ESTEREOTIPOS FRENTE A PREJUICIOS por Antonio Manuel Rodríguez Fabra (alumno 2º de Bachillerato)
Todos hemos dicho alguna vez que algunas personas son así porque siempre se ha dicho: me refiero simplemente a los estereotipos, a las ideas simples o equivocadas que tenemos delante de nuestras narices. ¿Cuántas veces cuando nace un bebé siempre se le ha regalado a la madre o al padre un pastel, un globo? Si es niño, el envoltorio del regalo suele ser de color azul; si, rosa, para niñas, porque siempre se ha afirmado que a los niños les gusta el azul y a las niñas el rosa. ¿Por qué tenemos esa idea? ¿Quién fue el que lo dijo? Además, eso no tiene nada que ver en mi vida: he conocido a niños a quienes les gusta el rosa y a niñas a las que les gustaba el azul, y no porque fueran transexuales, no: eran personas normales del día a día. Ya sé que lo que acabo de decir no es un estereotipo, es más un prejuicio (siempre se confunden).
Uno de los más arraigados y extendidos prejuicios reside en la creencia de que todo hombre posee en propiedad ciertas cualidades definidas: que es bueno o malo, inteligente o tonto, enérgico o apático, y así sucesivamente. Los hombres no son tan de una pieza como dijo León Tolstói o el conocido músico Axl Rose:
“Cuando iba a la escuela recuerdo que existían un montón de estereotipos. Si te gustaban los Rolling Stones eras un marica, porque una vez Mick Jagger besó a Keith Richards en ‘Saturday Night Live’. Si te gustaba The Grateful Dead eras un hippie. Si te gustaban The Sex Pistols eras un punk rocker. Bueno, pues yo quisiera ser un marica hippie punk rocker.”
En definitiva, ¿para qué tenemos que etiquetar a alguien por cómo nos parece? Solo porque siempre nos lo han dicho no podemos pensar que él o ella puede ser diferente. Porque una chica lleve chándal y juegue al fútbol no quiere decir que sea lesbiana -ni mucho menos-: le gusta ese deporte, no debemos etiquetarla como ˋchica que no debería jugar al futbol porque no es habitual en una damaˊ: esto es demasiado machista y un polémico estereotipo. Ella misma es la “capitana de su destino”, la portadora del timón del barco de su futuro.
Solo cuando tomamos una decisión en una fracción de segundo, afirma Payne, somos muy vulnerables a dejarnos llevar por nuestros estereotipos y prejuicios, incluso por aquellos en los que no necesariamente creemos ni respaldamos.
Antonio Manuel Rodríguez Fabra
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