DÍA MUNDIAL DEL HOMBRE por Francisco J. Fernández-Pro
Hoy, día 19 de noviembre, es el Día Internacional del Hombre. ¿Cuántos hombres sabían que hoy era nuestro Día?
Y ¿saben ustedes para qué es el Día Internacional del Hombre? Pues –y cito textualmente de Internet- para “promover modelos masculinos positivos: hombres de la vida cotidiana, que viven vidas decentes y honestas. Celebrar las contribuciones positivas de los hombres a la sociedad, comunidad, familia, matrimonio, cuidado de niños y el medio ambiente. Centrarse en la salud y el bienestar social, emocional, físico y espiritual de los hombres. Poner de relieve la discriminación contra los hombres, en las áreas de servicios sociales, las actitudes y expectativas sociales, y la ley. Mejorar las relaciones de género y promover la igualdad de género. Crear un mundo más seguro y mejor, donde la gente puede estar segura y crecer para alcanzar su pleno potencial”… ¡Toma ya, Catalina!
Pero digo yo: ¿estos principios no vienen a ser los mismos que se promueven y reivindican en los días internacionales de la mujer, el niño, el trabajo, los abuelos, las abuelas, los padres, las madres, los pintores, los abogados, los vecinos del quinto y los ositos panda?… Entonces, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo y celebramos en un solo día el de todos juntos?; o, mejor todavía, ¿por qué no nos juntamos –de una pajolera vez- y dedicamos todos y cada uno de los días del año, a celebrarnos todos?
No entiendo a los que piensan que tantos Días específicos y distintos, harán desaparecer los mutuos agravios. Al final, como todos tenemos nuestros propios Días y en ellos reivindicamos nuestros exclusivos derechos a ser lo que somos, sólo nos sirven para exaltar y resaltar nuestras peculiaridades, profundizando -aún más si cabe- en las diferencias que nos separan de los que no son como nosotros (diferencias éstas que, en vez de separarnos, creo que deberíamos compartir para que nos enriquecieran y no acabaran provocando agravios comparativos).
La pregunta, pues, para mi reflexión en el Día de hoy, está cantada: ¿Por qué no nos olvidamos de tantos días distintos (con la misma duración y con las mismas reivindicaciones, pero con distintos protagonistas), los juntamos y los dedicamos a defender y a proclamar la dignidad de todos los seres humanos, como individuos únicos, inviolables, necesarios y con los mismos derechos y las mismas obligaciones, independientemente de su género, su raza, su origen, su trabajo o su condición?
Yo apuesto por eso. Creo que sería más justo y más lógico.
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