Fallece un gran ecijanista, Perico Cárdenas, el día de la Patrona de Écija. Ramón Freire le dedica un emotivo artículo.
HA FALLECIDO UN CABALLERO ECIJANO, AMIGO MIO, PERICO CÁRDENAS por Ramón Freire
Anoche, 8 de Septiembre de 2014, cuando la Virgen del Valle paseaba por las calles ecijanas, al llegar a la Plaza de Puerta Cerrada muy cerquita de donde principia la calle Ancha, quiso recoger el alma de un caballero ecijano y amigo mío, Perico Cárdenas, como todo el mundo, ecijano y no ecijano, le conoció y le llamaba.
Llevaba algunos años luchando contra la negra guadaña que asola la vida, guadaña que no entiende de edad, sexo ni status social, guadaña que, cuando llega, se clava como puñal hiriente en el alma y corazón de los que sufren tan irreparable herida.
Por ello la Virgen quiso que dejara de sufrir mi amigo Perico Cárdenas y aunque estaba desde hace unos días ingresado en un centro hospitalario de Sevilla, Ella, la Señora, cuando pasó muy cerquita de su casa en la calle Ancha, como no se olvida de sus hijos ecijanos -porque Perico además de ecijano era ecijanista-, a esa hora puntual del paso de su procesión gloriosa por dicho lugar, quiso recogerlo en el seno de su manto para llevarlo a la gloria celestial.
Cuantas conversaciones hemos tenido Perico y yo a lo largo de nuestra amistad sobre Écija, como ecijanos, sobre la situación política, social, laboral y económica en cada momento de nuestra Ciudad; también conversábamos sobre nuestras devociones, el Cristo y Señor de la Sangre y la Virgen del Valle y como no, también sobre nuestras aficiones futbolísticas, el rojo y blanco del Sevilla F.C, a cuyo Consejo de Administración perteneció y tuvo la satisfacción de vivir los últimos logros del mismo.
Por eso, esta mañana, cuando sobre las 7,30 horas, al llegar a la oficina me he enterado de su fallecimiento, mi corazón se ha estremecido, porque como dice la letra: “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”, aunque Perico, para nosotros, sus amigos, no se haya ido, porque siempre permanecerá en el fondo de nuestras almas y será constante su recuerdo.
Contar algunas anécdotas de las muchas que conozco no vienen al caso, aunque una de ellas no pudo dejar de mencionarla.
Su porte, presencia, caballerosidad, solidaridad y estilo han dejado huella entre la sociedad ecijana y yo he sido testigo de ello en varias ocasiones. En una ocasión, no recuerdo ahora mismo la fecha exacta pero hace algunos años, cuando me encargó escribiera sobre el aceite de oliva ecijano Tierras del Sur, hablaba yo en una reunión de Perico Cárdenas y una de las asistentas a dicha reunión, exclamó con admiración: No sabes tu lo guapo que estaba Perico en sus años jóvenes, añadiendo y lo buena persona que siempre ha sido.
Yo, lo de su guapura pude comprobarla de sus fotografías, lo de buena persona fui testigo directo de que la ejercía a diario y sin reservas.
Perico, al igual que su hermano Miguel Ángel, siguió la huella solidaria de su familia respecto de Écija y su patrimonio histórico y artístico. Su abuelo Pedro Cárdenas Díaz, fue quien, como hermano mayor de la Hermandad de la Virgen del Valle, el día 29 de Diciembre de 1929, tuvo el inmenso honor de construir y asistir a la bendición de la actual capilla de nuestra Patrona en la Parroquia Mayor de Santa Cruz.
De las grandes reparaciones en la Iglesia de Santiago el Mayor, entre otras, soportadas por su padre Don Miguel Ángel de Cárdenas Llavaneras, han sido testigos y las conocen muchos ecijanos.
Las aportaciones de Perico y su familia a la Hermandad del Cristo de la Sangre, advocación a la que llegó por la devoción de su madre (por el apellido Osuna), fueron también numerosas, llegando Perico a pertenecer a la Junta de Gobierno de dicha hermandad, allá por los años 60 cuando todavía era muy joven.
Perteneció, como concejal, en dicha década, al Ayuntamiento de Écija, donde dejó constancia de su ecijanísmo.
Muchos han sido y son los trabajadores y empleados que a lo largo de su extensa y dilatada vida empresarial, pueden ser mejores testigos que yo de sus formas y trato personal; los que hoy también han sentido en sus almas y corazones el dolor de su fallecimiento, porque para muchos de ellos era como si fuera un hermano y si no que se lo pregunten a la familia Duarte, entre otras.
Sus aficiones al caballo, gallísticas y galgeras, le hicieron llevar el nombre de Écija más allá de nuestras murallas.
Y no es comentar públicamente y en voz alta todo lo anterior, porque ahora nos haya dejado en esta vida terrenal, sino por ser de justicia que ello se sepa y por lo menos, nosotros los creyentes, elevemos una plegaria a la Virgen del Valle por su alma.
Yo, como pequeño homenaje a este amigo que se ha ido, sólo puedo usar unos versos de mi tío Pascual, y que un día le dedicó a la Virgen del Valle, que dicen así:
…Por fin se hará realidad,
sobre un paso hecho de nubes
con luceros de cristal,
bajo un palio azul de cielo
sostenido por diez torres
-una por cada varal-,
Nuestra Señora del Valle
entra por la puerta grande
de la Santa Catedral…
a los que yo añado:
… Llevando a Perico Cárdenas, en el cuadrí de su cintura celestial, para que entre en el Reino de los Cielos, en la Écija que existe en la gloria angelical.
El funeral tendrá lugar mañana, día 10 de Septiembre, a las 12,00 horas en la Iglesia de Santiago de nuestra ciudad.
Descanza en paz amigo Perico, tus amigos, no te olvidaremos jamás.
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