Écija – El Portal Temático Cultural

Francisco J. Fernández-Pro

Vaya por delante que sé –porque los he conocido- de la existencia de muchos políticos y sindicalistas honrados. Pero, lógicamente, el problema no son los honrados, sino los que no lo son pero mantienen la confianza y el puesto (el alto cargo muchas veces), porque a sus partidos les renta mantenerlos donde están.

Me parece increíble todo lo que está ocurriendo en la Sociedad española por culpa del comportamiento de nuestros políticos y sindicalistas: aparte de la crisis económica (que eso es en todas partes), todos los días nos desayunamos con Bárcenas, los EREs, Urdangarín, los de Valencia, los de Cataluña, los de Euskadi, los de los sindicatos,… Cuando no son las patochadas de Junquera intentando arruinar a Cataluña en una semana, son los dondedijedigodijediego de Wert, lo siemprelomismo de Rubalcaba, las musarañas de Tocho, el yoséqueeldinerotienequeestaryhabrásíounerror de Méndez, el yomelavolasmanos de Rajoy o, últimamente -para rematar la faena- la ocurrencia de los altos tribunales de Justicia, propios y ajenos, de darles recreo a toda la caterva de asesinos, violadores, depravados, psicópatas y fanáticos del crimen, que tantísimo trabajo había costado poner en su sitio.

Hace un par de días, un buen amigo me envió el adelanto editorial del libro “Tierra de saqueo” (Ediciones Lectio), escrito por Sergi Castillo Prats. Más, cuando me estaba entusiasmando en la lectura, viendo los derroteros que llevaba la cosa y conociendo cómo anda la vida pública en esta España nuestra de todos los días, se me ocurrió hacer un paréntesis y echarle un vistazo al currículum del autor. Mi gozo en un pozo. Resultó que el hombre tenía el buche a punto del estallido; y es que los antecedentes profesionales de cualquier periodista, pueden desvirtuar la supuesta objetividad de unas investigaciones sobre corrupción, cuando éstas se realizan siempre en un solo sentido… y es que, a todo lo anterior, también se une, desgraciadamente, la manipulación informativa de la que estamos siendo objeto de continuo.

¿Cuándo alguien, que no ande teñido de nada, se atreverá a denunciar tanta corrupción como hay en todas partes y de todos los colores, o lo hará señalando en todas las direcciones implicadas?

¿Cuándo se darán cuenta de que los ciudadanos necesitamos la VERDAD y la FIABILIDAD, y tanto la una como la otra radican en la OBJETIVIDAD? ¿Cuándo se darán cuenta de que la objetividad es poco creíble en quien come y depende de un partido político?

La derecha siempre contra la izquierda, la izquierda siempre contra la derecha; las dos tuertas y con unos pedazos de viga en los ojos buenos, que no se las salta un galgo… y siempre lo mismo (y que conste que lo de derechas e izquierdas, sólo lo digo en sentido figurado y para que se me entienda; pues yo creo que, hoy por hoy, ni uno ni otro término tienen ya sentido alguno, ni nadie sabe donde ha quedado cada cual)

Pero es que, para más inri, deberíamos concluir que si en España se anda tan mal es porque vamos a lomos de burros no sólo tuertos, sino también cojos (burros por cabezones y cojos porque no saben andar derecho ni en línea recta)… y, por eso –y porque no ven más allá de sus narices y sus necesidades-, andan siempre repitiendo trompicones.

Más si en otros sitios, como en Cataluña, por ejemplo, sus burritos se empeñan hasta el esperpento en rebuznar distinto (incluso amenazando con dejar de tirar del carro), en Andalucía –en nuestra Andalucía- vamos dándonos trompazos por todas partes y, encima, pretenden que sonriamos cuando nos descalabramos; y es que aquí, además de cabezones, tuertos y cojos, los borricos que nos llevan no tienen ningún sentido del pudor y nos toman por imbéciles. Eso sí, para ser justos hay que reconocer que, al menos, la basura la tenemos recogida y no como en otros sitios; que aquí los sindicatos cobran bien y, por ahora, mucha huelga como que no (y es que, al final, el que no se consuela es porque no quiere…)

España es tierra de pícaros y, como decía nuestro paisano Mateo Alemán en su Guzmán de Alfarache, la picaresca se extrae de la misma cantera que la miseria; y lo malo de la miseria que hoy sufre nuestra tierra, es que nos la está administrando una pandilla de pícaros, cabezones, tuertos, cojos y desnortados, que pierden el tiempo y la energía tirando coces tanto a diestra como a siniesta… y nunca mejor dicho.

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