El
Parlamento andaluz rechaza con los votos de PSOE e IU la proposición
no de ley para reprobar al alcalde de Marinaleda, por las
acciones en Écija y otras ciudades.
El
Parlamento andaluz acogió ayer uno de los debates más
broncos que se recuerdan. Quizás por su marcado cariz
ideológico o porque el tema ha estado candente durante
todo el verano, los parlamentarios se enzarzaron en una dura
discusión sobre los asaltos y ocupaciones llevadas
a cabo por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), con
el diputado Juan Manuel Sánchez Gordillo a la cabeza.
Tanto
PSOE como PP, a petición de este último partido,
rechazaron las acciones de Gordillo, como el asalto a un supermercado
de Écija o las diferentes ocupaciones de fincas y bancos
durante la marcha que realizó el sindicato por toda
Andalucía. No obstante, tanto PSOE como IU rechazaron
el segundo punto de la iniciativa popular, en el que se instaba
a rechazar la «más que tibia reacción
del Gobierno andaluz».
No
ha habido reprobación pero sí ruido. Mucho ruido.
Y bastantes insultos. El Partido Popular no ha querido desaprovechar
la oportunidad de echar sal en la herida abierta por el diputado
Juan Manuel Sánchez Gordillo en el Gobierno andaluz
de coalición del PSOE e Izquierda Unida con su participación
en agosto pasado en el asalto a un supermercado de Écija.
La
acción de Gordillo ha acaparado dos momentos del Pleno
del Parlamento andaluz. El primero con una pregunta oral del
PP a la consejera de Fomento, Elena Cortés, que había
dicho que “llevarse un carro de comida por valor de
200 euros no se le puede llamar robar cuando se va a dar a
los bancos miles de millones de euros”.
Como
era previsible, la consejera Cortés subrayó
que con sus palabras no estaba haciendo una valoración
“jurídica” del asalto sindical a supermercados,
sino simplemente una valoración “política”,
y de ahí que hiciera hincapié en comparar esa
acción esporádica con un comportamiento del
sistema financiero que ha conducido al país al borde
del abismo.