LO QUE ESCRIBIO EL ECIJANO BENITO MAS Y PRAT, EN 8 Y 15 DE SEPTIEMBRE DE 1884, SOBRE LOS ROMANCES MORISCOS por Ramón Freire
Febrero de 2019
Ramón Freire Gálvez
En el semanario La Ilustración Española y Americana, de los días 8 y 15 de Septiembre de 1884, nuestro paisano, el ilustre Benito Mas y Prat, en pleno apogeo de su fama literaria, dejó impresa, bajo el título de Nuestros Romances Moriscos, su conocencia de todo el arte morisco en nuestra Andalucía y que nos deja un impresionante relato sobre ello y así empezamos:
NUESTROS ROMANCES MORISCOS. I.
¿Qué representa para nosotros El Romancero morisco? ¿Cuál es su valor literario? ¿Qué costumbres se ven reflejadas en sus maravillosas tiradas de versos? Difíciles son de contestar estas preguntas, si hemos de atenernos a lo que resulte de un prolijo examen y concienzudo estudio, en el cual entre como principal parte, el gusto de las épocas en que los romances se desarrollaron á expensas de otras disecciones poéticas. Si parece muy natural que representen para nosotros la principal nota de la civilización arábiga; que valgan tanto como los versículos del Koran; que reflejen las costumbres de los musulmanes en nuestra nación, no está por cierto tan claro el asunto.
Cuantos colectores han formado ese precioso selam de poéticas flores, que conocemos con el nombre de Romancero convienen en que la mayor parte de estas composiciones fueron escritas después de la toma de Granada, datando, las más de ellas, de los siglos XV, XVI y XVII.
De esto se desprende que todas tienen grandes puntos de contacto, y son como brillante cadena cuyos eslabones se han formado uno después de otro, como soberbio edificio, que, elevándose y ensanchándose poco a poco, ha quedado al fin concluido, sin perder la unidad, es cierto, pero mostrando claramente distintos órdenes y diferentes materiales.
Ardua es la tarea de buscar en los monumentos literarios esos adosamientos extraños que con tanta facilidad saltan a la vista en las obras arquitectónicas. El menos lince halla, por ejemplo, en la Catedral de Sevilla las reminiscencias bizantinas y los modos románicos; señala las direcciones germánicas y el tránsito al clasicismo griego; aparta mentalmente la piedra nueva de la vieja y descompone las tablas de axaraca y los arcos ojivales, sin que se confunda una sola imposta ni un solo doselete; pero el erudito, que tiene ante sí esas series de versos igualmente floridos y armónicos, tan llenos de color y de vida cuando copian las costumbres de los árabes como cuando reflejan las de los caballeros del siglo de oro de nuestra literatura; que confunden al moro con el cristiano y a la dama con la odalisca, si quiere dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, se ha de ver sin duda en grande aprieto.
La dificultad se agiganta cuando las obras se refieren a períodos complejos y poco estudiados, cuando, como en el caso presente, vemos tan sólo la corteza de la época, y no podemos entrar en el santuario íntimo más que con el pensamiento.
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⚙BENITO MÁS Y PRAT Y ROMANCES MORISCOS por Ramón Frere
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