El
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, ha restaurado
11 documentos de archivos andaluces, entre ellos uno de Écija
de 1592.
Son
auténticas obras de arte. Entre las recuperadas destaca
la Súplica de los caballeros Berrio al papa Julio II,
perteneciente al Archivo Histórico Provincial de Jaén.
Se trata de un manuscrito en pergamino y redactado en latín
que contiene las indulgencias concedidas a los caballeros
Berrio y sus descendientes. El documento procede de la curia
romana y está fechado entre 1504 y 1507.
El consejero
de Cultura, Paulino Plata, presentó ayer las restauraciones.
"Nuestros archivos son uno de los grandes tesoros de
nuestra tierra. En ellos se conserva nuestra historia y nuestra
memoria", dijo Plata.
Los tratamientos
realizados han consistido en la desinsectación, eliminación
de añadidos, lavado, desacidificación, consolidación
de las fibras de papel, secado y aplanado.
Otro de
los legajos más importantes es un privilegio rodado
de 1268 que concede a Jerez los mismos fueros y exenciones
de los que gozaba Sevilla. Este documento procede del Archivo
Municipal de Jerez. El IAPH también ha restaurado un
privilegio rodado de Alfonso X de 1271 que se encuentra del
Archivo Municipal de Morón. Dos de las intervenciones
más relevantes se han efectuado sobre una carta plomada
al Concejo de Castilla de 1327 del Archivo Municipal de Cantillana
y las actas capitulares del Cabildo de Berja (1599-1627).
El IAPH
ha restaurado asimismo una carta de privilegio y confirmación
de Juan I de Castilla fechada en 1512 y propiedad del Archivo
Municipal de Santa Fe. Otra de las intervenciones se ha realizado
sobre un padrón de bulas de 1598 del Archivo Municipal
de Órgiva. El resto de intervenciones se han hecho
sobre unos documentos (1562-1563) del Archivo Municipal de
Mijas; un dibujo de la fuente de las ninfas (1592) del Archivo
Municipal de Écija; un plano general de población
(1922) del Archivo Municipal de Isla Cristina; y un cartel
de la fiesta de Corpus Christi (1890) del Archivo Municipal
de Cádiz.
Fuente
de las ninfas
En
el caso de Écija se trata de un dibujo a tinta, sobre
papel, retocado, que mide apenas 421 por 287 milímetros
pero que tiene un indudable valor, ya que permite a los vecinos
del siglo XXI hacerse una idea de cómo era el monumento
de la plaza.
La
Fuente de las Ninfas formó parte de "un magno
proyecto que el cabildo acometió en las últimas
décadas del siglo XVI: la regeneración del suministro
de agua a la ciudad". El proyecto consistía en
traer el agua a Écija, construir un edificio para distribuirla
y levantar cinco fuentes, una en cada una de las cuatro puertas
de la muralla y la quinta, monumental, en la plaza de España.
El proyecto lo diseñó Hernán Ruiz II
y el hijo de éste, Hernán Ruiz III, maestro
de obras, fue el encargado de llevarlo a cabo. El edificio
para distribuir el agua se construyó, pero el maestro
de obras incumplió el contrato firmado en 1584 y dio
con sus huesos en prisión, lo que paralizó la
Fuente de las Ninfas. Finalmente se encargó
de la terminación de la misma Francisco Fernández
de Medellín, quedando la obra ultimada en 1606.