EL LOCO por Francisco J. Fernández-Pro
Dedicado a mi estimado Señor JUBILADO (que tanto y tan bien lubrica con sus comentarios, lo que de chirriante tienen mis artículos) y, por supuesto, a mi venerada Doña María de López, con la que cumplo –una vez más- con estas letras trashumantes…
Llegué un día de hace mucho tiempo. Desde el principio me acostumbré a las cosas buenas. Viví lo mejor que pude y que me dejaron los mayores: tuve tata, paseos en el parque, caballitos de cartón y pelotas de colores,…
Cuando tenía pocos años me dijeron que había muerto un dictador y, después, me enteré de lo que era un dictador y de lo que un dictador hacía. Entonces, me dijeron también que yo era mala gente por haber vivido como un niño bien en aquel tiempo. Pero la verdad es que no me sentí culpable por mis privilegios y nunca me arrepentí de haber tenido una tata, ni de haber paseado por el parque, jugando con mi caballito de cartón y mis pelotas de colores… quizá por eso, ya con tan pocos años, algunos –con cierto rencor, que yo no comprendía- me llamaron “facha de mierda”.
Con el tiempo fui aprendiendo de la vida. Conocí otras gentes y otras formas de vivir. Supe lo que significaba que te llamaran facha y mierda… Pero decidí optar por los ideales, tomé mi lanza en ristre, un montón de ilusiones veinteañeras y comencé a creer en los hombres. Me enamoré, padecí el desamor y un día de aquellos alcancé a escribir algo que decía: “Cuando te digan que estás loco y que siempre andas en las nubes, déjalos: ellos, seguirán en su mundo… pero las nubes serán sólo tuyas”.
Hubo algunos que apreciaron aquella frase, pero otros –con burlona ironía- me llamaron “loco ingenuo”.
El tiempo rompió mi lanza en mil pedazos. Aprendí que los pecados se soportan cuando se ignoran. La gente se me fue mostrando en toda su amplísima variedad y comprendí que es falsa la afirmación de que “to er mundo es güeno”. Comencé a caminar despacio y a equivocarme con cierta prudencia. Me colgué la coraza del miedo y ralenticé mi vida. Un día, me sentí cobarde y rompí con todo, dejé de creer en Dios y en la gente. Cuando me vieron así, algunos –con lástima mal disimulada- dedujeron que sólo era “loco incrédulo”.
He pasado con el Tiempo y me he dado cuenta de que la madurez es cuestión de prioridades y de saber abrir o cerrar puertas. Es decir, de saber elegir cuándo y con qué conformarse.
He comprendido que no todo el mundo es bueno, pero que tampoco es malo todo el mundo; que los unos y los otros se confunden con demasiada frecuencia y que yo puedo equivocarme al juzgarlos. Por eso me he convencido de que es mejor no juzgar razones ajenas, ya que cada cual suele tener las suyas.
Me he dado cuenta de que si, para muchos no hay Dios, sí hay quien tiene necesidad de que lo haya; y que cuando rechazo la verdad de los demás, puedo estar aborreciendo los posibles argumentos que necesitaré para sostenerme en el futuro.
Me he percatado de que es mucho mejor que la copa esté medio llena que medio vacía y que si mi mano queda tendida y nadie la toma, puede ser –simplemente- porque no ha llegado aún el que la necesita. También he comprendido que no tengo peor enemigo que mi propia ira.
He aprendido que, cuando el tiempo pasa, todos pasamos, menos la huella que dejamos en quienes supimos dejarla.
He comprendido, en fin, que soy nadie, pero que nadie es más o menos que yo… y, por eso, he dejado a mi corazón libre para contar lo que siente; ha dejado de importarme la coraza de miedo que me guardaba, he perdido la prudencia y he decidido subirme a los Tejados del Carpe Diem que, cada instante, la Vida me ofrece para aprender a contar estrellas y para entretenerme hablando con los pájaros… y, al final, he llegado a comprender que las estrellas y los pájaros son ciertos y también existen. He acabado enamorándome de las alturas…. y, por eso, ahora, hay algunos que -con cierta ternura- me llaman “el loco de los Tejados”.
(“Teselas para un mosaico”)
Estimado Maestro… yo también me he dado cuenta de tantas cosas…A veces pienso que nadie mejor que usted para hacerme ver lo que desde la Locura de su tejado se mueve entre calzadas, cierros y pilares frescos.Sabias y ocultas letras que entrelazadas siempre dan con la semejanza del que buscando consuelo haya el respiro. Al menos yo me he sentido muy identificada con las últimas teselas públicadas. Espero que queden tantas y tan buenas como esta última..
Salud al cálido arribo gadita!
Mi muy venerada Doña María, sepa usted que si nos hubiera esas teselas que usted desea, igualmente las tendría, que no hallo mejores razones para ellas que sus deseos, ni mayor recompensa que sus pupilas acariciando estas letras…
Con toda mi admiración, reciba un calurosísimo saludo, desde esta sartén que nos cobija.
Halagado me siento, D. Francisco, de que un erudito como usted me honre con la dedicatoria de tan sabias reflexiones.
Aprecio por sus escritos que es usted una persona en constante proceso de creatividad y de profundas reflexiones. Intuyo que en ello hay, quizás una persona una pizca atormentada. Si es así, que su enorme vitalidad y positivismo incline la balanza hacia una fructífera madurez.
Muchas gracias y un saludo.
Estimado Señor JUBILADO, gracias a usted por sus constantes observaciones a mis artículos (siempre inteligentes, documentadas y, sobre todo, respetuosas)
En cuanto a lo demás, creo que todos los hombres somos seres simples que nos movemos siempre entre los extremos del tormento y el éxtasis… y eso, sin lugar a dudas, provoca a la creatividad (a fin de cuentas, con ello, nos limitamos a darle la razón al señor Descartes)
Por tanto, no dude para qué lado se inclinará la balanza (o, al menos, eso intentaré). Aunque -como muchos pensaron alguna vez- existir pensando pueda convertirse en una condena; yo soy, sin embargo, de los que creen que siempre es preferible intentar salir de la caverna de la ignorancia, para mirar al verdadero Sol de frente, que permanecer en ella, conformándonos con las ligeras luces que la piedra pueda dejar que se filtre… Por tanto, pienso que el positivismo (dar el paso, intentarlo,…) resulta mucho más poderoso que cualquier otra fuerza que nos induzca al inmovilismo, a la apatía o al abandono.
Gracias por sus letras, por su interés y por su cordialidad.
Reciba un afectuoso saludo.
Querido Paco, creo que no es la primera vez que leo este artículo-tesela, desde que comencé la primera frase empece a reconocerlo, creo que me impresiono tanto la primera vez que no lo he olvidado, quizás porque en parte vea mi vida un poco reflejada en el. No me equivoco en que ya lo he leido verdad?. Pues me sigue gustando igual y lo sigo sintiendo cada vez mas real, sobre todo cuando estamos asistiendo a la locura en la que se esta convirtiendo nuestra sociedad, a algunos de nosotros nos consideraron locos por ser “diferentes”, como se pueden definir a los que están empezando a regir los destinos de este país nuestro?,
Querida Amiga:
En efecto. Este texto está recogido en mi libro TESELAS PARA UN MOSAICO (lo verás, entre paréntesis, al final del artículo) y ése es el libro que presenté junto a Marcelino, en el que los dos anduvimos de quijotes y que os firmé, aquella misma noche, a Pepe y a ti… Pero, ¿sabes?, ya que tú también eres una de las personas que me ayudan a lubricar estos artículos míos, que hoy haces referencia a esas “diferencias”, por las que nos toman por locos y que, además, debo seguir con las letras trashumantes que me pide Doña María de López, aprovecharé el próximo artículo para dedicarte a ti el ROMANCE DE LOS PERROS VERDES, que incluyo en un nuevo Poemario que se editará próximamente.
Un beso
Me he sentido plenamente identificado con el Loco de su artículo. Los leo todos y por decirlo en pocas palabras, así, sin más, éste es el mejor. Enhorabuena.
Gracias, Amigo mío. Supongo que tu empatía se debe a las razones que han motivado el propio artículo: la reflexión que nos hacemos tanta gente que vivimos la segunda mitad del siglo XX, sobre cómo sentíamos la España de hace cincuenta años y cómo la sentimos ahora, después de la evolución que nuestra Sociedad ha experimentado… y, lo más importante: la evolución cultural y política, que hemos experimentado aquellos a los que nos tocó vivir todo este tiempo de profundos cambios.
Un abrazo grande.