LA MEMORIA QUE NOS OBLIGA por Francisco J. Fernández-Pro
Lo dije alguna vez: malo es lo que nace desnaturalizado; y está claro que así lo hacen estas leyes inventadas contra la Justicia. Primero, la “Ley de la Memoria Histórica”, a la que -cuando apercibieron la contradicción en la que incurrían- rebautizaron como “Ley de la Memoria Democrática”, sin darse cuenta de que, enfocándola como lo hacían, también incurría en la contradicción.
Todas las acepciones que la R.A.E. contempla para el término “Memoria”, tienen que ver con la primera de ellas: “Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”; y, por tanto, siendo una facultad psíquica, se corresponderá a una experiencia personal, individual y subjetiva. Incluso cuando tratemos la memoria colectiva, estaremos condenados a la subjetividad de cada grupo. Ya lo dijo alguien -creo que Heródoto- cuando, tras una batalla, se le ocurrió preguntar a los distintos contendientes por el resultado de la misma: “No existe la realidad histórica sino distintos puntos de vista”
Para que exista una “Memoria Histórica”, todos deberíamos aceptar la Historia tal cual es: considerando todos los datos y sus condicionantes, sin omisiones ni ocultaciones… y eso es algo que podría resultar demasiado comprometido. Supongo que, por eso, pasaron a llamarla “Memoria Democrática”.
Más cayeron en idéntico error: la Democracia trata del respeto a todas las ideas; y para que puede existir una “Memoria Democrática”, hemos de reconocer -sin exclusiones- las razones, los actos y las sensibilidades, de todos y cada uno de los grupos protagonistas de la Historia. No debemos omitir nada.
Por eso es tan mal invento manipular al Pueblo imponiendo leyes que degeneran, desvirtúan y desnaturalizan nuestra propia Historia. Algo así, no es otra cosa que el catalizador del cainismo más hispano y un flagrante atentado contra la Objetividad, la Razón, la Justicia y la convivencia en paz entre todos los españoles.
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