LOS DELINCUENTES por Francisco J. Fernández-Pro
Arturo Más es un delincuente porque ha cometido un delito: el de Sedición.
Después de tanto tiempo siendo presunto delincuente, ha pasado a ser delincuente a secas; y, como siempre hay un par de anónimos que le buscan cinco pies al gato y se sienten dolidos por mis letras –ya sean sobre Cataluña o sobre Podemos-, las aclaro para que no quepan dudas de lo que digo y del por qué lo digo.
En un Estado de Derecho, un hombre no es un delincuente por pensar distinto a la mayoría; tampoco lo es por ser sospechoso de un delito, ni siquiera por amenazar con cometerlo. En un Estado de Derecho sólo es delincuente el que comete un acto delictivo.
Pues bien, Arturo más, ha sido presunto delincuente durante mucho tiempo y por varias razones: desde su presunta participación en los chanchullos de la familia Pujol cuando era el delfín del patriarca o en los presuntos chanchullos de Convergencia y de la Generalidad, siendo el mandamás de ambas, hasta su presunta prevaricación al abusar de su cargo público para adoptar medidas y resoluciones mediáticas, con el único propósito de despistar a la Opinión Pública de todos los demás chanchullos.
No obstante, hay que concluir que si Arturo Más sólo ha llegado a ser presunto, se debe a que ha sido más listo que el hambre y, hasta la fecha, había sabido mantenerse justo en el límite de la Ley, procurado no traspasar la línea de la declaración política. Sin embargo, desde que cambió la moderación de Durán i Lleida y su Unión Democrática, por el extremismo de sus nuevos socios, ha cogido atajos radicales que, inevitablemente, lo tenían que convertir en delincuente.
Independientemente de que todavía no se hayan podido cursar las propuestas de los independentistas en el Parlamento Catalán y que quede pendiente la respuesta de los Tribunales y del Estado a lo que, hasta el momento, sólo son declaraciones de intenciones, cuando un cargo público como Carmen Forcadell, Presidenta de la Mesa de ese Parlamento, propone en un acto oficial –en la misma Sede del Parlamento- la declaración unilateral de independencia, la desobediencia al Tribunal Constitucional y acaba dando vítores a una República Catalana Independiente, está cometiendo un flagrante delito de Sedición; y si Arturo Más –que, como Presidente de la Generalidad en funciones, está obligado a defender y hacer cumplir la Constitución y la Legislación vigente-, apoya, alienta y corea la intervención de Forcadell, también él se convierte en delincuente porque está cometiendo el mismo delito de Sedición que, conceptualmente, supone y engloba las conductas que atentan contra del orden constitucional establecido e incitan a la subversión de la Constitución y a la resistencia contra la autoridad legal.
Por tanto, no ha sido una cuestión de palabras inocentes, sino de palabras que animaban a la actuación, a la confrontación entre los ciudadanos y que, además, han sido dichas y mantenidas por cargos públicos en el desempeño de sus funciones y en un acto oficial del Parlamento Catalán. Por tanto, son hechos consumados que atentan contra la Unidad del Estado y alienta la desobediencia civil… y lo que se entiende por Sedición es, exactamente, eso.
Si lo queremos más claro aún, nuestro Código Penal vigente dice, textualmente, al respecto: “Son reos de sedición los que (…) se alcen pública y tumultuariamente para impedir,(…) fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes (…) o de las resoluciones administrativas o judiciales” (Artículo 544); puntualizándose, en el artículo siguiente: “Los que hubieren inducido, sostenido o dirigido la sedición o aparecieren en ella como sus principales autores, serán castigados con la pena de prisión de ocho a diez años, y con la de diez a quince años, si fueran personas constituidas en autoridad. En ambos casos se impondrá, además, la inhabilitación absoluta por el mismo tiempo…” (Art. 545).
Creo que quedan claros los argumentos de mi afirmación. Otra cosa serán las posibles soluciones a este desaguisado (que tengo para mí que viene desde que las competencias de Educación se transfirieron a la Generalidad y ésta reinventó la Historia desde el siglo XII) y que, supongo, tendrán que pasar por medidas políticas acordadas con el mayor consenso posible entre todos los partidos democráticos (negociaciones que tendríamos que mirar con lupa los ciudadanos de las demás comunidades, para que los políticos cumplan con el principio de igualdad entre todos los españoles).
Pero una cosa no exime de la otra y, mucho menos teniendo en cuenta el gravísimo problema creado, los enfrentamientos provocados entre españoles, las falsas expectativas que esta situación está creando en otras Comunidades Históricas y el bochornoso espectáculo que estamos ofreciéndole al Mundo civilizado. Por todo ello y, aparte de las posibles soluciones que tendrán que hallarse, creo que en estos momentos, lo que más urge sería garantizar la unidad del Estado y los principios de nuestro Estado de Derecho, poniendo en marcha inmediatamente a los Tribunales de Justicia y actuando con la mayor firmeza posible. A fin de cuentas, no deberíamos olvidar que estamos tratando con delincuentes de guante blanco, picos de oro y corbatas de seda.
Que las cosas han ido ya demasiado lejos, es pura retórica. Pero que los acontecimiento se han precipitado, no últimamente, sino desde hace un par de años, es más que evidente. Y que no se ha hecho nada, por parte de quien podía y debía, también lo es. Pero esto no quiere decir que no haya que actuar ahora, con prudencia, pero con contundencia. Tampoco nos creamos que el Art. 155 es la Panacea. Sabemos que es peligrosamente escueto y no desarrollado. Por ninguna parte se habla de suspensión de la Autonomía, por ejemplo. Quiero decir, que estas cosas se sabe como empiezan, pero no como se acaban.
Pero hablando de nuestro “amigo” Mas, yo no creo que se pueda hablar de delincuente consumado. El Parlamento lo que ha hecho ha sido lanzar este martes un mensaje presentando un acuerdo que apuesta por dar inicio al proceso de creación de “un Estado catalán independiente en forma de república”. Gravísimo, si, pero es solo una propuesta que presumiblemente se votará el próximo día 9. ¿se puede llamar delincuente a su máximo responsable? Personalmente creo que tendría que hacerlo un Juez. Tiempo habrá de enjuiciarlo si se produce finalmente la insubordinación. Vayamos por parte que para eso estamos en un Estado de Derecho. Como me temo que todo esto, por mor de unos y otros, no va a acabar bien, no perdamos al menos , la calma.
Un saludo.
Amigo JUBILADO, creo que no le falta parte de razón:eEstando las cosas como están, creo acertada la prudencia. También está claro que hubiese sido bueno haber actuado antes de llegar a este punto. Sin embargo, el problema no es ese, sino el principio de Igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. La declaración Institucional en el Parlamento Catalán -justo en la toma de posesión de la Presidenta de la Mesa- y la actitud del Presidente en funciones de la Generalidad en ese momento, no deja de ser un acto de Sedición por parte de ambos, recogido en nuestro Código Penal… y en un Estado de Derecho, no sólo se debe respetar la Ley por parte de TODOS los ciudadanos, sino que, además, existen Instituciones (Fiscales y Jueces) que deben hacer que esa Ley se cumpla y mecanismos que los obligan a actuar contra quienes la vulneran, SEA QUIEN SEA e, independientemente de los intereses o consecuencias políticas… Eso sería lo ideal en un Estado de Derecho justo: quien vulnera la Ley, paga… y el Estado tendría que tener resortes y voluntad, para que así se hiciera.