La
nieta de Curro Torres, nos descubre a la cantaoras de Écija,
María del Carmen y Manuela Reyes Torres, "la Gilica",
nacida en 1867. (Artículo de Paqui Reyes
Torres)
Observando
la noche de los tiempos, a mediados del siglo XIX, la vida
era de subsistencia y de pocos recursos, y se realizaban oficios
autóctonos como tratantes de ganado, gañanías
y herreros, como es el caso de esta cantaora.
Las mujeres estaban supeditadas al hombre, mucho más
que hoy día. Sus labores y el ser madre le ocupaban
todo el tiempo. Para ella, supongo que el flamenco era el
cauce donde expresar lo que sentía; allí la
sensibilidad, la alegría y las “ducas”
encontraban forma. Carácter fuerte el de esta mujer
gitana que, luchando contra toda adversidad, supo crear un
nuevo cante del cual bebieron los faraones del flamenco.
De pequeña iba a Écija a ver a mi abuelo Curro
Torres, gran flamencólogo, erudito, creador de los
festivales flamencos ecijanos, de Alcalá la Real y
de la primera misa flamenca que se hizo en España.
Era pequeña,
pero recuerdo montones de papeles en su mesa, archivos de
flamenco y charlas interminables con las muchísimas
personas que se interesaban en hablar con él para aprender.
Recuerdo un nombre que se citaba mucho, que era el de La Jilica.
Ahora, de mayor, me interesé por aquel nombre que tanto
escuchaba, soy descendiente suya.
¿Cómo sería aquella mujer de donde bebieron
los más grandes, como Antonio Mairena y la Roezna?
¿Cómo sería el contexto de aquella mujer
gitana?
Esta investigación ha contado con la ayuda del párroco
Antonio Pérez Daza, sacerdote de la Parroquia de Santa
Cruz, de Écija. Se reproduce a continuación,
como primicia, la que considero que es la partida de nacimiento
de esta insigne cantaora y seguidamente, su trascripción.
En esta ciudad de Écija, Provincia y Diócesis
de Sevilla, día Catorce de Noviembre de 1867, yo Don
Modesto del Castillo, cura propio de esta iglesia mayor de
Santa Cruz, bauticé solemnemente a una niña,
que nació ayer a las dos de la madrugada, en la C/
Rosales, nº 2, a la que puse por nombre, María
del Carmen, hija de Antonio de los Reyes, natural de Aguilar
y de Josefa Torres, que lo es de esta, casados en esta Parroquia
hará trece años. Abuelos Paternos, Antonio y
Francisca Carrillo: Maternos, Agustín, natural de Marchena
y María Jiménez de Antequera, y los abuelos
paternos de Aguilar. Fue la madrina, María del Carmen
de los Reyes, a la que viene el parentesco espiritual y demás
obligaciones: testigos, Manuel Valenzuela y Francisco López
y lo confirma:
Gracias a esta partida de nacimiento pude organizar la estructura
familiar, e incluso encontré también la partida
de nacimiento de una hermana de la tía Jilica, llamada
Francisca Reyes Torres ‘La Curricha’, nacida el
28 de agosto de 1866.
Sus padres vivían en Écija. De ahí que
la Gilica, Francisca y Manuela Reyes nacieran en este lugar.
Por motivo de trabajo se marcharon a Marchena, ya que un veterinario
le ofreció trabajo como “herreros” en dicha
ciudad.
Ha sido para mí una suerte realizar este trabajo y
conocer a mi familia de Marchena, como el tío Pepe
El Herrero. Él es un pozo de sabiduría y un
gran creador, dentro de la fragua. Vive al lado de la casa
donde residía La Jilica, en Marchena; es el familiar
más directo que nos queda de esta can- taora, y tiene
88 años. Me informó de muchos detalles de la
vida de María del Carmen y me comentó cosas
que aún tengo que investigar. ¡Qué pocos
quedan como él!
Hay datos familiares muy claros, como que La Jilica era tía
política de Melchor de Marchena, gran guitarrista y
señor, amante del compás. El tío de dicho
guitarrista, Juan Jiménez, se casó con María
del Carmen ‘La Jilica’ en Écija, en el
año 1853, y de dicho matrimonio nacieron cuatro hijos.
Esta familia está compuesta por grandes artistas, poco
conocidos para los no entendidos pero no así para los
amantes del flamenco. Entre ellos se podría citar a
su hermano Juanillero, a Manuela Reyes y también a
sus hijos Miguel de Marchena, gran guitarrista, y el gran
seguiriyero Juan Jiménez Reyes ‘El Cuacua’.
De este último po- seo su DNI, el cual testifica que
nació en Marchena el 6 de enero de 1902, en la Plaza
de la Mata número 7, y de profesión “artista
flamenco”.
María del Carmen creó dos cantes por soleá,
que le fueron reconocidos por los Soler y por Antonio Mairena.
Hoy día son casi desconocidos, ya sea por desconocimiento
de los cantaores actuales o por las dificultades que presentan
a la hora de interpretarlos.
El primero de los dos cantes anteriormente citados deriva
de un jaleo jerezano, de modalidad bailable, del
siglo XVIII; conocido por Luis El Cautivo. Es una soleá
corta, conocida en Marchena como “el jaleíllo
de la plaza arriba”, es decir, de la Plaza Ducal.
“Levanta y no duermas más
levanta y no duermas más
que vienen los pajaritos
cantando la madrugá (bis)
(Cantada por Antonio Mairena en 1965).
La segunda de estas dos soleares es más reposada y
solemne. Contiene gran dificultad en el primer tercio y al
final del tercero, ya que intercalaba “ayes” muy
prolongados.
Se cree que Dolores Tinoco Fernández ‘La Roezna’,
nacida en Alcalá de Guadaíra sobre los años
70 o 80 del siglo XIX, fue gran difusora de los cantes de
La Jilica.
“Llévame a una huerta
por Dios llévame a una huerta
y dame unos paseítos
que cayéndome estaba muerta (bis)
(Cantada por Pastora Pavón en 1948).
Revista
Alboreá donde viene publicado el artículo