José Manuel González nos recuerda: “LA FORMA CORRECTA DE LLENAR POR PRIMERA VEZ EL PORRÓN”
A eso de la caída de la tarde, y después de asegurarse de que no contiene en su interior restos de ninguna clase, como alguna que otra curiana, paja del transporte, etc., se pone la boca bajo el chorro suave del grifo, cuidando que no se moje por fuera ni reboce.
Se deja toda la noche al relente, de ser posible colgado de un gancho.
A la mañana siguiente, se le tira el agua y volvemos a llenarlo de la misma forma: SIN QUE SE LLENE POR FUERA. Esto, que parece una tontería, se hace para que el porrón “sude” de adentro afuera, eliminando a través de los poros la arcilla suelta del propio barro.
Una vez realizadas un par de veces o tres esta operación, y comprobado que el agua sale limpia, lo volvemos a llenar y lo colgamos de un gancho o lo ponemos en una cantarera.
NO SE DEBE PONER SOBRE UN PLATO. Esto, además de evitar la sudoración impide que el agua se refresque.
Postdata.- Algunos “viejos”, le ponían un chorreoncete de aguardiente cuando lo llenaban la primera vez. Con esto decían que se “curaba mu bien el barro”
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