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Adiós de los padres paúles tras 98 años en Écija. La despedida se realizó con una misa concelebrada por todos los sacerdotes y el Vicario Episcopal

Foto: Campanario de San Francisco (Écija)

 

Concelebrada por todos los sacerdotes de Écija, el vicario episcopal de la zona y el superior de la asamblea provincial de Salamanca de los Padres Paúles, se convirtió en un acto de homenaje a la labor de quienes han regido San Francisco durante casi un siglo de su historia.

Como no podía ser de otra forma, la celebración de la eucaristía fue el acto elegido por la comunidad de padres Paúles de Écija para despedirse de los fieles y por ende de la ciudad, tras 98 años de presencia y labor pastoral en la misma. Y lógicamente, no otro que el templo de San Francisco, que en todo este tiempo han regido, fue el lugar oportuno para concelebrar una santa misa, en la que se dieron cita todos los sacerdotes de la ciudad y aún de las localidades cercanas, amén del superior provincial de la comunidad de Paules, Antonio Otero, o el vicario episcopal de la zona Sur, Adolfo Pacheco.

Una ceremonia religiosa concelebrada en el mediodía del pasado lunes 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, que en todo momento estuvo cargada de gran emotividad, tanto en los propios padres Paules como en el resto de sacerdotes, así como en los fieles, que abarrotaron el templo de San Francisco. Eucaristía que comenzó con unas palabras de presentación de Ricardo Martínez, el último de los padres paules que quedaba en Écija, que destacó que la cita sonaba a despedida, en tanto con este acto se ponía punto y final a 98 años de presencia pastoral en la ciudad y se entregaba el templo de San Francisco al Arzobispado. Aún reconociendo que la tristeza le embargaba, pidió que ésta se dejara de lado, no sin reconocer, como luego lo haría su superior, que lo que más costaba no era dejar la iglesia de San Francisco sino despedirse del pueblo de Écija.

En este sentido, el padre Antonio Otero, que presidió la concelebración de la eucaristía, comenzó su intervención pidiendo perdón a los fieles por los pecados cometidos por los padres Paules en estos años, añadiendo que “me duele en el alma el salir, pero la vida sigue y otros tomarán el relevo”

Antonio Quero recordó como desde el año 1906, la congregación de la misión de los padres Paúles ha estado presente en la vida social y religiosa de la ciudad de Écija, “desarrollando su labor evangelizadora durante muchos años con su principal ministerio de las misiones populares, tanto dentro de la archidiócesis de Sevilla como fuera de ella. Pero sobre todo, la presencia de los Padres Paules en Écija ha dejado su huella por la continuada atención al culto y a la predicación en la iglesia de San Francisco a ellos encomendada, y en donde a diario, durante casi un siglo, los fieles han podido encontrar uno o varios sacerdotes disponibles en el confesionario para recibir el sacramento del perdón y el abrazo amoroso de Dios Padre”.

El padre Quero añadió que “todos somos conscientes de cómo en nuestra sociedad, en los últimos años, ha decrecido de manera alarmante el número de vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, situación que afecta a todas las diócesis, congregaciones y órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, y también a los Padres Paúles”, añadiendo que “ésta es la causa de que, por la falta de nuevas vocaciones y el envejecimiento de los sacerdotes de su provincia, tengamos que ir cerrando casas, dejando unos ministerios, y en un intento de atender a nuevas formas de pobreza para ser más fieles a nuestra carisma, tratar de adaptarse a las nuevas circunstancias”. Es así que el superior de la provincia de Salamanca de los Padres Paules comentó que habían tenido una asamblea en julio del año pasado y en el transcurso de ella, debido a estas circunstancias, se determinó el cierre, entre otras, de la comunidad de Écija.

El superior provincial de los Paúles hizo un recorrido histórico por los principales acontecimientos de su Comunidad en Écija, para concluir dando las gracias a la diócesis de Sevilla “porque durante estos 98 años nos han permitido trabajar libremente, pero sobre todo al pueblo de Écija por su paciencia, tolerancia, apoyo y generosidad que han tenido con nosotros”, concluyendo su intervención pidiendo a la diócesis que mantenga los símbolos vivencianos.

Concluida la eucaristía, intervino el vicario episcopal, Adolfo Pacheco, quien insistió en la triste circunstancia que en esa jornada se vivía, reconociendo públicamente que los padres Paúles habían servido con generosidad y de forma silenciosa. A continuación, presentó al sacerdote que de forma provisional se va a hacer cargo de la iglesia de San Francisco, Fernando Flores Pistón, párroco de Cañada del Rosal, que de momento celebrará misa todos los domingos a las 12,30 horas, para luego ampliarse cuando se adopte una decisión definitiva. Éste, que también subió al púlpito, agradeció la labor de sus antecesores y pidió a los fieles que le otorgaran su confianza y apoyo.

Por último, el superior de los Paúles y el vicario episcopal rubricaron el documento de entrega de la iglesia de San Francisco, cerrándose el acto con un intento de alocución del último padre Paúl que quedaba en Écija, Ricardo Martínez, al que la emoción le hizo estallar en lágrimas y no ser capaz de pronunciar una sola palabra, sin duda lo más elocuente del dolor y tristeza por esta partida.


Información: El Periódico de Écija (5/11/2004 )