El
escritor Francisco Laguna Menor, nacido en Écija es
biógrafo del genio cordobés "Manolete"
y director de su museo en Villa del Río.
El
torero 'Manolete' vino mucho por Écija y toreó
varias veces como novillero. Aquí vivía un cuñado
suyo.
Francisco
Laguna es una de las personas que mejor conoce la historia
del torero 'Manolete'. El escritor visita hoy Extremadura
para impartir, a las ocho y media, una conferencia en Aceuchal.
El acto está organizado por la peña 'Antonio
Ferrera' de la localidad.
Manuel
Rodríguez 'Manolete' fue cogido mortalmente en la plaza
de Linares en agosto de 1947. Desde entonces, cientos de escritores
han publicado biografías, se han escrito miles de artículos,
rodado documentales e incluso la industria cinematográfica
de Hollywood llevó su vida a la gran pantalla. Sin
embargo, hay que saber seleccionar muy bien las fuentes de
información sobre la trayectoria del diestro, pues
es un personaje sobre el que han aparecido grandes bulos que
no hacen otra cosa que engrandecer el mito.
Reproducimos
a continuación la entrevista realizada al Biógrafo
de Manolete, Francisco Laguna, por la periodista Estefanía
Zarayo para la prensa de Badajoz.
-¿De
dónde viene su devoción por 'Manolete'?
-Desde niño era un personaje por el que sentía
verdadera admiración. Siempre me han gustado mucho
los toros y de pequeño lo veía en las revistas.
No era consciente de que había muerto, me cautivaba
la imagen de aquel hombre.
-Nunca le vio torear.
-No, nací nueve meses después de su muerte,
en mayo de 1948.
-¿Cuáles son los primeros recuerdos
que tiene de él?
-Soy de Écija y allí vivía un cuñado
suyo. Siempre escuché que 'Manolete' había ido
mucho por Écija y que toreó varias veces como
novillero. Además, como buen cordobés, llevaba
tres imágenes en su capilla: San Rafael, el Cristo
de los Faroles y la Virgen de los Dolores. Lo curioso es que
también llevaba una estampa del Cristo de la Salud
de Écija y eso es algo que tenemos muy presente los
ecijanos. Como torero siempre me dijeron que era grandioso,
con una gran responsabilidad y honradez y que había
inventado el toreo, aunque por aquel entonces no lo entendía
muy bien.
-¿Qué resalta de su tauromaquia?
-La arquitectura moderna del arte de torear está cimentada
en la tauromaquia de 'Manolete', en ese parar, mandar, en
esa verticalidad... Su tauromaquia no tiene fecha de caducidad
y le dio nombre a una época. La década de los
40 se conoce como la época de 'Manolete'. Pero lo más
importante y lo que le consagró fue su tremenda personalidad.
Le daba su toque a todo. La gente sabía que aquel era
'Manolete' y eso es difícil en cualquier artista.
-¿Tenía un don?
-La personalidad es como una varita mágica que al que
le toca, le toca para siempre y no hay quien pueda con él.
-¿Era valorado en su época o tuvo que
morir en Linares para que se apreciase su talento?
-Independientemente de ser un gran torero era un gran personaje
de la historia, es mundialmente conocido y basta con preguntar
a un mexicano quién era 'Manolete'. Fue famoso en España
y formó una revolución en México.
-Pero hay varios autores que defienden que había
un sector de la afición muy crítico con 'Manolete'
y que en su ciudad era muy cuestionado.
-En el carnet de identidad de los españoles debería
figurar la palabra envidioso. En este país al que triunfa
siempre le aparecen envidiosos al lado y como ya se sabe nadie
es profeta en su tierra. 'Manolete' era más que un
torero y su vida personal levantó ampollas porque en
el año 47 vivía con su novia sin estar casado
y, como no podían atacar al matador, atacaron a la
persona. Su última etapa fue difícil porque
se dio cuenta de que el público era muy duro con él.
En primer lugar porque era un triunfador y la gente se cansa
de los triunfadores, y en segundo lugar por la envidia, pensaban
que había que derrumbarlo como fuera. En Córdoba
tuvo muchos detractores, pero cuando murió todo fueron
halagos. Tantos que tuvieron que enterrarlo a la luz de un
candil porque los cordobeses lo pasearon en hombros por toda
la ciudad y se hizo de noche. Fue un incomprendido en vida
y cuando murió lo mitificaron.
-Y a día de hoy sigue el mito.
-Se le venera como el tercer califa del toreo y la estatua
más grande que hay en Córdoba es la de 'Manolete'.
Hay cientos de personas que visitan su tumba en el cementerio
de la Salud cada año y en noviembre siempre se llena
de flores. Se le venera tanto que incluso han hecho una película
de su vida en Hollywood, aunque sea un bodrio, que lo es.
Su historia se agiganta con el tiempo y es uno de los personajes
de los que más se ha escrito.
-Eso también puede ser peligroso. Se cuentan
tantas cosas de 'Manolete' que es difícil saber qué
es verdad y qué es mentira.
-De 'Manolete' se han dicho barbaridades pero los manoletistas
lo vemos bien, porque todos esos bulos y mentiras hubiesen
hundido a cualquier otro personaje. Sin embargo, 'Manolete'
es tan grande que puede con todo eso y sigue hacia delante.
Es como un gran corcho que cuanto más le intentan hundir,
con más fuerza sale a flote. 'Manolete' tenía
fama, dinero, un cortijo, una mujer que le amaba... Tan solo
le faltaba una cosa: la inmortalidad, y la conquistó
en Linares.
-¿Se pudo evitar su muerte?
-Las hipótesis no sirven para nada, ni deben existir.
¿Qué hubiese pasado si no le ponen el plasma?
¿Y si le hubiesen cortado la pierna? ¿Y si no
hubiese toreado?. De acuerdo con todo pero, ¿nos lleva
eso a algún sitio?. No, porque en definitiva, muere.
Científicamente el plasma es lo que mata a 'Manolete'
pero lo que de verdad importa es que le cogió un toro
el 28 de agosto de 1947 y murió la madrugada del 29.
No hay más. Yo creo en el destino de las personas y
'Manolete' tenía escrito en el suyo que moriría
ese día y así sucedió.
-Murió el hombre y nació el mito.
-Eso seguro. Antonio Bellón cubrió para el diario
Pueblo el entierro de 'Manolete' y escribió: «en
estos momentos están enterrando los despojos de un
señor que se llamó Manuel Rodríguez Sánchez
'Manolete' pero la luz de este candil me está diciendo
que en estos momentos está naciendo también
el mito de 'Manolete'».Le podrán atacar pero
jamás podrán con su historia porque es muy auténtica
y son hechos demostrados.