La noticia de tu fallecimiento me ha producido un profundo dolor.Cómo recuerdo el primer día que llegaste a clase desde tu Galicia natal. Te admirábamos como profesor por tu sabiduría y tu cercanía con los alumnos. Desde que apareció la enfermedad el sufrimiento se ha ido haciendo cada vez más intenso.
Quiero mandar también mi más sentido pésame a su esposa Pepi.Rezo por tu alma para que la misecordia de Dios te acoja para siempre.
Hasta siempre querido amigo.
Me he quedado anonadado al conocer la noticia de la muerte de Marcelino, un hombre íntegro que me ofreció su amistad. Sus amigos no descansamos en paz al saber que no lo volveremos a ver.
Recuerdo perfectamente cuando vino a darnos por primera vez una conferencia al colegio de El Carmen, allá por el 88-89. Era de las pocas personas que venían a hablarnos a la cual los niños respetábamos, pues aunque quizás con 8 o 9 añitos uno no entendía la profundidad de las palabras de Marcelino, su saber estar, saber hablar y respetuosidad, hacía que le mostrásemos ese mismo respeto a él nada más entrar por la puerta del salón de actos.
QUERIDO amigo Marcelino:
La noticia de tu fallecimiento me ha producido un profundo dolor.Cómo recuerdo el primer día que llegaste a clase desde tu Galicia natal. Te admirábamos como profesor por tu sabiduría y tu cercanía con los alumnos. Desde que apareció la enfermedad el sufrimiento se ha ido haciendo cada vez más intenso.
Quiero mandar también mi más sentido pésame a su esposa Pepi.Rezo por tu alma para que la misecordia de Dios te acoja para siempre.
Hasta siempre querido amigo.
Me he quedado anonadado al conocer la noticia de la muerte de Marcelino, un hombre íntegro que me ofreció su amistad. Sus amigos no descansamos en paz al saber que no lo volveremos a ver.
Recuerdo perfectamente cuando vino a darnos por primera vez una conferencia al colegio de El Carmen, allá por el 88-89. Era de las pocas personas que venían a hablarnos a la cual los niños respetábamos, pues aunque quizás con 8 o 9 añitos uno no entendía la profundidad de las palabras de Marcelino, su saber estar, saber hablar y respetuosidad, hacía que le mostrásemos ese mismo respeto a él nada más entrar por la puerta del salón de actos.
Gracias por formar parte de mi recuerdo.