LA PESCA DE LOS DEMAGOGOS (I) por Francisco J. Fernández-Pro
La Demagogia es el más terrible instrumento con el que los incapaces tratan de manipular al Pueblo, sustituyendo con medias verdades, los argumentos válidos que no poseen.
La Demagogia es la cantera de esas mediasverdades –que tergiversa y confunde a verdad entera- y que, por ello, al final resulta la mentira más dañina.
La Demagogia es hija del interés y hermana de la incoherencia.
Por todo eso, yo abomino de la Demagogia, y no sólo no acepto los adoctrinamientos de los demagogos, sino que me obligo –por convicción y por dignidad- a la reacción activa contra ellos.
Sin embargo, hoy me surge una duda: manifestarme de cualquier forma (escribiendo este artículo, por ejemplo) significa adoptar una postura determinada y eso, algunas veces, puede dar lugar a malos entendidos.
Digo esto porque me fastidia –y mucho- que, habiendo estado toda la vida criticando un tipo concreto de política, ahora tenga –por pura justicia- que salir en defensa de los políticos que criticaba, porque otros más cercanos a mis posicionamientos –y que deberían tener un poquito más de sentido común- se empeñan en hacer demagogia con cualquier excusa…. Pero, ¿qué quieren que les diga?: me duele mucho más la Demagogia –venga de quien venga-, que este fastidio por parecer lo que no soy.
Quien me conoce sabe que no me gusta Rajoy, pero menos me gustaba el pozo al que nos había arrojado la política de Zapatero. Hace dos años tenía la certeza (y así lo dije) de que sólo podríamos salir de él con mucho sacrificio. La cosa la tenía así de clara: si durante años habíamos gastado mucho más de lo que teníamos, era lógico suponer que íbamos a tener que estar –también durante años- apretándonos el cinturón, hasta que se nos viera la campanilla y pudiéramos recuperar lo necesario para pagar lo que dejamos a deber y el crédito suficiente para contar con lo mínimo imprescindible que nos permitiera recomenzar el ir tirando. Era matemática pura: es decir, ciencia exacta, lógica de la más básica.
Que nos quejemos ahora los que tenemos que tirar del carro metiendo los lomos hasta la médula, es lógico y razonable; pero que se quejen los que nos tiraron al pozo con el cubo y la cuerda, y encima vociferen contra las únicas medidas que, hoy por hoy, resultan económicamente razonables y nos están dando un cierto respiro, tiene hígado de pollo (por no decir huevos, que suena peor).
Creo que es justo que nos quejemos por las apreturas que padecemos dentro de este pozo; pero creo que también es justo que no nos olvidemos de quienes nos metieron en él;… y, por supuesto, creo imprescindible evitar entrar en el juego de estos demagogos que continuamente insultan la inteligencia del Pueblo.
ya estamos harto de escuchar lo que todo el mundo sabe lo que hace falta actuar como los ucranianos.
Querido amigo:
No creo justo que debamos compararnos con los ucranianos, cuando ellos luchan (como tantos inmigrantes) por conseguir lo que nosotros ya tenemos.
Por suerte no estamos en Ucrania y nuestra realidad es muy distinta.
A nosotros, lo que nos correspondería sería saber cómo, no sólo conservar lo que tenemos, sino intentar sacar provecho de las oportunidades que nos ofrece el pais en el que vivimos y el entorno en el que se desarrolla.
Por tanto, lo que sí deberíamos es tomar nota y poner a caldo a todos los políticos que, estando las cosas como están y teniendo las capacidades que tiene nuestro país, no arriman el hombro para sacarnos lo antes posible de este pozo.
Punto por punto, coincido contigo, Paco. Envidio a los alemanes, que salieron de su crisis no hace mucho, aunando, en lugar de desuniendo, y construyendo en vez de destruyendo. O los japoneses, que hicieron lo mismo ante un desastre como el del tsunami y sus terribles consecuencias. De un tiempo a esta parte, el papel que está jugando la izquierda en este país, utilizando unos agentes sociales en su beneficio y buscando en la calle lo que no les dio las urnas (33.000 manifestaciones solamente en Madrid), me parece injusto. ¿Es normal decidir hacer una huelga general antes de que el nuevo gobierno haya tomado posesión? O decir, como dijo Rubalcaba hace unos días en televisión, que cuando ellos suban al poder van a derogar absolutamente todo lo que haya legislado el PP. Más que demagogia parecen necedades irresponsables e impropias del jefe de la oposición de un país europeo. Y son sólo unos ejemplos.
Yo esto lo veo así. Unos incendiarios han prendido fuego al monte. Lo han dejado arder y, cuando los bomberos vienen a intentar apagarlo, esos mismos incendiarios les ponen obstáculos y les pisan las mangueras. Y colorín colorado, este cuento no se ha acabado. Por desgracia.
Querido amigo Viajero:
Como bien dices, por desgracia, en los políticos españoles hay un macanismo de revancha automática cuando ocurren los cambios de gobierno, que no sólo son dañinos para todos, sino que deberían hacernos reflexionar. Aunque yo no sólo le atribuyo este defecto a las izquierdas, sino también a las derechas y a los centros y a los que están arriba y a los que están abajo (que esto, en nuestra tierra, es una condena universal)
Creo que las cosas son siempre relativas. Nadie es intrínsecamente bueno o malo. No todo lo que un gobierno hace es malo o bueno. Por eso creo que, cuando acaban los gobiernos, siempre hay cosas que merecen la pena corregirse y otras muchas que merecen la pena conservarse y potenciarse.
Sin embargo, en nuestro país, incomprensiblemente -y para mal de todos los ciudadanos- parece que el revanchismo lo lleváramos en los genes como una mala plaga y se impone su dictadura a cualquier razón, por lógica o justa que nos parezca.
(Si yo te contara…)
Un saludo muy cordial.