EL SARCÓFAGO PALEOCRISTIANO DE LA IGLESIA DE SANTA CRUZ DE ÉCIJA referido por Rafael Rodríguez
Esta indicación está extraída de la página de nuestro querido Rafael Radríguez, ecijanista, que nos muestra interesantes imágenes y textos relacionados con la historia de nuestra legendaria ciudad
LAS IMAGEN SUPERIOR Y LA SIGUIENTE SON DEL AÑO DE 1973 Y ES EN REFERENCIA A SU TRASLADO.
En la Iglesia de Santa Cruz, de Écija (Sevilla) hay un tesoro del arte paleocristiano: un sarcófago fechado en el siglo V, hecho de piedra calcárea (2’17 metros de longitud, 0’40 de ancho, y 0’74 de altura). Se encontró en 1885, a casi 6 metros de profundidad, al hacer la excavación para la capilla de la Virgen del Valle en aquella iglesia.
En la parte delantera aparece grabada la figura del Buen Pastor, con la oveja sobre sus hombros. A la derecha está la figura de Abrahán, en el momento de ir a sacrificar a su hijo Isaac; a la izquierda está la figura del profeta Daniel en el foso de los leones, al que fue lanzado pero sin recibir ningún daño de las fieras. Sobre las figuras están los nombres escritos en griego, que hace pensar en la existencia de una comunidad bizantina cerca de Écija.
Las figuras de Abrahán y Daniel hacen referencia al sacrificio y resurrección de Cristo, que aparece en el centro con el fruto de su redención, que está simbolizado en la oveja redimida y recogida sobre sus hombros. Con su mano derecha sostiene las patas delanteras de la oveja, mientras que con la izquierda sujeta las patas traseras y el cayado de pastor. La figura de Cristo como Pastor que recoge la oveja perdida, es uno de los temas más frecuentemente representados en el arte paleocristiano. Esta figura de Cristo tiene un aspecto especialmente bondadoso, como signo de acogimiento del alma de la persona que se encontraría en el sarcófago. Alguno piensa que pudiera ser este sarcófago el sepulcro del mártir San Crispín, primer obispo de Écija.
La realización de las figuras es altamente esquemática, hecha con trazos decididos y rígidos, igual que el paisaje que está delineado detrás de la escena de Abrahán con su hijo Isaac. Esta obra del arte paleocristiano es una de las más significativas de las que se conservan en Andalucía. La figura del Buen Pastor recuerda la que se conserva en el Palacio de Pilatos de Sevilla, del siglo IV.
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