MARÍA, APÓSTOL DE LOS APÓSTOLES por Ceferino Aguilera Ochoa
Una nueva y esperada película de revisionismo evangélico, que vuelve a las fuentes, ha llegado a nuestros cines en las vísperas de la Semana Santa y a la luz acaso de la floreciente teología feminista, cuya perspectiva “de género” discute la milenaria discriminación patriarcal (la mujer era propiedad del varón a todos los niveles) y las formas de emancipación de la mujer: María Magdalena, dirigida por el australiano Garth Davis; Rooney Mara (1985) fascina como Magdalena y Joaquin Phoenix (1974) en el papel de Jesús, cuya intuitiva interpretación retrata la humanidad de Jesús en su papel de Dios hecho hombre. La costura de los accesorios están bordados a mano por mujeres refugiadas palestinas del campamento de Jerash en Jordania. Destacan los paisajes pedregosos y las callejas empinadas para endurecer la peregrinación a Jerusalén y el via crucis.
Se trata de una reconstrucción histórica de la biografía parcial de esta importante figura bíblica, adelantada a su tiempo por su conmovedora fortaleza y su lucha contra las convenciones rígidas de su época; considerada desde 2016 por el Vaticano como “Apóstol de los apóstoles”(1), −“escogida para guiarlos”− compañera predilecta de Jesús, junto a Juan, “el discípulo amado”, y buena amiga de la madre, María: en los que “viven en Dios”, como María Magdalena, curada por Jesús, se proyecta la situación de todos los que viven “en la historia”. A ella, testigo del Señor, recurren los fieles como mujer que vive en Dios y que puede ayudarles. Su mirada femenina sobre los hechos evangélicos en un tiempo hostil para las mujeres cobra actualidad en nuestros días, necesitados de una mayor presencia pública de la mujer en los órganos de gobierno.
Ella (“luchadora contra el demonio… hará la voluntad de Dios”) participa de forma activa, con acciones concretas que manifiestan la presencia de la salvación en la historia humana (cfr. la secuencia en que María de Magdala, nada pasiva ni sumisa, hombro con hombro, junto a Pedro, ayuda a las víctimas del Imperio Romano y va asumiendo con los apóstoles muchas de las tareas inherentes al anuncio de la buena nueva, como cuando se dirige a las mujeres, esenciales en la primera iglesia, sometidas a sus maridos), la presencia del Reino de Dios, que afecta a la totalidad del movimiento religioso de Jesús de Nazaret, creador de un discipulado igual para hombres y mujeres. Testigo del reino que acontece en su vida, María Magdalena, con sus luchas y sufrimientos, dolores y alegrías, a lo largo de la película (120 minutos) va haciendo estallar en todo momento la novedad incansable y bella del amor.
En la Escritura, aquello que es narrado, aunque se centre más en un personaje como María de magdala, se refiere en verdad a un colectivo, a un pueblo. Esto mismo se deja ver en el personaje que interpreta brillantemente la actriz Rooney Mara, María Magdalena, imagen de una mujer e imagen de un pueblo: “El mundo cambiará cuando nosotros cambiemos… Me haré oír”.
Ceferino Aguilera Ochoa –
Miembro de la Junta de Gobierno y Delegado de Formación de la Hermandad del Resucitado
(1) Desde junio de 2016 María Magdalena es santa en el calendario romano con el nombre de Santa María Magdalena.
Lo acordó la Pontificia Congregación para el Culto Divino por deseo del papa Francisco. Su fiesta litúrgica es el 22 de julio de cada año, para “ensalzar la importancia de esta mujer que mostró un gran amor a Cristo y que fue tan amada por Cristo, y para resaltar la especial misión de esta mujer, ejemplo y modelo para toda mujer en la Iglesia”.
Imágenes del Tráiler Oficial de la Película María Magdalena (2018):
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