La apertura del nuevo aulario de educación infantil
del colegio público Miguel de Cervantes es cuestión
de días, según informa el gobierno local, que
anunció el pasado martes que las obras de construcción
del edificio están prácticamente terminadas.
De este modo, la junta de gobierno aprobaba el pasado martes
13 de septiembre, la sexta certificación de estas obras,
que ultima la empresa Procondal S.A., por un importe de algo
más de 98.000 euros. El presupuesto total de la obra,
que se inició a principios de este año, supera
los 676.250 euros, 24.500 menos de lo calculado en un primer
momento. La Junta de Andalucía asume en su totalidad
el coste de esta infraestructura.
El nuevo aulario del Púa Chico, como es conocido popularmente
el centro de educación infantil del Miguel de Cervantes,
permitirá escolarizar a 225 niños de entre tres
y cinco años en nueve aulas de 50 metros cuadrados, adaptadas
la normativa Logse y con capacidad para 25 pequeños cada
una. En concreto, se construyen tres aulas para niños
de tres años, otras tres para alumnos de cuatro y tres
más para niños de cinco. Cada una de las aulas
tiene aseo independiente y acceso a un patio de juegos individual
y adaptado a cada edad, que se completa con otro común
a las nueve, éste más amplio.
Actualmente, los alumnos de infantil del C.P. Miguel de Cervantes
reciben clases en un aulario separado del centro, en la zona
de Puerta Osuna, no adaptado a la Logse. Con la puesta en marcha
del nuevo edificio (en el recinto del colegio de primaria),
el del Puerta Osuna quedará inhábil, aunque el
ayuntamiento, propietario del suelo, no ha decidido aún
qué hacer con el terreno.
Habrá una segunda fase
Las aulas que están a punto de inaugurarse se inscriben
dentro de la primera fase de las obras de adaptación
del Miguel de Cervantes. En una segunda fase, aún por
aprobar, está previsto actuar sobre el edificio de primaria,
colocando un ascensor y adaptando las instalaciones a minusválidos,
además de cambiar la entrada al recinto, modificar el
vallado perimetral del colegio y derribar un edificio obsoleto
para ganar espacio en el colegio para zonas verdes y patios
de juego.
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