Detalles del fatícico accidente del Marqués
de Talavera, después de asistir a la boda de su prima
María del Cubillo Benítez, en Écija.

No
estaba programado que los viajeros en la avioneta fuesen lo
que iban, pero el destino variaría la suerte de algunos.
Igualmente, acababa de adquirir un nuevo bimotor que no pudo
estrenar el fatídico fin de semana en el que tuvo lugar
el accidente que acabó con su vida y la de otras dos
personas, pues aún no había sido matriculado.
Pilotaba
casi a diario su propia avioneta, recorriendo las seis fincas
familiares que desde hace tiempo se dedicaba a gestionar.
De hecho, Íñigo de Arteaga del Alcázar
(43 años) partió, para no volver, de una de
las propiedades de su familia, el castillo de la Monclova,
en Sevilla, el pasado domingo 14 de octubre, acompañado
de su amigo Gonzalo Lapique (45) y de África de la
Calle Cubillo (21), una joven que había conocido dos
días antes.
Quiso el destino que Íñigo y Gonzalo coincidieran
con África la noche del viernes 12 de octubre en la
boda de su prima María del Cubillo Benítez,
en Écija. Al día siguiente tenía previsto
acudir a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) al enlace
de otra prima, Sofía de la Cierva, hermana de Gonzalo
de la Cierva, duque de Terranova e íntimo amigo de
Íñigo (este verano se les pudo ver navegando
juntos por aguas de Ibiza), pero un imprevisto le hizo cambiar
de planes y permanecer en Sevilla.
Una
plaza vacía
Por ese motivo, el domingo 14 invitó a almorzar al
castillo de La Monclova a un grupo de amigos y conocidos que
se encontraban en la zona, entre los que figuraban África
de la Calle y sus padres. Tras la comida, estaba previsto
que en la avioneta de Íñigo volara su amiga
Marta Viscasillas, pero esta cambió sus planes con
objeto de visitar a su familia en Córdoba. Quedó,
por tanto, una plaza vacía en la aeronave e invitaron
a África a ocuparla, a pesar de que la joven tenía
su billete del AVE para regresar a Madrid junto a sus padres.
África
de la Calle tenía que volver en AVE a Madrid, pero
decidió subir en la avioneta
Despegaron de Sevilla a las seis y media de la tarde y cuando
se dirigían al aeródromo de Casarrubios del
Monte (Toledo), el aparato se estrelló en la cercana
localidad de San Pablo de Los Montes. Hijo y primo de pilotos,
Íñigo era un aviador experimentado, con el título
de piloto comercial y muchas horas de vuelo.
El impacto entre sus familiares y amigos ha sido tremendo.
Así se pudo comprobar en el entierro de sus restos,
que tuvo lugar al mediodía de ayer en la catedral de
Toledo y al que acudieron sus más íntimos. El
próximo martes 23 de octubre, tendrá lugar la
misa-funeral en la parroquia de San Francisco de Borja (Jesuitas),
en Madrid.
Marqués
de Távara, conde de Saldaña y conde de Corres,
era miembro de una de las familias aristócratas más
importantes de España. Desde 2004, su vida estaba dedicada
a recuperar el patrimonio histórico de la familia,
con propiedades repartidas por todo el país: el palacio
del Infantado (Guadalajara), el palacio de Lazcano (Guipúzcoa),
el castillo de Calahorra (Granada), el castillo de Manzanares
del Real (Madrid), el de Cabrejas (Cuenca) y el castillo de
la Monclova (Sevilla).