LA PESCA DE LOS DEMAGOGOS (II) por Francisco J. Fernández-Pro
Lo hice adrede. Quise escribir la primera parte de este artículo, unas horas antes del Debate de la Nación celebrado en el Congreso de los Diputados (qué mal me sonó siempre esta palabreja) y colgarlo antes de que se celebrara.
Lo hice así, porque me temía lo que iba a pasar y, aunque no soy profeta ni adivino, me gusta analizar lo que veo y no limitarme a vegetar la existencia (que en eso de pensar y de existir, hay quien deja a Descarte a la altura de una tanga y le da la razón al Machado que decía aquello de que unos piensan y otros embisten)
Los ciudadanos tenemos muchísimas razones para estar descontentos, empezando por la cantidad de diputados que tenemos que mantener en Madrid para que puedan ir a echarse un sueñecito a las Cortes, votar según su particular tiranía partidaria y servir de palmeros a sus jefes de bancada. Es una pena que no se den cuenta de que allí no van a montar un circo sino a solucionar los problemas de la gente.
Ya dije que no me gusta Rajoy, pero que –por justicia- me veo en la obligación de defenderlo. El hombre aporta datos macroeconómicos mejorados sustancialmente en relación a los años pasados y anuncia –con carácter retroactivo- medidas fiscales que abaratarán el empleo (lo que, lógicamente, beneficiará a la ciudadanía)… y, como me temía, todos los demás (porque en el Congreso –y no nos engañemos- son el PP y todoslosdemás) hablan –con variados ejemplos, cada cual más demagógico- del pozo en el que nos encontramos y de lo difícil que nos resulta salir de él.
De pena… Estas son las mediasverdades a las que me refería en la primera parte de este artículo: es verdad que hay miseria infantil y que hay muchísimo paro y que hay ricos y pobres, y que hay corrupción,… pero no hay que callarse que, mientras todo eso lleva años produciéndose, ahora –al menos- se están intentando desarrollar planes y dictar leyes, para que los niños estén más protegidos, para que las cifras de desempleo disminuyan e, incluso (y eso confieso que no me lo esperaba ni yo), para que las grandes empresas paguen conforme a lo que ganan, para que el fraude fiscal y las evasiones de impuesto sean cada vez más difíciles, y para que la corrupción de los políticos pueda -¡al fin!- estar sometida a una legislación concreta y las cuentas de los partidos a una fiscalización del propio Congreso.
Lo único que le faltó ayer a Rajoy fue un poquito de cintura. No se puede ir por la vida con la prepotencia y menos en la política; porque en la política, la prepotencia es el primer paso a la tiranía.
Lo malo de las mayorías absolutas es eso. Aunque, quizá –si lo pensamos bien-, nos veamos en la necesidad aberrante de admitir que la mayoría absoluta del PP es la que, a la postre, nos está salvando el culo (no quiero ni acordarme de lo que pasaba con el diálogopermanentecontodos de ZP, ni quiero pensar lo que podría ser la paralización porculera –y porque sí- de todas estas medidas correctoras)
Sin embargo, admitido esto, en un momento de crisis profunda como la que atravesamos, creo que lo que toca es remar juntos para salir juntos de la tempestad. Quizá sería bueno tener un poquito más de cintura y echar mano de un consenso entre todos los partidos (y, si no entre todos, al menos entre el PP, el PSOE, IU y Rosa Díez). No por juntar votos (que, con la mayoría absoluta, todos sabemos que no es necesario), sino por aunar voluntades y demostrarle a los ciudadanos –con un verdadero gesto de responsabilidad democrática-, que lo único que anima a nuestros dirigentes para estar en la Política, es el bien de todos los españoles.
Pero eso sería como un milagro y hay demasiados descreídos entre nuestros políticos… y no me estoy refiriendo a la fe en Santa Teresa ni en la Santísima Trinidad (que esa comprendo, perfectamente, que haya quien no la tenga), sino la que todos esos políticos deberían tener en esa otra Trinidad cuasi perfecta que forman la Democracia, el valor de la Palabra y la buena Voluntad.
Pero esta es una fe tan desconocida para la mayoría que, cuando la proclaman los demagogos, me suena a cuplé de los Pepetrolas…
Pues si señor Fernandez -Pro; ha propuesto usted un buen ejemplo de demagogia en el debate propagandístico sobre el estado de la Nación. Ha sido un autentico recital de vanidades con elevadas dosis de auto complacencia. Y la oposición no ha podido estar menos acertada.
Y dice usted que tiene que defenderlo. ¿por que defender a un hombre que para llegar al poder, no solo ha hecho lo contrario de lo dijo que haría,sino que además ha mentido en reiteradas ocasiones? Y con esto no quiero decir que no acepte por necesarias algunas de sus decisiones. Y a todo esto, pasando de puntillas sobre temas gravísimos de corrupción en sus filas. ¿un partido que miente para llegar al poder, está legitimado para ostentarlo? Lo malo es que aquí nunca pasa nada.
No creo que este sea el único partido que miente para llegar al poder, todos lo hacen entre otras cosas porque síempre hay que decir lo que se sabe que la gente quiere escuchar si se quiere que te escuchen, cuanto más si se quiere que te voten.
Pero para mi que hay otras preguntas más profundas, como se puede seguir votando a un partido que basa su éxito electoral en la “compra de votos”, o no es así como se puede llamar a lo que ocurre en nuestra comunidad con la gran cantidad de “empleados públicos” cuyo puesto de trabajo no tiene entidad, es decir, no existe realmente. Eso también es corrupción o de que forma podría llamarse?, al menos falta de ética creo que sí. Y como se llamaría al hecho de que un presidente del gobierno vaya públicamente contra una sentencia judicial diciendo que se buscaría la forma de que no se cumpliera, eso que nombre tiene, porque la democracia es en su base la división de poderes y su independencia, cualquier otra cosa no merece ese nombre y según cuales incluso el de dictadura.
Estamos de acuerdo, Sr. Jubilado: aquí nunca pasa nada… y lo peor es que, después de todo lo que nos ha pasado en los últimos años, ya debería haber pasado algo.
Ojalá se de cuenta la clase política que nos vemos obligados a votar (porque es la única que tenemos de momento) de esta necesidad de cambio y que, antes de que se produzcan males mayores, lo emprendan definitivamente (sería muy conveniente, por ejemplo, revisar la Ley Electoral que, a fin de cuentas, fue el resultado de un acuerdo consensuado en su momento, precisamente para evitar posibles males mayores…)
Esa,por ejemplo, sería una buena forma de remar juntos para salir de la tempestad.
Un saludo muy cordial.
Confirmado que varios de los participantes en el “fin de fiesta flamenco” del barrio Parlamentario de San Jerónimo, tuvieron que ser atendidos de urgencia en la unidad de traumatología de Hospital Gomez Ulla con quemaduras de primer grado en las palmas de las manos, estas producidas por el ímpetu y tiempo empleados en animar a los “cantaores titulares” de sus respectivos grupos artísticos.
Afortunadamente las asistencias ya estaban al tanto de lo que podía acontecer ante tan previsibles pasiones, pasiones que finalmente se desbordaron con consecuencias que pudieron haber revestido tintes de tragedia, teniendo preparados con tiempo suficiente los dispositivos contra incendios adecuados a las circunstancias.
No obstante la dirección de “espectáculos y festejos” del referido recinto ha emitido con carácter de urgencia una circular interna instando a palmeros y otros actores secundarios a cierta dosis de contención y mesura ante las indescriptibles y, ya se sabe en la práctica, casi incontenibles muestras de adhesión inquebrantable de tan irreductible como alegre muchachada.
jejeje… Querido Amigo, cómo se nota la enjundia que tenéis los que tenéis enjundia.
Un abrazo grande, con una gran sonrisa (irónica tirando a sarcástica…)
Me encanta el comentario, muy acertado…..
Lo peor de todo esto, lo que mas miedo me da, es que estamos creando un clima contrario a todo lo que huela a políticos y a la política, olvidándonos de que para tener un sistema democrático, aún con todos sus defectos, muchos conciudadanos nuestros, sufrieron persecución, cárceles e incluso a muchos les costó la vida. Y es que sin políticos la cosa pública nos iría mucho peor.
¿no será nuestra la culpa del actual estado de cosas, con nuestra dejadez y apatía para exigir nuestros derechos como ciudadanos, y exigirle a nuestros representantes la ética y el compromiso adquirido con los que les dimos el puesto que disfrutan?
Señor Jubilado, su miedo es el mío. Precisamente, por eso, hablo de la necesidad de remar juntos e intentar buscar y hallar -juntos- un cambio necesario.
Los ciudadanos no tenemos la culpa. La tendríamos si nos dijéramos absolutamente nada; pero escribir, por ejemplo, en un foro como este, creo que ayuda un poco a debatir y analizar entre unos y otros, para poder llegar a conclusiones (sé, positivamente, que hay políticos que nos leen y que alguna vez, incluso, hubo quien reconsideró ciertas posturas a partir de lo que dijimos)
Cualquier medio es bueno para llegar a la conciencia de la gente, este medio por ejemplo… al menos, a la conciencia de la gente que se entretiene en leernos.
Un saludo muy cordial.