La
empresa de Écija "Ecopapel" se hizo con el
Premio CincoDías en la categoría de acción
empresarial más innovadora ligada a la universidad.
Su
director general y fundador, Manuel Mora (Écija, Sevilla,
1943), concedió esta entrevista antes de recoger el
galardón el pasado lunes en el Museo del Prado. La
compañía fue premiada por desarrollar papel
y cartón a partir de residuos agrícolas.
¿Cómo
ha sido la relación con la universidad?
Muy fácil.
Animo a los empresarios a que lo comprueben y trabajen con
la universidad. No se pueden imaginar las grandes ventajas
que podemos tener. No hubiéramos podido hacerlo solos.
Hemos encontrado un equipo humano interesante. Cuando hemos
dicho a los estudiantes que investigaran e hicieran sus tesis
doctorales sobre nuestros productos y que iban a ser útiles,
lo hemos conseguido. Por nuestro proyecto han pasado ya lo
que hoy son 40 profesores universitarios.
¿Cree
que hay miedo de los empresarios a trabajar con la universidad?
No hay
miedo. Estoy convencido de que falta información. No
hay foros donde se fomente el abrirse a la universidad. En
nuestro caso, hemos gastado 11 millones de euros en I+D con
la universidad, una empresa modesta y pequeña. Pero
el empresario sabe hacer sus cuentas. Si hemos comprado tecnología,
la amortizamos en los plazos que la ley nos permite y se la
dejamos a la universidad para que ellos investiguen y trabajen.
Los empresarios, lo primero que tienen que buscar es la rentabilidad
económica. Yo no soy un mecenas. El respaldo científico
de la universidad me ha servido para cuando he tenido que
hacer solicitudes a la Administración, no es lo mismo
llegar sin la universidad.
¿Desde
la universidad cómo se mira a la empresa? ¿Hay
reticencias?
Hay familias.
La gente joven, desde hace 30 años para acá,
está convencida de que la universidad no sirve para
nada si no tiene una aplicación de los resultados.
¿Cómo
ve la I+D+i en España?
Muy bonita
de palabra, pero no acaba de fructificar. Hay una persona
que para mí es un placer conocer en estos premios personalmente,
la ministra Cristina Garmendia, que es una mujer que ha apostado
por potenciar la innovación y la unión entre
ciencia, tecnología, innovación y sociedad.
Eso es exactamente lo que yo he hecho. Hemos buscado una universidad,
la hemos encontrado, la hemos ayudado y ellos nos han ayudado
a nosotros. Sin la universidad no hubiera sido posible el
proyecto.
Pero ¿por
qué la ve solo bien sobre el papel?
Los empresarios
somos demasiado tradicionales. No nos gusta movernos en terrenos
que no conocemos. Y no nos gusta traer extraños a nuestra
empresa.
Su negocio
también tiene una parte de sostenibilidad, ¿ve
los esfuerzos en España hacia ese camino?
Tenemos
un problema, sobre todo en estos momentos difíciles
para las empresas españolas: la sostenibilidad vale
dinero.
¿Los
empresarios tienen el chip de la sostenibilidad?
No. Yo
se lo digo a compañeros empresarios, pero no quieren
innovaciones porque la sostenibilidad para ellos es un gasto.
Pero es porque nadie se lo ha explicado. Por ejemplo, se podía
hacer desde las asociaciones patronales. Yo no he pertenecido
ni perteneceré nunca a las confederaciones de empresarios,
no desde el ángulo que se ha instrumentalizado desde
siempre, porque son una reunión de patronos y no debería
de ser así. Deberían ser empresarios que trataran
ideas interesantes, ilusionantes, que no fueran tan ñoñas
ni tan poco productivas como siempre son. Pero no se ha formado
en cuestiones de interés. Algunos empresarios mayores
también estamos deseosos de mandar un mensaje positivo
a los jóvenes, de sostenibilidad, de innovación,
alejado de lo que ha sido la empresa española tradicionalmente.
¿Cómo
ve la empresa familiar?
Para los
que somos conservadores, no nos gusta dar participación
en la parte inicial de los proyectos. Este proceso nuestro
no pasa de ser una planta experimental. Yo me haría
novio de una empresa que quisiera invertir en una planta.
Tenemos la investigación y la producción. El
problema es que no hay empresas grandes que confíen.
Falta la unión de las pequeñas con las grandes.
Nuestra empresa elabora un producto rentable, ecológico
e innovador. Y para eso hemos hecho un gran sacrificio. Si
hay una posibilidad de una gran compañía que
quiera seguir ampliando el proyecto, nosotros estamos encantados.
¿La
transición es difícil?
No. Es
sencilla. Lo que no puedes es imponer como empresario un criterio
ni a los hijos ni a los nietos. En mi caso, mi gran patrimonio
es el equipo de colaboradores. Si yo falto, el proyecto puede
seguir para adelante.