CAPÍTULO XIII: DE ALGUNOS HECHOS, SUCESOS, ANÉCDOTAS Y OTRAS NOTICIAS RELACIONADAS CON LA CIUDAD DE ECIJA, ENCONTRADAS EN LAS HEMEROTECAS ESPAÑOLAS por Ramón Freire
Noviembre 2016
Ramón Freire Gálvez.
Inicio este capítulo, con referencia a Santa Florentina, advocación, que, salvo mejor criterio, junto a la Virgen del Valle, Patrona de Écija, han sido, a lo largo de los siglos, las dos que más admiración, ruegos, peticiones y promesas han tenido en nuestra Ciudad, hasta el extremo que de algunas publicaciones, se deduce que Santa Florentina pudo llegar a ser considerada Patrona de la Ciudad de Écija, título que finalmente recayó en la Virgen del Valle, imagen que precisamente fue recibida por aquella Santa, como regalo de su hermano San Leandro, Arzobispo de Sevilla y ambos santos, juntos a sus hermanos San Isidoro (también arzobispo de Sevilla) y San Fulgencio (Obispo que fue de Écija), titulados los cuatro santos de Cartagena, tienen reconocida su importancia en esta tierra andaluza. Muchas fueron las mujeres ecijanas que llevaron y llevan el nombre de la santa Florentina, con mayor incidencia en la collación de la Parroquia de Santiago, cercano a la cual estaba el hospital de Santa Florentina, y ello se puede comprobar en los libros registros de bautismos, no solo de dicha iglesia, sino también de las otras cinco parroquias que existían en Écija durante los siglos XVI y siguientes.
Han sido muchas las publicaciones donde se ha escrito sobre Santa Florentina, desde el monje jerónimo Fray Rodrigo de Yepes, que en 1584 publicó Historia de Santa Florentina, pasando por el jesuita Padre Martín de Roa, en su obra Écija, Sus Santos y su antigüedad, allá por el año de 1629 (ambas publicaciones han sido reeditadas por mi años atrás y están colgadas en Ciberecija y Página de un ecijano), hasta nuestros días, y, en todas, se recoge la importancia de la misma para con nuestra ciudad, desde su estancia en el antiguo Monasterio del Valle, donde tuvo su sede la Virgen del Valle, patrona de nuestra ciudad.
En una publicación titulada: Los Niños, revista de educación y recreo, tomo V, publicada en Abril de 1872, que aparece con un dibujo o grabado de dicha Santa, se hace una pequeña mención sobre la misma y cuyo contenido es el siguiente: “Santa Florencia o Florentina, era hermana del arzobispo de Sevilla San Leandro, y por consiguiente de sangre real. Inclinada desde su más tierna edad a la virtud y a la contemplación, y dirigida por San Fulgencio, obispo de Écija, se retiró a un monasterio de la orden de San Benito, donde tomó el hábito de religiosa.
Se distinguió tanto por su vida ejemplar, que fue elegida sub priora del mismo convento, donde falleció. Su cuerpo fue trasladado a Sevilla y colocado en el sepulcro de sus santos hermanos; allí se conservaba cuando la irrupción de los moros. La fiesta de esta santa se celebra el 20 de Junio y la de su traslación el 14 de Marzo”.
Vamos ahora, otra vez, con más cositas sobre Los Siete Niños de Écija. En esta 2 ocasión un poema, de autor anónimo, que he encontrado publicado en la revista EL ZURRIAGO nº 19, del año 1821, editada por imprenta de calle Aroche de Madrid que bajo el título de SUCEDIDO, dice así:
Cuentan que los niños de Écija,
una mañana de mayo
a un fraile de San Francisco
en una venta atraparon.
Ola, dijo el uno: amigos,
de esta echa la logramos,
veréis que sermón tan lindo
nos predica este santazo.
Vaya, padre, suba usted
encimita de este carro
y largue más Teologías
que tienen tres Breviarios.
Hijo, por amor de Dios,
decía el fraile llorando
si…¡no puedo respirar!
¿no lo ves? ¡Si estoy temblando!
Ea, pues rece V, el creo,
le contesta aquel malvado,
y montando la escopeta
se prepara a despacharlo.
El pobrete se arrodilla
y llama a todos los santos.
Pedro dice otro ladrón,
hombre…mas vale dejarlo.
Lo dejaron en efecto,
mas después, a poco rato,
se sentaron a comer
y como faltase un banco,
uno coge a nuestro fraile
me lo tiende boca abajo
y se sienta en sus costillas
como si fuera un dornajo.
Hacía el padre mil gestos,
con aquel peso abrumado,
y sudaba más manteca
que sale de tres marranos.
Notolo esto el capitán
y de compasión llevado,
le dijo al que estaba encima
del paciente franciscano:
Hombre lástima me da
que ese pobre esté penando,
siquiera por caridad
pégale un par de balazos.
Muchas gracias, dijo el fraile.
¿Para qué es ese trabajo?
¡Si yo estoy muy a mi gusto!
¡Si no estoy incomodado!
Tal la santa caridad
fue de los afrancesados.
Muchas gracias, caballeros.
¿Para qué fue ese trabajo?
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★CAPÍTULO XIII: DE ALGUNOS HECHOS, SUCESOS, ANÉCDOTAS por Ramón Freire
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