Écija – El Portal Temático Cultural

Es duro ver maldecir y profanar -hacer uso indigno de cosas respetables- la imagen de nuestro Jefe de Estado. La libertad de expresión permite criticar lo que no es de nuestro agrado, pero quemar y violentar es delictivo. La indignación es doble, porque las fuerzas del orden no los persiguen. Pero, ¿cómo van a perseguirlos?, si sus jefes políticos son los que alientan los desórdenes. La anormalidad es que sean legales las fuerzas políticas que alientan la violencia. Pero…., yo sigo erre que erre.

Ya que tenemos que verlas… “No hay mal que por bien no venga” Son dos imágenes: la de Felipe VI pidiendo la unión de todos para salvarnos de la dramática situación que nos viene; y la de quienes lo maldecían y quemaban en el exterior, con su odio hacia él, porque representa al Estado “opresor”.
El contraste es magnífico. La dignidad y la ruindad; la altura de miras y la bajeza.
Para mí, estos los únicos bandos que hay en España, no los que quieren hacernos ver, para dividirnos. Cada uno elige el suyo ¿Quién sabe?…, es posible que, al ver las imágenes, alguien reconsidere el bando que había elegido….  Y no me refiero a opciones políticas, sino a algo mucho más profundo.

Las causas sociales son sagradas porque buscan la dignidad de las personas; y muy difíciles porque requieren de mucho valor para enfrentarse a los grandes intereses. Pensar que puede lograrse una pizca de ellas, con la compañía de esa gente henchida de odio, es para reír, o mejor para llorar.

Esas causas requieren de personas con grandes valores, idealistas, generosas, solidarias, rebeldes en muchos casos, comprometidas con los más vulnerables….; la antítesis de los que vimos ayer y de sus representantes.
Ya se ha visto, históricamente, que las causas sociales son las más manidas, las más sobadas, para alcanzar el poder…. Y cuando este llega, pasan al olvido…. Si no va a pasar esta vez, lo parece, desde luego.