DE LOS AYUNTAMIENTOS Y EL ARTE DE LA POLÍTICA por Francisco J. Fernández-Pro Ledesma
Si conocí las diputaciones, mucho mejor conocí los ayuntamientos y, por eso, siempre me consideré municipalista. Creo que, igual que las casas hay que empezarlas por los cimientos, la política hay que practicarla de abajo-arriba. Los recursos de los ciudadanos, mientras más cerca del ciudadano se gestionen, mejor que mejor; por dos razones fundamentales: la primera porque, a más cercanía, más conocimiento tendrá el gestor de las verdaderas necesidades de los ciudadanos a los que tiene que servir; y la segunda porque, a menor distancia entre el Banco y el Ayuntamiento, menos manos tendrán que contar billetes.
Sin embargo, en los ayuntamientos hay un problema de fondo y no debemos ignorarlo: no todos los funcionarios funcionan como debieran, ni todos los políticos locales están preparados para hacerlos funcionar. No es una excusa, es una realidad que se repite en todos los ayuntamientos; por eso, se hace necesario emplear la cabeza como se debe y el rasero de la justicia con equidad. Veamos:
El Arte de la Política consiste en hacer posible lo necesario, con una prioridad básica: el Bien Común… y el caso que nos ha ocurrido en Écija con el llamado “PLAN +34”, nos viene al pelo, para poner el ejemplo:
El Bien Común –el Bien General, el de todos- exige, antes que nada, atender las necesidades de los ciudadanos más desprotegidos. Para poder hacerlo, se creó el “Plan +34”. Esta es la PRIORIDAD que puede paliar la necesidad de los ciudadanos; y, por tanto, cualquier otra cuestión (de tipo administrativo, formal, documental,…) debe quedar relegada a un segundo plano, ante esta cuestión prioritaria.
¿Qué se falló en los plazos? Eso debería de aclararse y pedir todas las responsabilidades que hubiera que pedir… pero, eso, después. Después de atender las necesidades prioritarias. Como se hizo, cuando ocurrió lo mismo, en Alcalá de Guadaira.
Un Ayuntamiento puede fallar por muchos motivos; fundamentalmente los que ya hemos advertido (la falta de cualificación o dedicación del funcionario y/o la incapacidad del político), pero eso no puede servirle de excusa a nadie para que un Programa Político –que está obligado a hacer posible lo necesario-, deje de cumplir su cometido y atender a la máxima prioridad para los ciudadanos. Cuando eso ocurre, incurrimos en la DESNATURALIZACIÓN DE LA POLÍTICA, en la negación de su bondad y, entonces ocurre la aberración de la que hablaba en mi anterior artículo.
No cabe otra reflexión lógica sobre este tema (independientemente de las responsabilidades –políticas y administrativas- que habrá que exigir).
Pero, ¿saben una cosa?, lo peor es que no puedo dejar de pensar en que detrás de todo este esperpento, detrás de esta paralización de un proyecto absolutamente necesario para nuestro Pueblo, hay una respuesta concreta contra nuestro Ayuntamiento por parte de la misma Diputación que nos ninguneó en FITUR y que se negó a pagar lo que le correspondía de las obras del Arroyo de la Algamasilla;… y que ¿por qué lo pienso así?, porque de los 104 municipios de la Provincia, sólo a Écija la dejaron en la cuneta.
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