COMO UN SUEÑO HECHO REALIDAD por Juan Palomo
Tal día como el que hemos pasado, del último año del milenio (1999), se cumplía el deseo de muchos ecijanos reivindicado a través de décadas en pregones, homilías, panegíricos y un sinfín de publicaciones. Fue como “un sueño hecho realidad” del que no queríamos despertar y que merece un recuerdo después de más de dos lustros. Aquel día, cuando llegué a mi casa con la emoción del momento, escribí esta crónica. Sería interesante volver la vista atrás y comprobar si todos los deseos y promesas se han cumplido.
Recordando el día de la Coronación
Écija, 8 de Septiembre
Por fin llegó el gran día. Uno más del mes de septiembre pero distinto a todos. Amaneció más temprano que nunca, la aurora acarició la mañana, el lucero del alba no quería desaparecer del cielo y la Ciudad del Sol iba a brillar con su máximo esplendor. Desde la noche anterior se respiraba inquietud en el ambiente, muchas personas apenas durmieron para saborear cada instante preliminar del gran momento y aunque alejadas de su templo y de su paso, barriadas como la de `Cañato’ se engalanó de fiesta porque no era para menos: unos meses antes Nuestra Señora les había visitado, y tan magna gentileza había calado hondo en los corazones de esta buena gente.
En la cálida mañana se unía en un abrazo fraterno: el fuego del asfalto, el agua del Genil y la tierra y verdor de los árboles del parque. Todos los elementos aunados para magnificar a la más bella flor del universo, a la que fue concebida sin pecado original y en la que se encarnó el Rey de todos los hombres.
Apareció de pronto como la nada, emergiendo hacia el altar con la parsimonia de sus hijos costaleros y con el vaivén de las notas musicales de dos marchas enlazadas. Era la proa de la nave cuyos remeros en número superior a los cinco mil, la iban a llevar a buen puerto con las velas de terciopelo plegadas en sus mástiles, representando al mundo cofrade y hermandades de gloria. No hacía falta viento ni brisa que soplará, detrás se encontraba a ilusión y el aliento de todo un pueblo.
Tal como estaba previsto, comenzó la ceremonia mientras la expectación iba aumentando y donde no cabía ni un alfiler, se fue abriendo camino los finos rayos del sol, que se asomaban por encima de los árboles, que hoy también, más que nunca, levantaban a lo más alto sus copas para realizar el brindis celestial. Nadie se movía de su sitio, nadie parpadeaba, todos esperaban el momento y nunca tan corta espera se hizo tan larga. Por fin, la emoción contenida en decenios se rompió en fracciones de segundo antes de que la corona se posara sobre Su Cabeza. Instantes después, su carita fue iluminada por el sol como si se tratará de un resplandor divino y el revolotear de cientos de blancas palomas aupadas por el tronar de los cohetes, dibujaron en el cielo un fondo de pureza: ¡VIVA LA VIRGEN DEL VALLE CORONADA!
Culminaban así, muchas solicitudes reincidentes, muchos días de preparación, muchas horas de espera, muchos años soñando: se aproximaba el final del milenio y se abría ante todos una puerta de esperanza a la realidad, para demostrar, con una gran labor social, el largo camino recorrido, el momento consumado y el seguir manifestando el cariño de un pueblo por su Patrona.
PUBLICADO EN ÉCIJA INFORMACIÓN – Septiembre de 1999
Autor: Juan Palomo Ibánez.
Director de la Revista CORONACIÓN. Publicación Oficial con motivo de la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Valle
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