuniones con los responsables municipales de La Lantejuela, advirtiendo en ellos la decisión de comenzar a dar pasos, pero también el inevitable temor del que posee unos presupuestos municipales muy limitados a la hora de abordar proyectos de cierta envergadura. Por otro lado, advertí también cierto recelo en algunas personas participantes en estas reuniones y que, posteriormente, supe que se trataba de antiguos piteros. Al final, por desgracia, todo quedó paralizado.
Ha tenido que pasar una década y hemos tenido que insistir y provocar un montón de acontecimientos, para que el intento -por parte de los ecijanos y los ursaonenses- de ubicar Munda y el Campus Mundensis inicie su andadura y, con ella, la implicación clara y sin ambages de los lantejolenses, fundamentalmente gracias a la Asociación Nacional de Buscadores de Metales -que, durante el trayecto realizado, nos ha demostrado sobradamente su seriedad, su ética y su voluntad de colaboración- y a un grupo de buenos aficionados a la Historia con el alcalde de la Lantejuela, don Juan Lora Martín, a la cabeza.
Nunca es tarde si la dicha es buena.
Lo siento no hay comentarios todavía, pero puedes ser el primero en comentar este artículo.
Escribe un comentario