Cuentan
las buenas lenguas de Joselito "El Gallo" y "El
bizco Pardal" de Écija.
Cuentan una
vieja historia, que ocurrió a principios del siglo XX .
Andaba por el mundo el legendario matador de toros "Joselito,
El Gallo", siempre acompañado de una corte de personajes
peculiares, seguidores y admiradores y otros que pretendían
que les ayudase a triunfar como él, en ese mundo, difícil
y peligroso.
Entre ellos,
destacaba un hombre, castizo y con buen humor, al que apodaban
"El bizco Pardal", amigo del torero y muy popular en
Écija ,siempre pidiendo y rogando una oportunidad, ya que
él llevaba muy adentro la afición y el sueño
de ser torero aunque se le olvidara por culpa del vino.
Pedía
y pedía, que el maestro, le regalara una capa, por que
él no lograba tener dinero para comprarla, una vez y otra
y siempre con la misma canción: "Maestro regalamé
una capa". Hasta que un día harto de escuchar la misma
monserga, el maestro le dijo a un mozo de espadas, que le diera
una de sus capas, el mozo se la dio y "El bizco Pardal",
se fue la mar de contento y agradecido.
Al hombre,
seguro que le dieron alguna oportunidad o Dios sabe qué,
pero no le iría muy bien, y un día el maestro lo
vio aparecer, todo descompuesto y cansado, con la capa rastrando
por el suelo, mojándola en los charcos, que la lluvia había
dejado la noche anterior. El maestro, al verlo, le dijo: pero
hombre Pardal, ¿Cómo es que vienes así',
tanto tiempo detrás de la capa y mira como la traes".
El pobre hombre se lo quedó mirando fijamente y con esa
gracia especial e innata que daba la vida y el hambre, en aquella
época, le contesto: "Pues por eso mismo maestro, ¿No
llevo yo tanto tiempo detrás de la capa?, pues por que
venga la capa detrás de mí un rato no pasa na"..